<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Celulares para ir a piscina

Los teléfonos del futuro resisten agua, polvo y otras condiciones adversas. ¿Terminará la era de las bolsas de arroz y los secadores de pelo para evaporar los accidentes?

  • Ilustración Esteban París
    Ilustración Esteban París
04 de abril de 2016
bookmark

Errar es humano, dice una expresión latina que atenua la gravedad de los accidentes que nos ocurren todos los días. Uno de ellos, común en esta época de dispositivos digitales, es el acto de dejar caer un celular, portátil, u otro dispositivo tecnológico. Y dicha caída es peor cuando, en vez del suelo, el aparato lo hace sobre un líquido.

Ahora, que ciertas medidas de “benchmark” (donde se comparan los indicadores de los teléfonos de forma directa) se asemejan de forma casi indistinta entre marcas, los grandes fabricantes de celulares compiten al dar valor agregado a sus productos. Una de ellas, la capacidad de soportar el agua, o de poder sumergirse a una profundidad determinada.

Teléfonos con esta característica existen en el mercado desde alrededor de 2005, pero las nuevas tecnologías y los avances en materiales y diseño han permitido que los celulares aumenten en el escalafón del código IP (International protection marking en inglés, algo así como el código de protección internacional) y se protejan cada vez más contra asuntos como el agua, el polvo y los daños por uso.

Reglamento internacional

El código IP es la forma como, a nivel internacional, se estandarizan las capacidades de un aparato tecnológico para resistir daños por estos elementos. De cierta forma, impide que términos como “a prueba de agua” sean usados indistintamente, y que se pueda decir qué tan “a prueba” de algo sea un dispositivo tecnológico.

En el caso de los celulares, teléfonos como el recién lanzado Samsung Galaxy S7 o el Sony Xperia Z5 tienen un código IP68, que quiere decir que están completamente protegidos frente al ingreso de polvo, y resisten hasta un metro bajo el agua. El S7, por mencionar un caso, es capaz de sumergirse hasta un metro de profundidad durante treinta minutos, y continuar funcionando.

Los dos dígitos del código se refieren a la resistencia de los dispositivos frente a dos variables: el ingreso de partículas sólidas y el de líquido. El primer número va de cero a seis y mide qué tanto resiste el aparato en función del tamaño de las partículas que pueden ingresar a este. Así, una clasificación tres quiere decir que objetos de hasta 2,5 milímetros pueden entrar al teléfono, mientras que el seis indica que no hay ingreso alguno de polvo.

La segunda variable mide la resistencia del teléfono frente al agua. Sobra decir que, una vez se entra en contacto con el líquido, el daño a los teléfonos puede ir desde un milagroso “nada” hasta una falla completa en los circuitos.

Uno de los principales retos a la hora de hacer un teléfono a prueba de agua es conservar el funcionamiento adecuado de asuntos como los puertos para cargar o los parlantes.

En este tema, el código IP comprende nueve estándares, que pasan por “desprotegido”, “resistente a una salpicadura” y “resistente a inmersión menor a un metro” hasta la mayor de ellas, la 9K: “resistente a chorros de agua potentes a alta temperatura”.

En esta última, los teléfonos se someten a un volumen de 14 a 16 litros de agua por minuto, a 80° centígrados, durante una duración indeterminada.

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD