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El último gran golpe que recibió la Tierra lo produjo el asteroide que desencadenó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años.
Aunque podría pensarse que ahora el planeta está a salvo, no parece a la luz de un nuevo estudio publicado la semana pasada en Science.
Aquel pudo tratarse solo de un evento más en el pico de asteroides golpeando el Sistema Solar interior (Mercurio hasta Marte).
Al analizar 1.000 millones de años en impactos sobre la Tierra y la Luna, los científicos encontraron que en los últimos 290 millones se triplicaron y no se sabe por qué.
Una posible explicación estaría en choques entre esos cuerpos en el cinturón principal de asteroides, entre Marte y Júpiter, habitado por cientos de miles de diferentes tamaños y formas.
No es reciente, lleva varias décadas el estudio de cráteres de impacto para entender la tasa a la cual se producen.
“Lo que esta investigación descubrió es que la Tierra tiene menos cráteres antiguos en terrenos estables no debido a la erosión, sino a que la tasa de impacto fue más baja antes de 290 millones de años”, explicó William Bottke, experto en asteroides y coautor del estudio, del Southwestern Research Institute.
“La Luna es como una cápsula del tiempo que nos ayuda a entender la Tierra. Encontramos que comparte una historia de bombardeo similar”, dijo.
Para Thomas Gernon, otro coautor, de la Universidad de Southampton, “quizás sea justo decir que para los dinosaurios fue el destino. Su desaparición era algo inevitable ante el aumento de grandes rocas colisionando con la Tierra”.
Los investigadores se basaron en imágenes y datos termales recogidos por el Lunar Reconnoissance Orbiter de la Nasa para calcular la edad de los cráteres lunares de menos de 1.000 millones de años.
Escogieron 111 grandes, de más de 10 kilómetros de longitud y dentro del rango de esa edad. Y tal como sucede en nuestro planeta, hallaron que son muchos más los formados en los últimos 290 millones que en los 700 millones anteriores a estos.
En el satélite terrestre no se presenta erosión como acá, con lo cual quedó claro que en la Tierra la inexistencia de muchos cráteres muy antiguos no se debe a ese proceso natural, sino a que se han presentado en los últimos cientos de años apenas.
Para los científicos, si se produce el choque a toda velocidad de dos rocas enormes, podría desencadenar en una cascada de colisiones que duraron millones de años.
Esos eventos producen residuos que pueden llegar hasta el Sistema Solar Interior.
¿Podría seguir sucediendo? En tiempos largos, sí.
Hasta hoy, de acuerdo con la Nasa, se conocen 19.489 asteroides cercanos a la Tierra, de los cuales 1.947 son potencialmente peligrosos. Solo en lo que va de 2019 se han identificado 21 con esta categoría, algunos tan grandes como 204 metros, que provocarían una catástrofe regional de chocar acá.
En el cinturón principal son cientos de millones y no se han identificado todos, pero no es usual que salgan de esa órbita hacia la Tierra.
Hoy se tiene la capacidad de detectar los más grandes que podrían causar daños de diversa gravedad y solo los más pequeños se encuentran a veces a pocas horas de pasar cerca del planeta.
Ninguno de los conocidos representa una amenaza de acá al próximo siglo.
Mas si los humanos duran al menos otros 200 millones de años la historia podría ser otra, tal vez parecida a la de los dinosaurios.
¿Asunto del destino?.