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Un trabajo silencioso de cuatro años comienza a dar frutos: la construcción del primer telescopio profesional colombiano.
El proyecto se encuentra avanzado en el prediseño aunque no financiado del todo. Se sabe de qué tamaño, dónde y cómo se construirá.
Será un telescopio alto, de extrema tecnología, “en un edificio sin edificio, en un piso sin piso y en una cúpula sin cúpula” de acuerdo con el concepto de Medellinnovation.
Fue presentado en un seminario del programa de Astronomía de la Universidad de Antioquia y el Grupo de Física y Astrofísica Computacional.
Se trata de cuatro telescopios colocados en forma paralela sobre una misma montura, cada uno con un espejo de un metro de diámetro.
El costo estimado hoy es de 20 millones de dólares, de los cuales se tiene el 10% mediante un proyecto de regalías de la Gobernación del Huila, reveló el profesor Ignacio Ferrín, uno de los que ha estado al frente de la iniciativa.
Pese a que Colombia tuvo su primer observatorio astronómico en 1803, 27 años antes que Estados Unidos, no cuenta con un telescopio profesional para investigación científica y ampliación del conocimiento.
Hace 212 años que el país no ha tenido desarrollo de la astronomía observacional.
El de La Tatacoa tendrá otros ingredientes: fuente de empleo de decenas de personas y un componente turístico que jalonará la economía de la región.
Demandará además la creación del Instituto Colombiano de Astrofísica y el Espacio, que lo manejará.
No solo participarán la Gobernación del Huila y la Universidad de Antioquia sino la Universidad Nacional y otras que se sumen. Un consorcio.
Hoy en el mundo se construyen cerca de 15 telescopios, de los gigantes de 39 metros de la ESO en Chile al de 29 metros en Hawai y otros pequeños. Incluso un país de menos recursos como Etiopía fabrica el suyo de dos metros.
Con base en un minucioso estudio de varios años, que incluyó visitas a distintos sitios y el análisis pormenorizado de imágenes satelitales, se determinaron los lugares más secos donde podría analizarse la posibilidad del telescopio:
La Guajira, el eje Cartagena-Santa Marta, Cúcuta, Chicamocha, sierra de Güicán, Valle del Cauca, Patía y La Tatacoa.
La zona norte fue descartada por los vientos y el salitre, Cúcuta es muy pequeña y los otros no cumplían todas las exigencias.
Güicán y el Patía serían muy buenos para el telescopio, pero en ellos han existido situaciones de orden público desde hace varias décadas.
Queda La Tatacoa, con índices de calidad del cielo de clase mundial por lo que buscará que sea declarada como una Reserva Mundial de Cielo Oscuro para preservar esa condición.
En el desierto se cuenta con un área de 200 hectáreas para el telescopio.
Entre los criterios que se han tenido es que sea lo más sencillo posible y la optimización de la tecnología.
La propuesta es que esté en el aire, despegado del piso, para eliminar la distorsión por la temperatura, a unos 50 metros del suelo o más en caso de ser posible.
Tendrá un soporte triangular con una viga de amarre, es decir no tendría piso y sí un sistema abierto de ventilación.
El proyecto incluye también un radiotelescopio.
De asegurarse los recursos se podría construir en tres o cuatro años.
Dará empleo no solo durante la etapa de construcción sino en su operación, con el personal de astrónomos, estudiantes, operarios, administradores y otros que requiere.
No estará cerrado al público. Se tendrán visitas de turistas y entusiastas de la Astronomía para conocerlo y apreciar un cielo casi sin par que ofrece La Tatacoa.
El Telescopio Colombiano de Extrema Tecnología (TET) sigue su marcha, tanto en el Huila como en Antioquia. No está parado y se ha socializado en algunas esferas. Son cuatro años de trabajo.
“O nos montamos en el tren de la tecnología o nos quedamos en el andén de la historia”, exclamó el profesor Ferrín, un convencido de que la iniciativa saldrá adelante.
Una necesidad de país con beneficios claros.