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El olor del deseo y otros mitos de las feromonas

Esos químicos que expelen los animales para seducir a su pareja siguen siendo objeto de debate. ¿Sí nos hacen más atractivos?

  • ilustración Esteban parís
    ilustración Esteban parís
07 de febrero de 2018
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Por Ramiro Velásquez Gómez

Si usted camina por las calles del Centro de Medellín es probable que reciba publicidad acerca de los llamados consultorios esotéricos, en los que ofrecen la venta de feromonas para atraer a esa esquiva persona.

En internet también las publicitan en diferentes sitios del Aburrá. Son, por lo general, fragancias, perfumes que, dicen los anuncios, contienen esas sustancias.

Feromonas humanas. ¿Existen? Hasta ahora no se encuentran pruebas científicas concluyentes, aunque mucho se ha investigado y se sigue haciendo sobre los efectos de estos supuestos químicos relacionados con los comportamientos sexuales.

Los estudios analizan sustancias extraídas de las axilas de las personas para determinar su composición e influencia sobre los humanos.

Concepto

Una definición sencilla dice que las feromonas son señales químicas liberadas por un animal, que induce efectos específicos en otros miembros de la especie. Han sido asociadas a la atracción sexual, si bien también tienen otras funciones, como generar agresión o modificar las conductas parentales.

En un artículo en The Scientist, George Petri, químico orgánico del Monell Chemical Senses Center, uno de los primeros investigadores del tema, expresó que no está convencido de los estudios que señalan que hay un esteroide componente de las axilas que provoca la atracción sexual.

En el mismo artículo, Ron Yu, del Stowers Institute for Medical Research, comentó que está abierto a la posibilidad de que existan, pero “no encuentro convincente ninguno de los estudios publicados hasta ahora”.

Productos

Incluso en Estados Unidos hay firmas que ofrecen feromonas, como el Instituto Athena, que vende aditivos de feromonas en fragancias, tanto para mujeres como para hombres, a 90 dólares dos onzas. Y la fundadora defiende su producto y la realidad de esas sustancias, apoyándose, afirmó, en estudios controlados con doble blindaje.

Ella, Winnifred Cutler, y colegas publicaron en 1986 dos estudios en Hormones and Behavior, en los que concluían que las secreciones de axilas de hombres y mujeres cambiaban el ciclo menstrual. Luego creó su empresa y sus productos con copias sintetizadas de las sustancias aisladas en axilas humanas.

Tres de estas creaciones fueron estudiadas. Una fue probada con 38 hombres, una segunda con 36 mujeres universitarias y la tercera con 44 mujeres postmenopáusicas.

Los estudios sugieren que quienes recibieron la formulación con feromonas reportaron más conductas sexuales, incluyendo besos, citas con parejas y relaciones sexuales.

En las investigaciones de Cutler de 1986 participó Petri, quien hoy duda del efecto de los químicos axilares en el ciclo menstrual. Sin saber cuáles son los compuestos, los científicos no logran replicar los hallazgos, comentó.

Moléculas

En un artículo en Proceedings of the Royal Society B publicado el 4 de marzo de 2015, Tristam Wyatt expresó que “como humanos y mamíferos es posible e incluso probable que tengamos feromonas. Sin embargo, no hay evidencias de que las proclamas de nuestras moléculas esteroides son feromonas humanas: androstenona, androstenol, androstadienona y estratetraenol”, sugiriendo que los resultados contrarios deberían ser tomados con escepticismo.

Esas sustancias, dijo, fueron tomadas por coincidencia en la axila.

En 2014, un artículo en Current Biology, de Wen Zhou y colegas, sugirió que dos de esas moléculas (androstadienona y estratetraenol) eran en realidad feromonas sexuales humanas, un hallazgo que tan solo el año pasado, en el Royal Society Science, Robin Hare y colegas concluyeron que “es improbable que sean feromonas humanas”.

Entonces, al final de cuentas ¿existen o no?

Para Wyatt en The Scientist, el problema no son los ‘fabricantes de feromonas’, es la ciencia que habla de su existencia sin tener evidencias incontrovertibles.

Así que si desea, compre el perfume con feromonas humanas y téngase confianza. Si no atrae a nadie, bueno... ya sabe por qué.

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