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Aunque no quedan machos, así esperan salvar al rinoceronte blanco

Solo quedan dos hembras, pero la respuesta a la supervivencia de la subespecie está en los laboratorios, donde científicos tienen su propuesta.

  • En esta foto de hace tres años, uno de los cuidadores de Sudán posa con él en Ol Pejeta, donde pasó sus últimos años viviendo con todos los cuidados. FOTO MAKE IT KENYA PHOTO/STUART PRICE.
    En esta foto de hace tres años, uno de los cuidadores de Sudán posa con él en Ol Pejeta, donde pasó sus últimos años viviendo con todos los cuidados. FOTO MAKE IT KENYA PHOTO/STUART PRICE.
21 de marzo de 2018
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Sudán, el último macho de los rinocerontes blancos del norte, murió. Y aunque solo quedan dos hembras, la especie podría salvarse de la extinción.

El rinoceronte fue sometido a eutanasia por su lenta agonía debido a enfermedades de la vejez. Ya en vida, y más al morir, se convirtió en un símbolo del maltrato y exterminio de animales causados por el ser humano.

Científicos harán intentos para que pese a su deceso, la especie sobreviva: preservaron su semen y si bien las dos hembras, una hija y una nieta, no son candidatas, otra subespecie de rinocerontes podría venir en ayuda.

“Había estado sufriendo por problemas de salud debido a la edad. Una vez su condición empeoró, no era capaz de levantarse, evidentemente sufría y el equipo de veterinarios determinó la eutanasia”, dijo Ol Pejeta Conservancy, de Kenya, reserva donde el rinoceronte pasó sus últimos años.

Nacido hacia 1973 o 1974, a la edad de dos años fue capturado con otros de su subespecie y enviado al zoológico en Dvür Králové en la República de Checoslovaquia, hoy República Checa.

El cautiverio pudo salvarlo de una muerte en su medio natural. La caza ilegal en África Central reinó durante los años 70 y 80 y hacia los 90 solo quedaba una docena de rinos del norte en el Parque Nacional Garamba en la República Democrática del Congo.

Las guerras intestinas en este país aumentaron la cacería. Los grupos armados vendían sus cuernos para financiar su lucha. Así, el último rinoceronte blanco del norte en libertad fue visto en 2006.

Sudán era el último macho. En 2009 el zoológico checo lo envió, junto a otro macho, Suni, a Ol Pejeta en un intento para lograr un apareamiento natural. Suni falleció en 2014.

El último individuo macho pasó sus años finales en un área de casi tres kilómetros cuadrados, zona vigilada por guardas armados para evitar que ilegales lo cazaran.

Con su muerte quedan dos hembras en cautiverio en esa reserva, Najin, hija de Sudán, y Fatu, nieta.

¿Volverán?

En 2014 el rinoceronte fue sedado para extraerle semen, que no resultó de buena calidad, pero un grupo de conservacionistas busca mediante técnicas de fertilización in vitro revivir la subespecie (Ceratotherium simun cottoni).

Helen Pilcher, escritora de ciencia y experta en el tema de volver a la vida animales extinguidos, explicó ayer en The Guardian que para salvar este rinoceronte se requieren espermatozoides y óvulos, que escasean por el parentesco de Najin y Fatu y su precario estado de salud también.

¿Alternativas? El trabajo con células.

Científicos encabezados por Thomas Hildebrandt del Leibniz Institute for Zoo and Wildlife Research en Berlín trabajan con células de la piel de rinocerontes blancos, para convertirlas en células madre y hacer que se desarrollen como óvulos, que serán fertilizados e implantados en una madre sustituta de la cercana subespecie del rinoceronte blanco del sur (Ceratotherium simun simun). Así, se podrán transmitir los genes de los rinocerontes extinguidos.

Las dos subespecies se separaron hace cerca de un millón de años según un estudio aparecido en Plos One, que sugiere que son dos especies diferentes, no subespecies.

Esta es la última esperanza, escribió la experta. Es el as bajo la manga para conservar animales cuando fallan otras medidas, como la restauración de hábitats y el control a la caza ilegal. Si funciona, está por comprobarse.

Mientras, la tristeza embarga a quienes cuidaron y conocieron la historia de Sudán. “Será recordado por el trabajo que hizo para generar conciencia globalmente no solo de la situación de los rinocerontes sino también de miles de especies que enfrentan la extinción”, dijo en un comunicado Richard Vigne, director de Ol Pejeta. Un símbolo.

45
años vivió Sudán, más de 30 de ellos en cautiverio en un zoológico checo.
2.000
individuos del rinoceronte blanco del norte había en 1960. Quedan dos hembras.

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