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Películaspepito.com y Seriespepito.com, dos páginas web de enlaces a descargas, fueron bloqueadas por orden de autoridades españolas a comienzos de diciembre. ‘The Pirate Bay,‘ otra popular página para descargar torrents fue cerrada la semana pasada. La guerra contra la piratería en la web se ha arreciado.
Promover la descarga de contenidos que están protegidos por leyes de propiedad intelectual ha sido la causa de la guerra que las autoridades de distintos países decidieron hacerles a los llamados piratas informáticos que ponen en libre circulación películas, libros, series y música afectando las industrias que los comercializan legalmente.
Muchas de estas páginas funcionan a través de archivos torrent, es decir, un archivo que puede transferirse de un equipo a otro. Lo único que necesita el usuario es descargarse un software que permita buscar y descargar el torrent.
Jorge Montoya, productor de contenidos e interfaces para web y autollamado consumidor de cultura pirata, cuenta que desde los años noventa existía una tecnología llamada p2p (o peer to peer) para compartir archivos con otros usuarios. “Luego aparecieron los torrents, yo los uso hace más o menos siete años. En general, es un archivo que contiene metadatos sobre la disponibilidad de un contenido en un grupo de usuarios”.
Para Jorge, lo que están haciendo las autoridades al cerrar estos sitios es “tratar de tapar el sol con un dedo”, ya que con medidas como esas no consiguen mucho. Y explica que los archivos siguen estando en los computadores de las personas y basta con crear un espejo, que significa tomar la base de datos de la página cerrada y vaciarla en una nueva para que se puedan seguir distribuyendo. “Por eso, lo que deben hacer las industrias es un ejercicio de autocrítica y aceptar las nuevas dinámicas de distribución de contenidos”, dice.
Precisamente, aunque The Pirate Bay fue clausurada, días después ya estaba en línea una nueva página o copia funcional que permite de nuevo la descarga de los torrents: oldpiratebay.org
Maritza Sánchez Hernández, líder pública de Creative Commons de Colombia, señala que los usuarios de la web buscan alternativas para el consumo de contenidos culturales y las industrias quieren pelear contra eso. “Cerrar estas páginas son paños de agua tibia ante una realidad inminente porque siguen apareciendo otras alternativas. Algunas se han acomodado a sistemas legales, por ejemplo Spotify y Grooveshark. Las disqueras o casas cinematográficas no van a desaparecer, simplemente deben buscar cómo adaptarse al sistema actual”.
Según Maritza, cuando un usuario descarga un torrent no lo hace con el ánimo de robarle a alguien, sino de compartir algo porque lo hace en un esquema libre de lucro. Caso contrario a las páginas que se convierten en un negocio y lucran a unos pocos. Un ejemplo fue la popular Megaupload que fue cerrada en 2012, sus dueños fueron capturados en Nueva Zelanda y llevados a la cárcel.
“Nos tendrían que judicializar a todos los que compartimos un capítulo de una serie que nos gustó o una película. Lo que tienen que hacer ellos es replantear sus sistemas de negocio. Vale la pena ponerse en los zapatos de los compradores. Ya hay varios ejemplos de cómo legalizarse y poner grandes cantidades de contenidos a un buen precio, por ejemplo Netflix”, apunta Maritza.
La líder de Creative Commons Colombia deja claro que no todo en Internet es gratis y que en la web se deben tener los mismos principios y valores, “por eso no es válido que yo me robe los contenidos de otro, pero sí debe de haber una libre circulación de cultura en la que ganemos los usuarios y los distribuidores”, puntualiza.