No sobreexponga a sus hijos en redes

¿Cómo se sentirá su hijo en pocos años, cuando vea el video de la pataleta que hizo o del disfraz que le puso?

ilustración rafael zuleta

Solo 11 meses tenía Sammy, “el niño exitoso”, cuando su madre le tomó una foto y la compartió en la plataforma de fotografías Flickr. Tal vez pocos lo recuerden con ese calificativo, pero sí lo asocien con el meme del niño que empuña arena en la mano, frunce los labios y viste una camibuso verde con blanco.

Sammy cumplirá 10 años el 1 de diciembre y su mamá, Laney Grine, tuvo que contarle durante este tiempo cómo su foto terminó convirtiéndose en un meme que circula en redes sociales y al que las personas le adaptan cualquier frase.

“El niño exitoso” también tuvo que acostumbrarse a un tipo de fama que llegó acompañada de entrevistas, objetos y prendas que difunden su imagen.

En una entrevista al noticiero de NBC, Laney Grine declaró que cuando la foto de Sammy se hizo viral en Internet no sintió felicidad, sin embargo, la situación fue cambiando y el año pasado, cuando su esposo necesitó un transplante de riñón, aprovecharon el reconocimiento del niño para recaudar dinero mediante una campaña en GoFundMe. Recibieron cerca de 100.000 dólares, la meta eran 75.000.

¿Shareting?

Según Juan Camilo Díaz, profesor del Instituto de la Familia de la Universidad de la Sabana, con las redes sociales surgió un fenómeno que en los últimos años ha llamado la atención. Lo denominan shareting y se refiere a los padres que comparten fotos y videos de sus hijos (viene de la palabra share que significa compartir, y parenting, crianza de los hijos).

“De allí surgieron los sharent, es decir, los padres de familia que publican fotos y comentan acontecimientos de la vida de sus hijos desde que estos son pequeños. Por ese motivo se afirma que los niños de los últimos cinco años pertenecen a la primera generación de seres humanos cuya vida se encuentra totalmente documentada en Internet”, explica Díaz.

Para el profesor de La Sabana, estos niños tienen un “nacimiento digital” previo a su nacimiento físico y, citando una investigación de AVG Technologies, indica que cerca de un tercio de los niños tiene una huella digital antes del primer año de vida. “Incluso muchos niños tienen huella digital desde antes de nacer gracias a la moda de subir las ecografías”, señala Díaz.

Mónica María Agudelo, psicóloga clínica, expuso que los sentimientos de amor y de ternura con los que un papá o una mamá publican las fotos y videos de sus hijos en Internet son comprensibles. “También es entendible que estemos apenas en proceso de aprender y conocer este inmenso mundo de Internet, ya que nació y ha estado creciendo con nosotros y nos es difícil calcular su inmensidad, sus bondades y también sus riesgos”.

Atento a las publicaciones

En un artículo titulado Los pro y los contra del shareting, el periódico The Guardian se preguntó si los padres están cruzando la línea entre lo público y lo privado. La publicación indica que la información que revelen de sus hijos por medio de fotografías, videos o comentarios podría afectar a los niños durante su crecimiento.

Tony Anscombe de AVG, declaró en el artículo del medio inglés que para un individuo es difícil controlar la información una vez está publicada. “Cuando se trata de nuestros hijos, estamos tomando la decisión de poner las cosas a su nombre, y lo que parece apropiado ahora tal vez no lo sea en diez años”, declara.

Según Juan Camilo Díaz, las consecuencias de la huella digital son impredecibles y aún no se ha investigado a profundidad el tema ya que los niños que han sido expuestos siguen siendo menores, por eso su recomendación para los padres es ser cuidadosos, cautelosos cuando vayan a compartir cualquier imagen, “especialmente si el menor de edad, incluso nuestro hijo o hija, está en vestido de baño y además le pedimos que pose”.

Sí existen, dice Díaz, estudios empíricos sobre qué piensan niños y adolescentes sobre el uso que hacen de sus fotografías en redes sociales. Según el profesor, en esas indagaciones se encuentra que no les gusta que sus papás estén publicando información (datos, videos, comentarios) sobre ellos porque sienten que están violando su derecho a la intimidad o que sus padres los ven como una clase de trofeo.

Sobre el tema, la psicóloga Mónica Agudelo también quiere generar una reflexión en los padres sobre los principales riesgos que corren al publicar en redes sociales fotos y videos de los niños.

“Este acto es similar a exponer varias fotos de nuestros hijos en un supermercado lleno de desconocidos o pararse en la esquina de cualquier barrio a regalarle la imagen de ellos a cualquier individuo que pase por allí, desconociendo quién la recibe y qué hará con ella”.

Mónica explica que las posibilidades del uso que se le dé a ese material es amplia y puede ir desde generar ternura, causar una burla, erotizar su figura, y hasta querer buscarlo. “Exponemos a nuestros hijos a ser blanco directo de cualquier tipo de emociones de sujetos conocidos y desconocidos”.

Tanit Carey publicó en The Telegraph que el shareting tiene invadidas las redes sociales, sobre todo porque cada padre cree que su hijo es el mejor y el más inteligente.

En el artículo, Carey comentó que las redes sociales sacan la parte más narcisista de cada persona y que el ego puede ser tan grande que producen un miniyo y “pretenden que todo es acerca de ellos, cuando en realidad todo es acerca de nosotros”.

Derecho a la intimidad

Al no estar en capacidad de decidir si una publicación está bien o mal, dice Mónica, los niños pueden ver vulnerado su derecho a la intimidad y también desconocen si corren algún riesgo. “Están siendo expuestos su vida, su cuerpo, sus juegos, su espacio, sus pertenencias, sin que sea su elección y tal vez más adelante encontrarán que hubieran preferido que esto no ocurriera”, señaló la psicóloga.

Para el profesor de La Sabana hay que entender que Internet es universal, imborrable, que en la red se pierde el control de la información y justo por ello hay que ser conscientes de las publicaciones que impliquen menores y, además, las personales.

Según él, en Colombia se conoce el caso de un padre que publicó fotos del hijo sin consentimiento de la madre y, ante esa situación, lo encontraron culpable de violar el derecho a la intimidad y a la privacidad del menor.

Además de los memes o la burla que una foto o video pueda generar, Juan Carlos Díaz anotó que el mayor peligro está tal vez en que las fotos de los niños, que no tienen que ser necesariamente explícitas, terminen subidas en una página pornográfica. Juan Carlos Díaz indica que si las fotos son públicas en Internet pueden ser erotizadas y manipuladas por cualquiera.

Finalmente Mónica María Agudelo recomendó no publicar fotos, videos o comentarios en los que se evidencie la zona en la que están ubicados, el uniforme del colegio, los lugares que frecuentan, las actividades que disfrutan, sus gustos o las personas con las que pasan tiempo, entre otra información sensible.

“Es un deber tanto legal como moral de los padres de familia garantizar la protección de sus hijos. No exponerlos en Internet es una forma de cuidarlos y de enseñarles con el ejemplo la importancia de que ellos mismos lo hagan cuando tengan acceso a la red”.

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