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“¡Feliz Navidad!” es uno de los deseos más repetidos durante estos días. Sin embargo, algunas personas consideran que en su caso no se ha cumplido. Al contrario, pese al ambiente festivo que les rodea, se sienten tristes.
La psicóloga Rosa María Luna Arroyo explica que, a menudo, a través del cine y los medios de comunicación nos creamos unas expectativas de lo que tienen que ser estas fechas en lo relativo a la familia, los regalos y la felicidad.
“Desde esta iluminación, vemos mucho más la oscuridad que hay en nuestras casas: los regalos que no podemos hacer o las ausencias. Así, ante toda esta alegría que se supone que debemos tener resalta mucho más aquello que nos falta, que nos gustaría que estuviera y no está”, precisa.
Del mismo modo, la Asociación Americana de Psicología indica que con las altas expectativas a la hora de hacer regalos, decorar, festejar y reunirse con la familia, el estrés y la tristeza no son raros.
“Pasar tiempo con miembros de la familia con quienes no hay una buena relación, el duelo por la pérdida de un ser querido, la presión de regalar cuando las finanzas no están en su mejor momento o la soledad, pueden hacer que nos sintamos tristes, enfadados e incluso deprimidos”, apunta esta entidad.
Además, el periodo navideño también suele ser una época para evaluar los logros y los fracasos de todo el año.
“Es un momento en el que hacemos balance y recordamos lo que nos ha ido bien, y lo que no. Aunque no solo miramos hacia atrás. Lo que queremos encarar durante el próximo año también puede generarnos cierta impotencia e inseguridad”, señala Rosa María.
No obstante, la psicóloga afirma que otras personas ven los retos que se avecinan con ganas e ilusión.
Por otra parte, la especialista detalla que en las épocas de más frío aumenta la tristeza. “Esto no solo se ve con las estaciones, también se aprecia por países. Aquellos con menos luz tienen una tasa mayor de bajo estado de ánimo, de procesos de depresión”, aclara.
Una vez que hemos determinado la causa de la tristeza, llega la hora de actuar. En este sentido, Rosa María Luna ofrece varias recomendaciones.
“Si echo en falta a alguien porque ya no está, puedo recordarlo con cariño, reuniéndome con los míos y hablando de esa persona”, señala.
“En cambio, si lo que ocurre es que echo de menos a alguien porque ha habido un desencuentro entre nosotros, puedo ver si existe la posibilidad de lograr un acercamiento”, comenta.
“No obstante, si la tristeza se debe a algo que no he conseguido y que quizás ya no puedo conseguir, tengo que ver en qué he fallado y qué aprendizaje he sacado de todo ello”, expone.
En este sentido, la experta recalca que “en cada pérdida, hay una ganancia”.
Durante las fiestas, otro foco importante de problemas son las comidas y cenas navideñas, en definitiva, las reuniones familiares. Algunas personas, en lugar de disfrutar de estos encuentros, los viven como una obligación de la que no pueden escapar.