viernes
7 y 9
7 y 9
En una primera etapa de la niñez, entre los 4 y los 7 años, los niños desarrollan un concepto de enamoramiento basado en la fantasía, como una proyección del amor que se tiene al padre del sexo opuesto “eligen a alguien a quien admiran, que tienen algunos rasgos de ternura, de cercanía, incluso algunos aspectos físicos, de ahí enamorarse de un profesor, una tía”, explica la sicóloga clínica Ximena Salazar.
Los adultos en este caso deben explicar realmente el concepto de lo que significa estar enamorado y la complejidad que representa en la medida que se crece.
“No debe haber burlas porque es un sentimiento genuino en los niños”. Tampoco es válido contarle a todo el mundo esta situación porque así se ayuda a los niños la diferencia entre lo íntimo, lo privado y lo público, “y los sentimientos hacen parte de lo íntimo”.
Ya un poco más grandes, a nivel cognitivo tienen la conciencia que el amor implica un compromiso, una lealtad, un intercambio con otro, y es lo que se presenta en la preadolescencia
Sin embargo, para César Sierra, sicólogo del politécnico Grancolombiano Medellín, aún en esta edad no se puede hablar de un amor totalmente. “Más que amor, lo que los niños desarrollan hacia los doce años es un sentimiento de cariño especial y cierto afecto a la figura de otro, como parte del proceso natural de identificación de sus roles, “yo como soy niño o niña, expreso una parte afectiva de enamoramiento o de idealización hacia el otro, hacia el sexo opuesto”, pero no se puede llamar como amor de pareja aún.
Agrega que el amor ya entendido como el establecimiento de una relación más profunda con una pareja realmente se presenta en las personas hacia los 20 años. “Por eso es difícil determinar que el niño, adolescente sienta amor puro sobre otra persona, porque son simples afectos productos de una identificación frente a su rol masculino o femenino”.
Aquí matiza Ximena Salazar, que si bien es cierto que estos sentimientos no tienen la trascendencia, ni el compromiso que tienen en relaciones posteriores, “pero pienso que la intensidad del afecto debe ser seriamente tomada tanto por ellos, como por los adultos”.
La reacción de los padres
Es posible que cuando esos primeros sentimientos de cariño afloran en los pequeños, sus padres pueden sentirse un poco desplazados.
Aquí el consejo que brindan los especialistas es que los padres no pueden optar por una actitud desafiante, narcisista o negativista tipo “usted es muy chiquito (a) para tener novio (a)”, ante el temor de creer que el hijo no siente ya por ellos el mismo amor de antes, o que ese amor se está dividiendo con otras personas lejos del entorno familiar.
“El padre se tiene que convertir en un acompañante, que los hijos puedan expresar estas emociones y el padre tenga un rol de orientador”.
¿Y la ruptura?
Cuando llega ese primer sentimiento especial, también un poco más adelante es seguro que se presenta la primera ruptura o decepción a causa de un sentimiento que no fue correspondido o que se agotó.
Por primera vez al niño le “rompen el corazón”.
En este momento lo que más necesita es ser escuchado, desahogarse. “Que los padres tomen una actitud como contenedores, le den la posibilidad de llorar, que el hijo les cuente todo, exprese su dolor, su rabia”, orienta César Sierra