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Educación positiva para desarrollar personas felices

El concepto entiende la felicidad más allá de las risas y el estado de ánimo pasajero. Busca que las personas trasciendan siendo más útiles para la sociedad.

  • El aprendizaje debe formar personas que trasciendan aportando a otros. FOTO Edwin Bustamante
    El aprendizaje debe formar personas que trasciendan aportando a otros. FOTO Edwin Bustamante
13 de septiembre de 2016
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Perdón, resilencia, compasión: actitudes y valores que hacen parte del ser humano. ¿Pero se enseñan? ¿Existe una forma de preparar a las personas para explotar estos valores y convertirse en mejores personas? ¿Es posible convertir esto en unos hábitos?

Ese es el enfoque que intenta desarrollar la educación positiva, una tendencia de carácter mundial, impulsada al inicio por el sicólogo Martin Silegman, que está comenzando a explorarse en el país y que quiere orientar la formación de niños y jóvenes no solo en las áreas tradicionales del conocimiento que enseñan en los colegios (matemáticas, ciencias, lenguaje), también en competencias para desarrollarse como mejores seres humanos.

De acuerdo con Andrea Ortega, sicóloga positiva, quien lidera un proceso de implementación de este concepto entre los estudiantes y profesores de la Universidad del Sinú, en Córdoba, este enfoque, a diferencia de otros enfoques socioemocionales que hablan de la felicidad, pero como algo etéreo, tiene el respaldo del método científico aportado por la sicología.

En otras palabras, agrega la psicóloga, esos valores mencionados pueden medirse así como también el impacto sobre el desarrollo de las personas.

“Es una educación que les enseña a que tengan mejores relaciones consigo mismos y con los demás, emociones positivas, desarrollen significado, con un propósito y tengan todas las competencias que los preparan para la vida”, dice Ortega.

Es un proceso que aplica un modelo de enseñanza en espiral, anota la especialista. Esto implica que desde pequeño el alumno recibe instrucción en las mismas competencias, y con el paso de los años y su crecimiento, nivel de madurez y avance en la escuela se van profundizando los conceptos.

Además, plantea, no se trata de olvidar las áreas del conocimiento tradicionales que que son obligatorias en el modelo educativo colombiano.

A través de la educación positiva se desarrolla un concepto de trabajo bajo el enfoque de escuela total, que a través de módulos se integran los conocimientos, por llamarlos tradicionales, para que a lo largo de cada una de las áreas de enseñanza el alumno vaya interiorizando los valores que hacen parte de una felicidad eudaimónica, basada en la satisfacción que genera el poder ser útil a otros pares.

Para la sicóloga Andrea Ortega, este concepto que apenas empieza a calar como una estrategia válida para desarrollar nuevas alternativas de educación menos memorizante y más aplicada a la vida diaria, es útil en momento actuales cuando el país comienza a pensar en como será el posconflicto.

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