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Este vehículo, nació como el modelo más económico de Mercedes-Benz hace ya 22 años (Clase A). La pretensión del fabricante teutón era la de “rejuvenecer” el público que compraba sus productos, que por aquel entonces superaba el promedio de 40 años.
Ese primer intento, convertido en una minivan, no resultó muy afortunado pues tuvo múltiples errores de juventud y pasó con más pena que gloria entre 1997 y 2011, mientras afianzaba su vida comercial adaptándose a lo que debería ser un Mercedes-Benz, con la promesa de calidad y comportamientos propios de ese nombre.
En 2012 llegó la tercera generación, un hatchback con un cambio rotundo en aspecto y respuesta y se convirtió en un éxito de ventas dentro del portafolio de los Mercedes compactos de nueva generación, conquistando por fin ese público entre los 30 y los 45 años que permanecía en manos de sus rivales de patio: Audi y BMW. Incluso, tuvo la Clase A versiones prestacionales muy interesantes como el A45, vitaminado por AMG y visto ya en estas páginas.
Ahora, la marca da una vuelta de tuerca a su modelo y presenta la cuarta generación, con un rediseño total y la adopción, por primera vez en un Mercedes, de un propulsor de menos de 1.6 litros. Se trata del nuevo motor 1.3 con turbo para el A 200 que llega a Colombia en una única opción de acabado denominada Progressive.
El A 200 es entonces un modelo de cinco puertas que viene con una caja automática DCT de siete velocidades y tracción delantera, cuyo comportamiento es muy agradable en las circunstancias cotidianas para las que fue diseñado gracias a su motor de 163 caballos y una economía en el gasto de combustible que también debe remarcarse.
Con respecto a la versión anterior, este carro es más silencioso y muestra un confort de marcha superior, con una sensación de calidad al nivel de sus hermanos mayores en el portafolio del fabricante. Uno de sus puntos fuertes es también el número de asistencias en seguridad y ayudas a la conducción. Prácticamente, no se dejó por fuera casi ningún adelanto en este aspecto.
Por su tamaño compacto, el A200 es un carro de un comportamiento muy ágil en ciudad y de alta eficacia en vías abiertas y carreteras reviradas, donde el chasis y la suspensión (delantera McPherson y trasera por eje de torsión) actúan solidarios para hacerlo obediente a las ordenes del conductor.
El interior del Clase A sobresale el modernismo por todos sus ángulos. Las dos grandes pantallas, de instrumentos e información multimedia y cada una de 10,25 pulgadas, atraen la atención de forma inmediata, así como el volante achatado con botones multifunción operados de manera táctil, es decir, no oprimiendo los mandos sino simplemente pasando los dedos, para facilitar su funcionamiento. Las salidas de aire también se heredan de las clases superiores.
Dichas pantallas, que carecen de viseras, tienen alta resolución y pueden personalizarse desde sus menús mediante los modos Classic, Sport y uno más discreto. La información es profusa y clara en el menú del infoentretenimiento que el fabricante denomina MBUX (Mercedes-Benz User Xperience). Tiene operación táctil en la propia pantalla, en el volante o mediante un mando ubicado entre los asientos delanteros.
Los materiales de la cabina han dado un salto apreciable en calidad, ajuste y presentación, con plásticos blandos y una botonería sobria y bien dispuesta, muy parecida a la que, por ejemplo, presenta Audi en el A3. Hay algunas zonas en plástico negro brillante que pueden ser susceptibles a la mugre o rayones prematuros. Los asientos, de regulación manual, tienen una combinación tela/cuero con pespuntes en blanco y su contorno presenta una buena adaptación al cuerpo
La sensación de amplitud también es mejor, algo que se le reprochaba al modelo de la generación pasada. El nuevo es más alto, largo y ancho y los pasajeros traseros encuentran una mejor acomodación en altura y espacio para piernas. El baúl tiene 370 litros, creciendo 30 litros con respecto al Clase A pasado. Los asientos traseros se pueden reclinar en tres partes (40:20:40)
Pero hagamos hincapié en uno de los aspectos más llamativos de esta nueva generación y es la posibilidad de interactuar con el vehículo mediante órdenes vocales, anteponiendo siempre la frase “Hola, Mercedes”. El sistema entiende frases completas y responde de manera inmediata y por medio de estos comandos se pueden realizar diferentes funciones, como activar la climatización, controlar el audio, hacer llamadas o hasta pedirle al auto que abra el techo de cristal, además de operar también el navegador (que, a propósito, no es tan preciso en su ubicación pues tiene un retraso apreciable) y la luz Led ambiental en cabina, que tiene 64 gamas de colores. Para hacernos a una idea, funciona de manera similar a la función Siri de los aparatos de Apple. En otros sistemas de órdenes vocales que hemos probado, la precisión no es tan buena como en el Mercedes.
El confort de rodadura es uno de los aspectos en los que más se ha trabajado en esta nueva generación del Clase A, con una calidad de marcha muy destacable gracias al correcto reglaje de la suspensión. En este aspecto ya sí parece un Mercedes “de los de verdad”, con perfecto comportamiento en curvas y rápido en las reacciones de la carrocería. Es un modelo, que si bien no es muy grande para el transporte de una familia, resulta agradable para cubrir grandes distancias a un ritmo apreciable.
El motor es el M 282 1.3 turbo de origen Renault, lo cual no deja de causar polémica, al que le sacan 163 caballos y 250 Nm, gestionados por una caja automática firmada por Getrag, con doble embrague y siete velocidades con mandos tras el volante, que también ha mejorado mucho en su respuesta, cada vez más inmediata, pues la aceleración inicial no es perezosa y rápidamente entra el turbo en acción para impulsarlo a un ritmo muy sostenido y agradable. Notamos que a altas revoluciones o en exigencias superiores a la media, puede acusar alguna fatiga o falta de aire sin que esto suponga una falla en sí. Es decir, se mueve sumamente bien en ciudad y carreteras, pero no es un carro con pretensiones deportivas como su hermano, el AMG.
La dirección está en un punto medio, no es sobreasistida ni muy dura, tiene un reglaje universal, sin reproches y para todos los gustos. Tampoco tiene fallos la iluminación, con luces Led High Performance que tienen un excelente campo de luz. Los frenos detienen el carro en las distancias esperadas y no presentan fatigas prematuras tras el uso intensivo, apoyados por el caucho de las ruedas, en rines de 18 pulgadas.
Esta nueva generación del Mercedes-Benz Clase A resuelve los problemas de las tres anteriores series y nos muestra un producto muy equilibrado, de ágil comportamiento y respuesta y una presentación general ahora sí al nivel de la marca, conocida en todo el mundo por sus elevados estándares de calidad. Abre una nueva opción para ingresar al portafolio de sus productos con un diseño juvenil y relajado, una carga tecnológica y de equipamiento de primer nivel y unos consumos contenidos (38 km /gal) con el tamaño justo para quienes apenas se adentran al mundo de la gama de lujo en Colombia. El precio de este carro en el país es de $116.9 millones.