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La radio llega hoy y mañana a las tablas de cuenta de Fernando el Flaco Solórzano, con el show El flaco y su pachanga, un monólogo de hora y veinte minutos en el que encarna a un locutor que al ritmo de salsa no dejará títere con cabeza.
¿Cómo te sientes al volver a Medellín con una de tus pasiones: la salsa?
“Pues tengo que decir que antes le tenía un miedo ni el verraco a hacer un monólogo, pero decidí interpretar un personaje con el que me sintiera cómodo y pudiera dar un mensaje, y qué mejor que este que es dicharachero y conocedor de salsa”.
¿Se puede decir que es un personaje parecido a ti?
“Sí. Yo creo que es un alterego. Aproveche varios personajes del programa radial Pachanga, de David Sánchez Juliao, y compuse un compendio de estos roles, que me permitió improvisar mucho para así ir creando un texto más propio. Así se creó este show, basado en los personajes pero tratando temas actuales”.
¿De qué temas hablamos?
“Hay una parte de la obra donde le preguntan a mi personaje ‘¿puedo fumar aquí?’, y yo le digo: ‘claro, esto es un espacio no libre de humo’. Es una forma ingenua, caótica y un poco acertada de mirar la vida”.
¿Has tenido experiencias en radio?
“Sí. Tuve un programa durante muchos años en la Universidad Nacional en Bogotá que era de rumba, más que todo de salsa. No me sentía tan salsero en esa época, entonces creé un personaje: El Watusy, y a él lo retomé para la obra”.
¿Cómo percibes la diferencia entre el teatro y la TV?
“El teatro es otra dimensión. En el monólogo estás presente 90 minutos solo, en cambio en TV nunca lo estás y la escena dura máximo 45 segundos; trabajas todo el día pero de forma fragmentada. Es muy interesante sentir la energía del público y poder cautivarlo”.