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Cuenta la historia que los paraguas datan de hace más de 3.000 años, y desde los primeros tiempos tenían simbolismo religioso y mitológico, así lo confirma William Cruz Bermeo, docente de la facultad de diseño de vestuario de la Universidad Pontificia Bolivariana, “la mayoría de las historias del paraguas y la sombrillas citan a Egipto, China e India como lugares geográficos claves en la historia de este accesorio. En todas estas culturas, y en otras asiáticas, han estado asociados al estatus de poder”.
Cronológicamente han sido símbolo de respeto, pero también de belleza, “recuérdese por ejemplo el paraguas de la geisha”, señala Cruz Bermeo. De igual manera protegían contra el sol y las mujeres del siglo XIX buscaban con su uso conservar la piel blanca de la clase alta europea. Con los años y ya en el siglo XXI los paraguas terminaron convertidos en materiales baratos. “Se han convertido en artículos desechables, desplazando a los antiguos paraguas duraderos y de alta calidad en casi todo el mundo”, concluye Cruz Bermeo.
Tratando de contrarrestar el tema de las sombrillas desechables y de poca duración, la industria de la moda las ha incluido como un accesorio básico en el vestuario, tanto de hombres y mujeres, siendo las primeras las más arriesgadas en cuanto a buscar sombrillas con diseño que puedan dar un toque diferenciador en el vestuario. El paraguas hoy es usado, de manera especial, para proteger contra la lluvia. Los días grises pueden adornarse con un poco de color a la hora de salir a la calle. Algunas marcas se han esforzado por implementar paraguas con diseño, pero también de buena calidad, con el fin de que sea un accesorio más perdurable en el tiempo.
Ana María Lara, de Mandalara, es una joven colombiana recien graduada de arquitectura de la Universidad Javeriana de Bogotá. Ella quiso darle color a los días sombríos bogotanos, e integró los mandalas a productos tan cotidianos como las sombrillas, “Cada mandala tiene un proceso de creación especial. Nos dimos cuenta además que el diseño se filtra muy bonito con la luz que desciende encima de las personas, es como tener un mandala sobre sí”, cuenta Lara.
Otra artista que se arriesgó a darle color a las sombrillas es la paisa Catalina Estrada. La ilustradora colombiana creo varios diseños para paraguas que se vuelven muy personales.
Paula Garrido, creadora de Minizuka también se arriesgó a realizar piezas de arte para que fueran vistas en las sombrillas, en la calle, “lo cual requería que a diferencia de la sombrilla convencional que es de patrones repetitivos en cada lado, contara una historia completa en su superficie con mensajes y sus respectivos animales de poder. Esto desde el principio fue algo complicado por que nadie quería ensamblarme una sombrilla con una historia completa, pues si un lado no encaja con el que sigue se pierde todo, por esto los patrones facilitan las tareas, pero no quería rendirme, quería ver esta idea ser una realidad y lo logré”, cuenta.
También se encuentran sombrillas transparentes y con bloques de color para salirse del esquema. Paraguas así que hacen parte del vestuario, quienes las usan las cuidan más para dejar de ser los accesorios que más se pierden. ¿Se atreve a usarlas?.