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Expedición reveló detalles desconocidos del golfo de Urabá

Primera cartografía detallada de la zona mostró un paisaje cambiante y deteriorado. Ecosistemas en peligro.

  • Bahia marirrío Río AtratoFOTO Juan F. Blanco
    Bahia marirrío Río Atrato
    FOTO Juan F. Blanco
  • Mangle rojo en Marirrío-Atrato
    Mangle rojo en Marirrío-Atrato
  • Punta Coquito erosionada
    Punta Coquito erosionada
  • Marirrío
    Marirrío
16 de junio de 2017
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Son 609 kilómetros de litoral de punta a punta, de Cabo Tiburón en Chocó a la quebrada Peñoncito en Arboletes. Nunca antes se habían medido con precisión de metros. Un rico ecosistema con serios problemas ambientales: el Golfo de Urabá.

Es un estuario, nutrido con insistencia por el río Atrato que descarga 4.155 metros cúbicos por segundo para diluir la salinidad, además de otros afluentes que le caen como el León.

El principal ecosistema lo constituye el manglar, afectado por la intervención humana. Quedan menos de 4.908 hectáreas.

Sobre este se centró la mirada de la Expedición Estuarina Golfo de Urabá, bajo el programa Expedición Antioquia 2013, que incluyó decenas de científicos de varias instituciones.

Fuera de cartografiar en detalle la línea costera de Antioquia y Chocó en el Caribe reveló parte de la fauna asociada al manglar, que disminuye día a día, como señaló el profesor Iván Correa de Eafit.

Todo lo hallado se acaba de publicar en un gran libro, Expedición Caribe Sur, Antioquia y Chocó Costeros, con el respaldo de la Comisión Colombiana del Océano.

Un trabajo mancomunado que detalló los procesos naturales y antrópicos (causados por el hombre) que han impactado la evolución del Golfo en los últimos 6.000 años.

Juan Felipe Blanco Libreros, investigador de la Universidad de Antioquia e impulsor de la Expedición, resumió entre los mayores logros la ubicación con precisión de “las formas de la costa, los ríos, los ecosistemas y los asentamientos humanos. Es la foto con mayor resolución disponible para cualquier parte de las costas colombianas”. Con ella se puede identificar cualquier estructura mayor a 30 centímetros.

Este golfo semicerrado, de 80 kilómetros de longitud por un ancho máximo de 48 kilómetros, alberga los manglares más desarrollados del Caribe colombiano, en particular en el delta del río Atrato, que concentra la mayor extensión, 78,3% del total, seguido de la protegida ensenada de Rionegro en Necoclí, con 7,2% de los manglares. El resto está distribuido en manchones regados.

Una región marina que todavía no se conoce bien y enfrenta amenazas. La erosión, por ejemplo, ha barridozonas del manglar y atropella poblaciones.

“A lo largo del litoral de punta Caribaná-Arboletes la erosión marina ha destruído áreas mayores de manglares y hoy solo se preservan ocurrencias menores en las desembocaduras de los ríos Mulatos, Zapata, Damaquiel, San Juan, Hobo y Arboletes”.

Un trabajo largo y calmado del mar. El extremo norte, escribió Correa, “muestra una plataforma marina regular y suavemente inclinada hacia aguas profundas, indicando que sus rocas no son muy resistentes y que el mar ha ascendido progresivamente y avanzado sobre la tierra, rebanando desde hace cientos de años los terrenos litorales”.

Aislados

Pese al panorama y la importancia del golfo para Antioquia tras la Expedición, los recursos disminuyeron y cada universidad trabaja por su lado. Se perdió la articulación.

Los siguientes gobernadores acabaron con la ilusión de conocer el golfo.“Hoy los avances en temas básicos y aplicados son el resultado de los esfuerzos independientes de los investigadores y sus instituciones”, de acuerdo con Blanco Libreros.

La costa oriental, mientras tanto, continúa perdiendo los manglares. Y “el delta del Atrato cada vez recibe más presiones de los corteros ilegales que viajan desde Turbo, porque el sector de la construcción demanda varas y pilotes para afirmar los cimientos de nuevas edificaciones”.

La Expedición concluyó que la región del Darién-Urabá-Caribe antioqueño es un mosaico geomorfológico, con cinco sectores: Darién chocoano: delta del río Atrato-planicie aluvial del río Suriquí; planicies aluviales entre el río León y punta Caribaná; planicie fluvio-marina entre punta Caribaná y punta Gigantón; y la plataforma sedimentaria terciaria entre punta Gigantón y punta Rey.

La Expedición fue pródiga en hallazgos de formas de vida asociadas al manglar. Para ello se tuvieron 86 estaciones a lo largo de esos 609 kilómetros.

Cinco fueron las especies dominantes de foraminíferos (organismos unicelulares), pero las comunidades de moluscos y de poliquetos, un tipo de gusanos marinos, son pobres. Se identificaron 19 especies de macroalgas y microalgas típicas de los estuarios.

Muestras de una región activa, en movimiento como el suelo marino del Darién, que se ha ido levantando, emergiendo en un proceso de años.

Un golfo con problemas, pero vital aún.

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