<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Islas artificiales con gobierno propio: ¿sueño o solución?

Proyecto en marcha pretende generar en ellas más espacio para la ciencia y la innovación.

  • Prediseños para algunas de las islas, aunque no es que se vayan a seguir así, pues se busca que armonicen con el entorno en los casos en los que estén cerca a islas naturales. Los probables diseños serán presentados antes de finalizar el año. FOTO Seasteading Institute
    Prediseños para algunas de las islas, aunque no es que se vayan a seguir así, pues se busca que armonicen con el entorno en los casos en los que estén cerca a islas naturales. Los probables diseños serán presentados antes de finalizar el año. FOTO Seasteading Institute
  • Islas artificiales con gobierno propio: ¿sueño o solución?
Islas artificiales con gobierno propio: ¿sueño o solución?
22 de octubre de 2017
bookmark

Una isla flotante, en pleno océano, en paradisíacas aguas calmadas de la Polinesia Francesa, color turquesa, un sol pleno, diseño futurista, gobierno propio y poblada por científicos e innovadores y familias.

Eso es, en parte, lo que está a punto de concretarse con el proyecto que desarrolla el Instituto Seasteading y su empresa emprendedora Blue Frontiers. El comienzo de un sueño que, en algún momento quizás, convertiría islas artificiales en aguas internacionales como ciudades estados.

El Instituto fue fundado en 2008 por un antiguo ingeniero de Google, Patri Friedman y el inversionista Peter Thiel. Pronto ganó seguidores e impulsores, varios de ellos del Silicon Valley en California.

Esa idea de islas en altamar debe comenzar con un prototipo cerca a la costa, en una laguna en Tahití. Estructuras de casi una hectárea de vivienda y laboratorios, unidos como una plataforma que podrían comenzar a construirse en 2020, mucho antes de lo que se pensaba aunque faltan detalles y dinero.

¿Fantasía? Para muchos solo es un sueño bonito y nada más.

Avances

En el Instituto piensan distinto. Persisten en empoderar personas para conformar sociedades flotantes con un gobierno innovador y con donaciones de gente que comparte su visión han avanzado este año en sus objetivos.

Establecieron un acuerdo y una estrecha relación con la Polinesia Francesa para co-crear la zona marina bajo un marco de gobierno especial en aguas protegidas de Tahití.

A la vez crearon Blue Frontiers, compañía que administrará la zona y construirá las islas diseñadas para adaptarse al cambio en el nivel del mar.

En una conferencia ante cientos de asistentes en Tahití, además, presentaron el proyecto y los avances.

La meta inicial, propuesta para 2050, varió. Y en tres años debería comenzar la construcción, una obra de al menos 60 millones de dólares. Pero desde ahora se trabaja en otros aspectos fundamentales de cualquier sociedad: las normas que regirán en las islas, la ciencia que tendrá, el arte, los negocios.

“Soñamos con que esta estructura sea un laboratorio científico”, de acuerdo con Winiki Sage, director del Consejo Económico, Cultural y Social de la Polinesia Francesa en Tahití, citado por Nature.

Expandirse requerirá convencer al mundo de que las islas en altamar no son un embuste. Y al resto de los polinésicos de que tendrán algún beneficio.

En la zona, Francia hizo cerca de 100 ensayos atómicos entre 1966 y 1996, creando desconfianza a pesar de que hoy entrega un dinero en compensación. Muchas personas fueron afectadas.

Para Edouard Fritch, presidente de la Polinesia, hablando en la citada conferencia, “sería grandioso si pudiéramos trabajar con el Instituto Seasteading para traer desarrollo sostenible y actividad económica”.

Diseño y ambiente

Blue Frontiers trabaja en el concepto de la isla prototipo, junto a diseñadores tahitianos. Si bien las ilustraciones que suministra el Instituto son despampanantes, no significa que esa es la idea.

La intención, dice un informe de Blue Frontiers, es algo que vaya con la zona, no una especie de obra extraterrestre en medio del mar.

Al tiempo se trabaja en los estudios ambientales, económicos y legales para presentar a autoridades e inversionistas.

Existe interés, por ejemplo, del atolón Makemo en el archipiélago Tuamotu, cuyos habitantes experimentan inundaciones frecuentes.

Al comienzo, las islas no serán para todos. Joe Quirk, uno de los directores de Blue Frontiers explica que la construcción es cara y así la vida en la isla, pero cuando bajen costos podría llegar cualquiera. “Estamos animados por la posibilidad de ofrecer opciones de resiliencia a comunidades amenazadas por el aumento en el nivel del mar”.

Cree que “las primeras colonias tendrán condominios frente al mar, apartamentos, oficinas y parques en una pequeña villa. Probablemente habrá escuelas, tiendas, restaurantes e instalaciones médicas y todo lo de un pueblo pequeño”.

La conquista

Seasterading traduce colonizacion del mar y eso es lo que se pretende. Por eso las islas buscan aguas tranquilas con pocos vientos y tormentas, sin tráfico marino, un sitio atractivo para los residentes, una cultura marinera amigable con la colonización, líderes de negocios que trabajen en la economía azul (uso sostenible de los recursos del océano), jóvenes entusiastas por el trabajo y el emprendimiento y líderes gubernamentales que entiendan el poder económico de una mayor autonomía.

Para Blue Frontiers, la misión es desarrollar una comunidad nueva e innovadora, que fortalezca la economía de la Polinesia y atraiga inversionistas y la atención internacional para crear un futuro sostenible.

El sueño completo

Las islas ofrecerán oportunidades para acuicultura, cultivos verticales e investigación en ecología, energía de las olas, medicina, nanotecnología, estructuras marinas, biocombustibles, entre otras.

En Nature, Neil Davies, investigador de la Universidad de California en Berkeley, director de la base en la isla Moorea en la Polinesia, y quien asesora el proyecto, expresa que las islas podrían llenar el vacío entre los laboratorios marinos costeros y los buques científicos, al permitir acceso prolongado al mar a un menor costo.

Las ideas son muchas para comenzar un proyecto que de ser exitoso llevaría a un poblamiento de los océanos bajo un concepto no visto hasta ahora.

Para ello se deberá contar con la aceptación de gobernantes y pobladores de la Polinesia, esa serie de 118 islas y atolones, 67 de ellos habitados por 287.000 personas, colectividad francesa de ultramar, una de las cinco existentes.

Blue Frontiers no espera un aporte económico, sí una exención total de impuestos y algunas otras concesiones.

Una experiencia que podrá reducir la distancia entre tierra y el mar.

Infográfico

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD