viernes
7 y 9
7 y 9
Enfermedades crónicas y mortales como la diabetes, algunos tipos de cáncer y los problemas cardiovasculares están relacionadas con la obesidad. Eso está comprobado. Igual que este exceso de grasa corporal aparece, entre otras razones, por la excesiva y frecuente ingesta de azúcares y sodio presentes en muchos alimentos que se consumen a diario.
Hay pruebas sólidas para relacionar varios tipos de cáncer con el sobrepeso y la obesidad, según cuenta Martha Patricia Rojas Hurtado, del Instituto de Cancerología de Colombia.
Todo ser humano debe alimentarse, eso no es una novedad. Bien dice el adagio, “eres lo que comes”. Así que la falta o el exceso de comida tienen una incidencia en la salud pública.
Una de las revelaciones de la reciente Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN 2015) de Colombia es que el exceso de peso en menores de edad pasó de estar en el 18,8 % al 24,4 %; así que 1 de cada 4 escolares tiene un peso mayor del que debería: en 2010 era 1 de cada 6.
Aunque Colombia es un país en donde pululan las frutas y verduras, en la población entre 5 y 64 años, el 71,9 % de los ciudadanos no consume verduras ni hortalizas diariamente; y aproximadamente 1 de cada 4 toma comidas rápidas semanalmente, 34,2 % de estos son jóvenes entre 14 y 18 años, según informa el Ministerio de Salud.
Gaseosas, golosinas y comidas rápidas en las que prevalecen las carnes frías, hacen parte de los comestibles bajos en nutrientes y altos en calorías que están contribuyendo al aumento de la obesidad de la población, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
“Tenemos datos que muestran que el consumo de alimentos ultraprocesados ricos en calorías y pobres en nutrientes en los países de las Américas está directamente relacionado con las crecientes tasas de sobrepeso y obesidad”, dijo a principios de este año Chessa Lutter, asesora Principal en Alimentación y Nutrición de la OPS al presentar el informe Perfil de Nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud.
A partir de 1980 el sobrepeso y la obesidad se dispararon, de acuerdo a lo que confirman estudios como el llevado a cabo por la Organización Mundial de la Salud en 199 países y publicado en la revista Population Health Metrics. Antes del siglo veinte el exceso de peso era inusual. ¿Qué cambió? (Ver 5 datos de peso sobre la obesidad en Informe).
Hace menos de cien años, de la mano de varias industrias alimentarias, las dietas modernas incluyeron carnes procesadas, cereales refinados y productos megaprocesados. Esa es la oferta predominante en las góndolas de los supermercados, y que facilita que hagan parte de muchas canastas familiares.
Ahora bien, la responsabilidad de esta situación no solo debe dejarse a los individuos que las compran. Así lo señaló el representante a la Cámara Víctor Correa ante la comisión sexta de la Cámara de Representantes este martes 12 de diciembre, al defender el proyecto de ley 022 de 2017 que busca que se regule la publicidad que promueve alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas.
Esta es una preocupación de los padres. Detrás de esta propuesta también están organizaciones civiles como RedPapaz, que agrupa a más de un millón de familias colombianas preocupadas por la salud de sus hijos.
Precisamente esta corporación sin ánimo de lucro lanzó la campaña publicitaria Basta: No comas más mentiras, ni se las des a tus hijos, con la idea de llamar la atención del Estado para que regule la publicidad de productos ultra procesados altos en azúcar, sodio y grasas saturadas como gaseosas y comida chatarra dirigida a niños y adolescentes.
“Nuestra solicitud a través de la campaña es sacar la publicidad de este tipo de comida del mundo de nuestros hijos”, dice Carolina Piñeros, su directora ejecutiva. Evitar desde el mercado antojarlos de estas comidas que no aportan a su crecimiento y que crean hábitos nocivos para el futuro.
“Cada región debe encargarse de legislar o no al respecto, sin embargo, lo importante aquí es que la gente tenga la información, que se eduque y sea consciente de que el azúcar de las gaseosas y de los postres puede producir diabetes”, asegura Soray Cervera, quien trabaja con la Unidad de diabetes y cardiovascular del equipo global de Sanofi.
Además de conciencia para prevenir, es necesario que la información correcta sea la versión que maneje el público. Hay industrias que se verán afectadas al gravar alimentos que no sean beneficiosos. Sin embargo, precisó en su intervención el representante Víctor Correa, eso solo pasará “si no cambian la producción de sus productos a unos más naturales y menos procesados”.
Esta iniciativa nacional se suma a una revelación reciente en la que se comprobó que en los 60 se pagó por un estudio para descartar la relación entre el consumo de azúcar y los niveles de grasa con las enfermedad cardíacas.
En la reciente revisión científica de documentos que se publicó a finales de noviembre en la revista PLOS Biology, se detalló cómo la Sugar Research Foundation (SRF), conocida actualmente como Sugar Association, financió en 1965 una investigación en la que expiaban al azúcar de toda culpa.
Además encontraron que la misma fundación realizó estudios en animales en 1970 y al hallar indicios de un mayor nivel de colesterol en ratas alimentadas con azúcar frente a otras con almidón, detuvieron las investigaciones y nunca publicaron sus resultado.s.
El debate en el país continúa, pero a nivel internacional la OMS ha sido muy clara en su recomendación. Así lo explicó Douglas Bettcher, director del Departamento de Prevención de Enfermedades No Transmisibles de esta organización: “Si los gobiernos gravan productos como las bebidas azucaradas pueden evitar el sufrimiento de muchas personas y salvar vidas”