viernes
7 y 9
7 y 9
La clase de educación física no es sólo un espacio para que los alumnos suden, se muevan y practiquen un deporte.
Es toda una estrategia que, bien orientada, apoya el desarrollo cognitivo y mejora el proceso de socialización, relacionamiento de los alumnos con el entorno y reconocimiento de sí mismos.
Etelvina Rentería Santos es una profesora que por más de 30 años ha dedicado su vida y ha entregado pasión a su labor como docente en este campo. Y eso que quería ser administradora de empresas. “Maestra, no qué tal”, le respondía a su mamá cuando le insinuaba que siguiera esa carrera.
Hoy, seis lustros después de haber pisado por casualidad, y por obra de los paros de la Universidad de Antioquia, un salón de clases para dictar su primera cátedra aprovechando sus conocimientos como deportista y atleta que era, reconoce que sí tenía la vocación. En ese momento la administración quedó atrás y fue la licenciatura en Educación Física la que la vio realizarse como profesional.
Una pasión que recientemente fue reconocida por la organización del Premio Compartir al Maestro al elegir a Etelvina como una de las 10 nominadas a la distinción entre más de mil propuestas de trabajo docente evaluadas en todo el país.
El trabajo que desarrolla con las alumnas de preescolar a tercero de primaria en la Institución Educativa Santa Juana de Lestonnac, en el barrio Pedregal de Medellín, parte de la propuesta llamada el Rincón Sensorial, un espacio en el que las niñas, de una manera lúdica, trabajan en la superación de dificultades como la hiperactividad, trastornos visomotores, déficit de atención, entre otras.
Estas situaciones, si no se tratan a tiempo, explica la profesora Etelvina, pueden generar problemas cognitivos, especialmente en el campo de la lectoescritura, también problemas de relacionamiento, inclusión y falta de autoestima de las alumnas que sienten que no son capaces de desarrollar de la misma manera las tareas que otras compañeras hacen al mismo tiempo.
Salto de cuerda, hamacas, piscina de pelotas, mandalas y juegos de mesa, son algunas de las estrategias para desarrollar habilidades en torno al equilibrio, la lateralidad, la anticipación, la concentración, el desarrollo motriz fino y grueso, entre otras competencias necesarias para el proceso pedagógico de las alumnas.
Es un mecanismo mediante el cual las pequeñas se apropian de su cuerpo, del espacio e interactúan con él, ganando autoconfianza que las ayuda a desarrollar su potencial creativo, intelectual y deportivo, enfatiza la docente.
Hoy sus resultados se ven en muchas niñas con alto desempeño académico en la universidad, y también como deportistas de alto rendimiento.