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El escenario se ve inundado de mujeres distintas, son muchas. Saber el número exacto no es fácil porque se van, se cruzan y vuelven por un espacio que está rodeado de columnas con espejos que las multiplican. Todas van vestidas de trajes básicos, con siluetas fluidas: vestidos con vuelos, faldas largas, cortas, blusas, pantalones, botas, baletas y bolsos. Algunas van con fondos enteros y otras con estampados alusivos a la naturaleza.
Las mujeres simulan tatuajes con frases en diversas partes del cuerpo: “fusiones musicales”, “letras escritas”, “fuerza latinoamericana” y “magia” son algunos delos mensajes que se leen sobre la piel, como haciendo homenaje a la fuerza creadora latina.
Vestidos negros, cafés, grises, verdes y blancos con cortes asimétricos hacen contraste con los coloridos accesorios que las mujeres desfilan por más de media hora en la pasarela Arkitec, en la feria BCapital, en Bogotá.
Dos mujeres que aparecen en escena hacen la diferencia con las demás porque, aunque llevan la misma ropa de la colección, sonríen. La gente se descarga en aplausos, y el centro del escenario queda convertido en una rueda de prensa.
Las dos mujeres son Olga Piedrahita y Danielle Lafaurie, ambas trabajan en la marca de la primera, Olga Piedrahita. “Oficialmente trabajo con la marca de Olga desde 2008, pero recuerdo que desde chiquita mi mamá me ponía a rellenar corazones de terciopelo para sus desfiles”, cuenta Lafaurie: son madre e hija.
Olga Piedrahita es una de las pioneras de la moda en Colombia. Lleva más de 30 años creando y su experiencia la ha llevado a ser una de las diseñadoras más reconocidas en el país. “Yo diseño de una forma muy intuitiva y si al cliente le gusta, se lo lleva. Este trabajo fue diferente porque era invertir un poco el trabajo y para eso estuvo Danielle, hacemos un buen equipo y yo no la limito. Es un relevo generacional bonito, interesante y enriquecedor”, afirma Piedrahita con una voz suave y pausada pidiendo un aplauso para su hija, quien toma la palabra.
“A Olga no le gusta hablar mucho (sonríe). Hacemos equipos interdisciplinarios en la tienda y eso es invaluable porque nos nutre y nos abre a la creatividad de otros universos como los de los ilustradores, fotógrafos y muchos artistas”, dice Lafaurie, explicando que para crear se nutre de la escritura, la pintura, la escultura y las industrias creativas de América Latina.
La experiencia y la experticia de la madre se suma a la frescura y a la pasión de su hija, quien fue la encargada de convencerla para realizar una unión con los almacenes Éxito, quienes venderán la colección de estas prendas.
“Me atraía hacer ropa para mucha gente porque Olga hace unas cosas maravillosas, pero son muy pocas. La experiencia fue increíble porque mientras Olga aporta los cortes, yo me encargo de los prints y de buscar los colores. El resultado es muy versátil porque hay un equilibrio muy interesante en piezas y en ocasiones de uso ya que hay ropa para la oficina, para la noche, faldas largas, corticas, vestidos, es para muchas mujeres”, comenta Lafaurie.
Olga Piedrahita se embeleza y sonríe de orgullo al escuchar las palabras de su hija. Los seguidores de los cortes y de la limpieza de su trabajo pueden estar tranquilos porque al escuchar a Danielle, su propiedad en el tema, y al saber de su herencia creativa, se puede pensar que la marca quedará en algún momento en las mejores manos.