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Philae resucitó pero no se comunica bien con la Tierra

07 de julio de 2015
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millones de kilómetros alcanzaba ayer la distancia entre la nave Rosetta y la base en la Tierra.

Está vivo, quiere comunicarse, pero no lo ha logrado.

El módulo Philae que el 12 de noviembre pasado descendió sobre el núcleo del cometa 67P Churyumov-Gerasimenko, ha establecido siete contactos con la nave Rosetta, en órbita alrededor del cometa.

El primero ocurrió el 13 de junio. Los otros de ahí hasta el 24. Todos cortos, interrumpidos tras unos segundos o dos minutos máximo.

El fin de semana los científicos y técnicos de la Agencia Espacial Europea que maneja el proyecto intentaron comunicarse, pero no ha sido fácil. El cometa rota cada 12,4 horas, por lo que el módulo no siempre está de cara al Sol para que sus baterías generen la energía requerida.

Una comunicación de pocos minutos de nada sirve. Se requieren al menos 50 para que las dos memorias a bordo de Philae transmitan toda la información recogida desde su llegada al cometa.

Philae no aterrizó en la forma esperada, habiendo rebotado y desestabilizado. No se sabe dónde está. Y tras el aterrizaje se perdió contacto al agotarse sus baterías y estar aún lejos del Sol.

Se esperaba que al acercarse el cometa al Sol, las energías se cargaran y pudiera comunicarse de nuevo. Así fue, pero por alguna razón no ha sido fluido el enlace. Philae transmite a Rosetta y esta a la Tierra.

Un problema adicional ha sido que Rosetta debió alejarse a más de 160 kilómetros del cometa: al acercarse a la estrella es mayor su actividad y más polvo y agua libera, por lo que no se puede exponer la nave, cuya misión ha sido ampliada hasta 2016 (iba hasta diciembre próximo) y la Agencia analiza la posibilidad de que al final también aterrice en 67P.

“La forma más lógica de terminar sería enviar a Rosetta hacia el cometa, pero aún hay mucho camino por delante antes de decidir el final”, dijo Patrick Martin, director de la misión.

El cometa alcanzará el perihelio, sitio más próximo al Sol, el 13 de agosto y es imposible predecir cómo saldrá de ese encuentro, aunque no se acercará tanto como otros cometas que se han desintegrado en el acercamiento.

Los científicos tratan de orientar la nave para que esté más tiempo frente a Philae y tener un contacto más fluido.

199
millones de kilómetros separaban ayer al cometa 67P del Sol. En agosto será el máximo acercamiento.

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