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De acuerdo con un informe de Vanity Fair España, publicado en septiembre de 2014, cerca de dos mil millones de personas en todo el mundo sintonizaron la transmisión del funeral de Lady Di, en 1997.
Esa cantidad de gente no eran ni sus familiares, ni sus amigos, ni siquiera conocidos; pero lamentaron, lloraron y muchos, por seguro, se deprimieron cuando conocieron la trágica muerte de la Princesa de Gales.
Cuando una celebridad fallece, para muchos es como si perdieran una parte importante de su vida. ¿Por qué?
La sicóloga Andrea Cartagena plantea que estos personajes se convierten en un reflejo o una aspiración social de estatus, de gustos, y hace que muchas personas se identifiquen con ellos y los vuelvan parte de su cotidianidad. Aunque no sean familiares, ni amigos, sí se convierten en unos “seres queridos” y de ahí el duelo que genera su pérdida.
“Estos personajes cuando mueren se vuelven casi dioses. Son los imaginarios colectivos de muchos, y hacen parte de un proyecto de vida de cada individuo o cada grupo”, amplía por su parte el sociólogo Carlos Velásquez.
Una cantidad de esos seguidores de un deportista, un cantante, un actor, o cualquier otro personaje reconocible y famoso, tiene vacíos, y depositan en esa imagen de ese famoso su proyecto de vida. Por eso, cuando muere, sienten que ese proyecto se truncó, agrega el profesional.
“Cuando faltan van a sentir todo lo que se siente cuando muere un ser querido, la ausencia, lo que significa entender y procesar que ese ser ya no va a estar y que no podemos hacer nada para que esté ahí” amplía Andrea Cartagena.
Con el duelo que se genera cuando este personaje famoso muere, sus seguidores buscan desarrollar el proceso de aceptación de esa ausencia.
Estos son duelos que, por lo general, son cortos, agrega el sociólogo Velásquez, porque hacen parte también de la cultura de los medios de comunicación. Y cuando un personaje falta, estos medios se encargan de generar otro ídolo que lo reemplace en la memoria de los seguidores casi que de inmediato.
Así que cuando su cantante, su actor, o su deportista favorito deje este mundo, no le de pena sacar su pañuelo y secarse las lágrimas.