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Están presentes en casi todos los países del mundo. A las medicinas tradicionales chinas (MTC) las tachan de poco rigurosas, de ser creencias y no conocimiento basado en la evidencia. Recientemente el órgano rector de la OMS, la Asamblea Mundial de la Salud, anunció que incluirá detalles sobre este compendio de saberes en la decimoprimera versión del compendio global de la organización, conocida como la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados (CIE).
Su argumento es que estas permiten tener otra aproximación o conocimiento y atención del ser humano de manera más integral. Dentro de estas se incluyen la homeopatía, la medicina hindú (ayurveda), las medicinas vibracionales y la medicina sintergética.
Según una editorial de la revista científica Nature escrita por David Cyranoski, el alcance global de agregar un capítulo sobre las MTC en este documento, que clasifica miles de enfermedades y diagnósticos y establece la agenda médica en más de 100 países, no tiene paralelo. El CIE influye en cómo los médicos realizan diagnósticos, cómo determinan la cobertura las compañías de seguros, cómo los epidemiólogos fundamentan su investigación y cómo los funcionarios de salud interpretan las estadísticas de mortalidad.
Para el médico internista antioqueño Jorge Mario Villa, occidentalizar este tipo de prácticas es un despropósito.
Él pregunta, ¿cómo es posible que un organismo tan influyente en el mundo como este se posicione a favor de unas prácticas que no tienen el aval científico?
Asegura que la mayoría de quienes las implementan en Latinoamérica hicieron un curso de seis meses en Brasil y “como su nombre lo dice, esas prácticas son de tradición, se heredan de generación en generación, y esto es porque los orientales tienen una relación diferente con el mundo”.
La OMS , por su parte, aseguró a través del editorial de la revista científica Nature que su estrategia con las MTC “proporciona una guía para los estados miembros y otros participantes para regulación e integración de productos, prácticas y practicantes de medicina tradicional y complementaria, con una calidad comprobada”.
Los detalles y sistema de clasificación sobre las medicinas tradicionales se incluirán en el capítulo 26, le dijo Choi Seung-hoon a Nature. Él es el jefe de la oficina de la OMS de Medicina Tradicional en Filipinas.
De acuerdo con el doctor Alejandro Posada Beuth, médico de la Universidad Pontificia Bolivariana, confundador del grupo Viavida, y dedicado a la medicina sintergética, como sucede con muchas de las prácticas médicas, “no estamos exentos de que personas inescrupulosas y no formadas desde el rigor de la academia ejerzan este tipo de prácticas. Desde mi punto de vista quienes se dediquen a la práctica de estas técnicas, deberían ser médicos graduados, en nuestro medio, en alguna universidad reconocida, y que además hayan profundizado en el estudio de esta disciplina”.
El doctor precisa que no es tan simple como poner una aguja o estimular con un láser y si tiene a un paciente con apendicitis, dice que sabrá que es imperativo darle antibióticos.
La línea es delgada, pero los defensores de las también llamadas medicinas complementarias dicen que solo hay una medicina pero varias visiones. “No se trata de competir. Las MTC buscan precisamente el surgimiento de una forma diferente de ver, más no opuesta, que permita asumir el reto de observar la salud y la enfermedad desde otro ángulo más incluyente y no simplemente alternativo”, argumenta Posada.
Él insiste en que cuando se observa a la mayoría de los consultantes de las terapias complementarias, una de las razones comunes que comparten es un desencanto por la medicina occidental despersonalizada. “El esmero en el cuidado se ha perdido por el mismo diseño de los mal llamados ‘sistemas de salud’ de nuestros países, en los que el paciente pasó a ser tratado de manera impersonal”, afirma.
Así que él se pregunta, “¿cómo desconocer una tradición milenaria con probados efectos en la salud de millones de usuarios en el mundo?, ¿cómo dejar a un lado las observaciones que ha hecho durante todos esos años las MTC, como por ejemplo los llamados canales o meridianos de energía, apenas constatados por la ciencia moderna hace cerca de 100 años?”
A doctores como Posada les complace que por primera vez en la historia, los códigos del CIE incluirán terminología como Deficiencia de Qi del bazo o Estancamiento del Qi del hígado, de acuerdo a una publicación en el sitio web de Five Branches University, una institución de capacitación e investigación de MTC con sede en San José, California.
Los críticos argumentan que no hay evidencia fisiológica de que existan qi o meridianos, y pocas pruebas de que la MTC funcione. Solo se conocen un puñado de casos en los que los tratamientos a base de hierbas chinas han demostrado ser eficaces en ensayos clínicos aleatorizados controlados. Un producto notable que ha surgido de la medicina tradicional china es la artemisinina. Aislada por primera vez por Youyou Tu en la Academia China de Medicina Tradicional China en Beijing, la molécula es ahora un poderoso tratamiento para la malaria y ganó el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2015.
Pero varios científicos han gastado millones de dólares en ensayos aleatorios de otros medicamentos y terapias de medicina tradicional china con poco éxito. En una de las evaluaciones más completas, los investigadores de la escuela de medicina de la Universidad de Maryland en Baltimore encuestaron 70 revisiones sistemáticas que miden la efectividad de las medicinas tradicionales, incluida la acupuntura. Ninguno de esos estudios pudo llegar a una conclusión sólida porque la evidencia era muy escasa o de mala calidad.
Es la oportunidad entonces de estudiarla con más rigor. No se puede negar que su popularidad incrementa, desconocerlas es negar parte de la historia de el espectro salud-enfermedad.