<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
HISTÓRICO
Cada dos minutos se roban un celular
Por NELSON MATTA COLORADO | Publicado
En todos los países del mundo le pueden robar su celular, pero en Colombia, en cuya capital hurtan uno cada dos minutos, hay un riesgo elevado de que en el acto lo maten. Algo de esa compleja verdad la reconoce el general Rodolfo Palomino, director de la Policía, para atreverse a recomendar esto a los ciudadanos: "bajo ninguna circunstancia compren celulares de segunda mano, pueden estar manchados de sangre".

Sangre como la del mexicano Gustavo García Velásquez, quien vino a este país a producir videos, y lo apuñalaron en el cuello para arrebatarle el teléfono en una calle de Bogotá (11/5/13); o la del abogado santandereano Juan Guillermo Gómez, becado por la Universidad de Harvard, y acuchillado también en Bogotá para quitarle el teléfono (17/6/12); o la del adolescente de 16 años, Jairo Lizarazo, asesinado en un bus de Soacha por oponerse al atraco (04/1/14).

El robo de teléfonos móviles dejó de ser un mero acto de la delincuencia común contra el patrimonio económico de las personas. Ahora es una preocupación mundial, de cuenta de redes de crimen transnacional cada vez más especializadas.

Según el documento sobre la Estrategia Nacional contra el Hurto de Celulares, de la Alta Consejería Presidencial para la Seguridad y la Convivencia, "este dispositivo puede tener dos rumbos: ser revendido en el mercado ilegal nacional o ser exportado a países vecinos como Ecuador, Venezuela y Perú, y como se ha vuelto un "negocio" rentable para los criminales, estos equipos pueden llegar hasta Paraguay, Uruguay y Argentina, entre otros", incluyendo a México y Estados Unidos.

El general Palomino explicó que el año pasado se registraron 44.700 celulares hurtados en Colombia. Eso equivale a 3.725 casos mensuales, 122 diarios y 5 cada hora.

No obstante, las cuentas pueden ser más escabrosas. El vicefiscal General, Jorge Perdomo, indicó que la Fiscalía hizo un estudio con las empresas de telefonía, concluyendo que en 2013 fueron robados 263.000 equipos tan solo en Bogotá, con el agravante de que el 98% de los episodios no fueron denunciados formalmente, por lo que el ente acusador carece de insumos para iniciar sus pesquisas.

Si desmenuzamos esta cifra encontramos que en la Capital se roban 21.916 celulares al mes; 730,5 al día; 30,4 cada hora y un celular cada dos minutos.

De cuenta de ese subregistro, el delito se ha esparcido de forma silenciosa. Francisco Lloreda, alto consejero para la Seguridad y la Convivencia, dijo que en 2012 hubo 32.000 denuncias formales por hurtos de celular, una cifra minúscula comparada con las quejas reportadas a la Línea 123, según las cuales hubo cerca de 1,7 millones de robos.

La tendencia sugiere que la situación puede empeorar en la medida que también crece la cobertura. El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTic) estima que en nuestra Nación hay 49 millones de usuarios de telefonía móvil, que superan al número de habitantes del territorio (47,12 millones).

Así funciona el negocio
El último Balance Criminológico del Hurto de Celulares, elaborado por el Observatorio del Delito de la Dijín, concluye que este fenómeno callejero "genera los mayores índices de percepción de inseguridad en las principales ciudades".

La razón es que "va acompañado de otro tipo de acciones como lesiones personales y homicidios, situación que incide en la formación de temores ciudadanos".

Las modalidades más frecuentes son el atraco a mano armada, el cosquilleo, el raponazo, el engaño (ladrones que fingen ser policías requisando es la más común), el papayazo (por descuido) y el cambiazo o dummiseo (cuando a una víctima, sin que se dé cuenta, le reemplazan el equipo por una carcasa vacía o dummi).

Los lugares críticos son las terminales de transporte, los buses, alrededores de centros educativos y eventos masivos (conciertos, partidos de fútbol y desfiles).

En los archivos de la Fiscalía pululan los casos en los que la delincuencia aplica métodos cada vez más horrorosos para intimidar a los usuarios.

El pasado septiembre, dos universitarios y un bachiller fueron capturados en el barrio El Poblado de Medellín, por rociarle gas pimienta en la cara a una joven de 18 años, para robarle el celular y $30.000.

El 17 de abril fue condenada a 5 años y 7 meses de cárcel Magali Campo Sánchez, quien estando embarazada atracó a otra mujer que también estaba encinta. La víctima además cargaba a su hija de 20 meses, cuando la "ladrona preñada" y tres secuaces le pusieron el puñal a la bebita, para que la madre entregara el móvil (07/12/12) en Engativá.

Métodos más especializados aplica la banda "los Gama", que hurta teléfonos en la Capital de la República para venderlos en Venezuela. El 15 de mayo fueron detenidas 5 mujeres de la organización, junto a un patrullero y un subintendente de la Policía.

Los uniformados, según la Fiscalía 318 Local, "se encargaban de alertar a los delincuentes de los lugares donde la Institución adelantaba operativos" y "en caso de capturas, los favorecían con libertades donde los recluían temporalmente".

Otro clan envuelto en estas lides es "los Florentinos", experto en la reventa de aparatos en mercados negros de Argentina, Ecuador, Perú y Venezuela.

Allá llegan, a través de encomiendas, tras el robo en ciudades como Cali, Pasto, Medellín y Bogotá.

En julio se ejecutó un operativo que derivó en el arresto de 15 de sus integrantes. La Fiscalía encontró que los celulares eran vendidos por sumas que oscilaban entre los $60.000 y $500.000, con un tope récord de 700 dólares en el exterior ($1"432.242).

Teniendo en cuenta la cifra de celulares robados entregada por la Policía (44.700), se deduce que este negocio movería al año entre $2.682 millones y $22.350 millones.

Ahora, si usamos la cifra de la Fiscalía sobre los hechos no registrados en Bogotá (263.000), el rubro se eleva de $15.780 millones a $131.500 millones por concepto de equipos hurtados al año.

Para ampliar el marco de referencia, existe un estudio de Interpol, titulado "Hurto de celulares: problema de seguridad pública", presentado por el inspector Richar Fuentealba, de la Policía de Investigaciones de Chile, en el marco del Foro Mundial contra el Hurto de Celulares (Bogotá, 2012).

Su tesis es que cada día, en el mundo, el negocio mueve un promedio de 280.000 a 1,2 millones de dólares. ¡A diario…

Es detrás de esta millonaria suma que en Bogotá delinquen 32 bandas, y otras tantas en Medellín, Cali, Villavicencio, Barranquilla, Bucaramanga, Pasto, Neiva, Ibagüé, Cúcuta, Armenia y Cartagena, según la Policía.

Botín multiusos
El Observatorio del Delito de la Dijín realizó un seguimiento detallado a este fenómeno el pasado noviembre. Basándose solo en los hechos denunciados formalmente, informó que se robaron 2.665 teléfonos, es decir, 58% más que en el mismo periodo de 2012 (1.692).

La mayoría de casos ocurrieron en Bogotá (807), Cali (347), La Guajira (159), Barranquilla (129) y Bucaramanga (125). Las horas en las que hubo más hurtos fue de 6:00 a.m. a 11:59 a.m. (32% de los hechos), en el área urbana (98%) y por el método de atraco (50%).

La conclusión es que el bien más hurtado en este país es el celular, al sumar el 35% de los robos denunciados.

La usurpación de un aparato sigue por lo general el mismo ciclo: bloqueo, alteración del Imei (número único de identificación del celular) y reventa.

No obstante, no todos los equipos son comercializados. Muchos se emplean como herramienta para la extorsión y la estafa; otros son desmantelados para dejar la carcasa y camuflar en ella sustancias alucinógenas o municiones sin despertar sospechas; y unos más, como mecanismo detonador de bombas, usado por los terroristas.

El 7 de marzo de 2013 detuvieron a tres mujeres que se dedicaban a ingresar drogas y celulares hurtados a las cárceles del Eje Cafetero, Boyacá y Bogotá, para que los internos los emplearan en sus comunicaciones y fechorías.

Y entre septiembre y noviembre arrestaron a 16 integrantes de una banda que, haciéndose pasar por miembros del Ejército, estafó a varios comerciantes con la promesa de contratos, por un monto superior a los $200.000 millones. En los operativos, la mayoría en Tolima, les incautaron 68 celulares desde los cuales orquestaban el "tumbis".

El peso de la justicia
Por el asesinato del mexicano Gustavo García, la justicia condenó a 34 años de cárcel a Hárrison Piedrahíta, y a 8 años de celda a un menor de 17 que lo secundó en la tragedia.

Y por la muerte del becario de Harvard, Juan Guillermo Gómez, la sentencia fue de 44 años y medio para John Puerto Talero y de 5 años para un adolescente; otro procesado aún espera su castigo.

La severidad de los tribunales no solo se ha visto contra quienes matan por usurpar un teléfono, también hacia quienes solo los roban.

A Adrián Bustamante, el Juzgado Séptimo Penal Municipal de Bogotá lo sentenció a 5 años por robarle el celular a la pasajera de un bus (30/4/13).

Maritza Charry purga 4 años y 8 meses porque el Juzgado 11 Penal del Circuito de Bogotá la halló culpable de receptación, al demostrarse que ocultó tres celulares que dos atracadores habían hurtado a unos ciudadanos (07/5/13).

A Íngrid Agudelo la condenaron a 6 años y 3 meses por asaltar con cuchillo a una chica de 14 años, a quien le quitó un celular y una chaqueta de cuero.

Y a Magali Campo, la "ladrona preñada", sentenciada a 5 años y 7 meses por el hurto agravado a otra embarazada y su bebita, ni siquiera le concedieron la prisión domiciliaria por su estado de gravidez y quedó tras las rejas en El Buen Pastor.

Estas penas han sido más severas que las de algunos de los miembros más tenebrosos de la mafia. A "Cesarín", por ejemplo, un cabecilla de "la Oficina" condenado a 20 años y 9 meses por homicidio, concierto para delinquir y porte ilegal de armas, un juez de Villavicencio sí le otorgó la detención domiciliaria por ser padre cabeza de familia, y se fugó hace una semana.

Y a "el Cebollero", jefe financiero de la misma estructura, lo sentenciaron a tan solo 4 años y 2 meses por concierto para delinquir.

Las leyes contra el hurto de celulares comenzaron a endurecerse con la Ley 1453 de 2011, que penalizó con 6 a 8 años la manipulación, remarcación o modificación de las terminales móviles.

Colombia se convirtió en un abanderado a nivel mundial de esta causa, organizando en 2012 el Foro Mundial contra el Hurto de Celulares. Allí nació la Declaración de Bogotá, el primer pacto de su clase, donde los participantes de decenas de naciones se comprometieron a enfrentar el flagelo.

"El hurto de celulares es un crimen transnacional, que afecta de diferente forma a los países. En el caso de Colombia, asociado a la muerte de personas", fue una de las reflexiones expuestas en el foro por la Alta Consejería Presidencial.

La Policía creó 43 grupos en las seccionales, con 183 uniformados entrenados en el tema. Los robos, no obstante, siguen creciendo a la par del auge de la telefonía móvil.

Y los ladrones, capturados con más frecuencia, ya no saben qué inventar. Gilmar Caicedo y Hansel Páez, tras aceptar que atracaron con cuchillos a una embarazada que caminaba con varios niños para el colegio, dijeron en el estrado: "Estábamos drogados y no sabíamos lo que hacíamos".
x