21 ensayos: el vino exquisito de la lectura
21 ensayos integran el volumen con el que Leer y releer, publicación de la Biblioteca U. de A., celebra 80 años de fundación.
Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros de cuentos: Al filo de la realidad y El alma de las cosas. Periodismo: Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López; Crónicas de humo, El Arca de Noé, y Vida y milagros. Novelas: Gema, la nieve y el batracio, El fiscal Rosado, y El fiscal Rosado y la extraña muerte del actor dramático. Fábulas: Las fábulas de Alí Pato. Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa.
Comparando la lectura con el vino, Luis Germán Sierra, el coordinador de las actividades culturales de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz, de la Universidad de Antioquia, nos invita a que aprendemos a disfrutarla “por vía de la comparación y con la guía necesaria de quien nos deja experimentar unos y otros sabores, una y otra calidad de acompañamientos y de mezclas, unas y otras variedades”.
Sierra también es quien coordina la revista Leer y releer, una publicación trimestral de ensayos de escritores de cualquier parte del mundo, sobre la lectura, la escritura, el libro o las bibliotecas. Reflexiones diversas de unos seres que han decidido detenerse a contar sus experiencias o sus ideas.
Leer y releer tiene 78 números en 20 años. Sierra comenzó a editarlos con Gloria Bermúdez Bermúdez, bibliotecaria de la Universidad de Antioquia, “hoy en uso de buen retiro”, de quien fue la idea de editar estas deliciosas copas de buen vino, para brindar con los lectores y visitantes de este lugar que ocupa el corazón de la ciudad universitaria.
Por estas páginas han pasado los textos de Michel de Montaigne, el padre del ensayo moderno, llenos de gracia, humor e inteligencia; los de Virginia Woolf; Rafael Humberto Moreno Durán; Ítalo Calvino; Óscar Collazos; Luis Tejada; Germán Espinosa; Robert Louis Stevenson; Jorge Luis Borges; Marcel Proust; Clarice Lispector; Fernando Pessoa; Cesare Pavese, Joseph Brodsky, Dereck Walcott, Estanislao Zuleta, Miguel de Cervantes Saavedra, Juan Manuel Roca, Margarite Yourcenar, Juan Gustavo Cobo Borda, Eduardo Escobar, Piedad Bonnett, Eugenio Montejo y otros.
Al principio, eran unos fascículos sencillos en papel bond. Ahora salen en papel satinado.
21 ensayos
Para celebrar los 80 años de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz, aparece este libro de Leer y releer, integrada por una selección de textos con el escueto título 21 ensayos, los cuales ya habían sido publicados por separado.
Entre ellos, Dulzuras y amarguras del devorador de libros, permite a Héctor Abad Faciolince decir que “Hay que despojarse del fetichismo del objeto libro. Aun reconociendo su belleza, no soy de los que añoran la época en que los libros tenían las tapas de pergamino, o el papel hecho a mano, o los tipos de plomo (...)”.
En El ocioso trabajo de escribir, Germán Espinosa comenta que “Todo ser humano arrastra consigo una tragedia, una tragicomedia, a veces consistente no más en la angustia de seguir vivo a pesar de todo. La de algunos, se llama literatura”.
Y en ¿Cómo hay que leer un libro?, Viginia Woolf, nos desnuda diciendo que, “por lo general, nos acercamos a los libros con la mentalidad confusa y parcial, y pedimos a la novela que sea verdad, a la poesía que sea falsa, a la biografía que sea halagadora, a la historia que fortifique nuestros prejuicios”. Y agrega: “Si pudiéramos eliminar esos conceptos previos al leer, ello sería, en sí mismo, un admirable principio”.
En el Agradecimiento a los libros, Stefan Zweig los describe así:
“Aquí están, resignados y callados. No instan, no llaman, no piden. En su estante están, y esperan, silenciosos. Una somnolencia parece envolverlos y, sin embargo, de cada uno de ellos, mira un nombre como un ojo abierto”.
Y así, en otros pulidos ensayos, escritores afilan su ingenio para hablar de letras.
El hombre de la biblioteca continúa su comparación entre lectura y vino, mencionando que “un día nos percatamos de que nos empalaga lo muy dulce, lo que está hecho solo para agradar de manera fácil, lo que aceptamos sin esfuerzo y sin el reto de probar opciones que no producen hostigamiento ni daños al estómago. Y descubrimos también que el privilegio de la variedad está hecho de una complejidad de origen que tiene que ver con la depuración y el refinamiento de los espíritus que producen lo que ingerimos”
Esta es la esencia de Leer y releer.