Álvaro Vásquez compite y crea desde su juventud
ALGO GLOTÓN, BUEN bailarín y excelente padre, así se define y lo ratifican sus seres queridos, quienes han tenido que sacrificar tiempo a su lado para darle paso a la frenética campaña política que emprendió hace una año.
Antes de imaginarse que algún día competiría por alcanzar el cargo más importante del departamento, Álvaro Vásquez pasaba sus años de universidad compitiendo, lápiz en mano, en carreras de observación.
Fue por la época en que estudiaba ingeniería en la Universidad Nacional, cuando jugaba tenis y conquistaba a sus amigas cocinándoles su receta estrella: lasaña.
Se ganó no una ni dos carreras de observación, llenó un armario de trofeos que luego su hijo Santiago, en una travesura infantil, repartió a sus amiguitos de juego a manera de premio.
Buen bailarín, algo glotón y emprendedor desde chiquito, son algunas de las características de Álvaro, que solo conoce los más íntimos, su familia y sus amigos. No come nada que vuele o nade y es fanático del orden.
Desde crear una empresa de recolección de basura siendo niño, venderle al Ley caramelos envueltos en papel celofán, en plena pubertad, montar una tipografía y hasta una fábrica de panelitas de leche, fueron solo algunas de las primeras aventuras empresariales en las que Vásquez se metió a fondo y hasta el final. Porque si en algo coinciden Sonia, su hermana mayor; Lina, su esposa, y Santiago, su hijo, es en que Álvaro es incansable y lo que empieza lo termina.
Primero la familia
Verónica, Santiago y Andrés son los hijos de su primer matrimonio. Martín, y Mariana, que nacerá en enero, los hijos con su actual esposa, la abogada Lina María Echeverry.
"Los hijos son como la sopa, saben a lo que se les eche", dice Álvaro al definir su papel como padre.
"Mi papá es un gran trabajador y siempre está de buen ánimo, con buena actitud", confiesa Santiago junto a quien hoy hace campaña.
Los domingos son los días de la familia. Aunque muchas de las rutinas en su hogar estén hoy vuelta arriba por culpa del bicho de la política, no deja de ser la prioridad de Álvaro Vásquez.
"A las 5:30 a.m. ya estamos en la Liga de Tenis con Martín, de ahí siempre escogemos un sitio diferente para desayunar", cuenta Vásquez.
Sorprenderlo con un regalo es bastante difícil, pues, como dice su esposa Lina, es muy desapegado a lo material.
Pero si alguien quiere darle gusto y halagarlo la clave puede estar en un rollo de canela, una invitación a un asado o a un restaurante mexicano, o quizás un libro para engrosar la lista de los que está leyendo en el momento. Entre sus temas preferidos: las historias de éxitos y fracasos.
El corre corre de campaña
Ya son 15 kilos menos los que pesa Álvaro Vásquez, fruto de sus correrías por 116 municipios de Antioquia.
"Yo siento un amor particular por el Suroeste. Pero igual me sorprendo positivamente con la gente que encuentro cada que visito un municipio de Antioquia".
Después de la campaña quizás por fin pueda terminar de leer Basta de Historias, de Andrés Oppenheimer, volver a practicar el tenis con la constancia de antes y esperar con la ansiedad propia de un padre el nacimiento de Mariana. Mientras eso ocurre, su energía está concentrada al ciento por ciento en lograr la Gobernación. "Estoy decidido a cambiar Antioquia y sé cómo hacerlo".