Histórico

Caficultura, a transformarse

La caficultura atraviesa una crisis de rentabilidad que tiene en aprietos a los productores y a sus familias. La solución, más allá de los apoyos, está en mejoras efectivas en la productividad.

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01 de diciembre de 2013

El comportamiento de la caficultura colombiana durante los últimos años ha mostrado que, en el fondo, lo que aqueja al sector es un serio problema de productividad que le impide ser un negocio rentable y próspero para los caficultores.

Por cuenta de ello, meses atrás, cuando los precios del café en los mercados mundiales presentaron niveles altos y la producción cafetera tuvo una de sus mayores caídas, los productores no pudieron sacar mayor provecho de las mejores cotizaciones.

Hoy, cuando el programa de renovación de cafetales muestra sus frutos con una recuperación destacable de la producción del grano, los caficultores se enfrentan a un mercado con precios a la baja.

Esta situación sería mucho más manejable y llevadera si la renovación viniera acompañada de altos niveles de productividad económica. No en vano, el director de la Comisión de Expertos Cafeteros, Juan José Echavarría, ha puesto de presente la gran brecha de productividad que presenta la caficultura colombiana frente a la de otros países, como es el caso de la del Brasil.

A pesar de ello, en un mercado ofrecido y en el que el consumo crece a bajas tasas, la recuperación alcanzada hace ver con más optimismo el futuro. Sin embargo, buena parte de estos logros se soportan en el apoyo financiero que el Gobierno les ha dado a los distintos programas gremiales desde tiempo atrás.

Durante la presente administración se han otorgado ayudas (apoyos y créditos) por valor de 3,8 billones de pesos.

Aunque en el discurso de instalación del 79 Congreso Nacional de Cafeteros, el Presidente de la República reiteró dicho apoyo, también dio algunas puntadas sobre los ajustes que debe sufrir el programa de ayudas al sector.

En particular señaló que el apoyo no puede ser permanente; debe focalizarse, pues actualmente el mismo llega por igual “a ricos y pobres, a los grandes y a los pequeños” productores; y debe asegurar el desarrollo sostenible del sector. Para ello sugiere que una parte del apoyo se destine a “facilitar la utilización de fertilizantes, o a hacer aún más atractiva la renovación de los cafetales”.

También considera necesario que, al igual que ocurre en Brasil, el apoyo transitorio debe tener en cuenta las condiciones sociales del agricultor.

El gremio ve las cosas de otra manera. Ha solicitado que, con los recursos del cuatro por mil, se institucionalice un Fondo de Estabilización de Precios. Igualmente, espera que se establezca un subsidio al precio interno de los fertilizantes y que se instituya un precio de sustentación para el café.

Lo poco que se conoce de los resultados de los estudios de la Comisión de Expertos indica que los problemas de la caficultura colombiana efectivamente están en su baja competitividad y productividad, pues al sector no le han faltado los apoyos gubernamentales.

Esto hace pensar que la agenda cafetera de los próximos años se enfocará en los temas asociados al fortalecimiento de la capacidad productiva de la caficultura, reconociendo que los apoyos gubernamentales que se brinden deben ser más eficaces y estar focalizados hacia los sectores que realmente los necesitan.

Ojalá que en corto tiempo el país conozca los resultados y las recomendaciones de la Comisión Cafetera, pues la encrucijada en que se encuentra la actividad cafetera colombiana demanda respuestas claras y precisas. No hay que olvidar que la suerte de un número muy significativo de hogares rurales está en manos del rumbo que siga el cultivo del café.

Contraposición

Colombia ha avanzado en productividad de su caficultura

Por Luis Genaro Muñoz Ortega
Gerente de la Federación Nacional de Cafeteros.

Uno de los propósitos más retadores de la caficultura ha sido la transformación productiva y hoy el resultado es contundente: se renovaron más de 2.800 millones de árboles y entonces la producción en lo corrido de este año es 43 por ciento superior al periodo equivalente del año anterior.

Hemos avanzado, pero queda mucho trecho por recorrer. En aspectos como productividad, valor agregado e innovación y desarrollo, tenemos logros, pero hay factores que escapan a nuestro dominio como la tasa de cambio, la infraestructura, los costos laborales y de los insumos, del crédito, que  confirman la necesidad de preservar el esquema de entendimiento y de diálogo permanente Gobierno y gremio, que ha sido tan eficaz.

Reconocemos los apoyos que se vienen ejecutando para compensar los bajos precios y aliviar la dramática caída del ingreso del productor. La competitividad requiere sacrificios, ajustes, continuidad, tecnología, mejores vías, todo lo cual demanda recursos, muchos de los cuales hemos tenido que destinar, durante 50 años, a enfrentar a los violentos.

Creemos en la importancia y la urgente necesidad de implementar una política de Estado diferente para el sector agropecuario y acogemos el llamado a celebrar un nuevo Pacto Nacional Agropecuario, en el que todos debemos participar con el firme propósito de hacer de esta actividad un trabajo rentable y sostenible.