Crimea, un foco ruso de tensión
El destino de Crimea, decidido por una votación mayoritaria, pero con la intervención militar y política de Moscú, es un hecho negativo que puede generar efectos en todo el mundo.
Vista desde la perspectiva histórica, la decisión que tomaron el domingo los habitantes de Crimea, que aprobaron el referendo de independencia de Ucrania y su regreso al seno de "la madre Rusia", es la concreción del deseo de volver a sus orígenes.
Sin embargo, en el contexto geopolítico actual hay que ubicarlo como un hecho político negativo de indudable repercusión mundial, provocado por el presidente de Rusia, Vladimir Putin, con sutil estrategia de titiritero.
Para Rusia, en su equilibrio de poderes con Europa, Crimea es territorio estratégico, no sólo por tener allí en Sebastopol una base de operaciones para su flota naval sino por el interés en mantener bajo su control los confines limítrofes.
La independencia de Crimea y su eventual anexión a Rusia es un golpe al nuevo gobierno de Kiev y un castigo a la población ucraniana cuyas protestas masivas lograron la destitución del presidente Viktor Yanukovich, opuesto a un mayor acercamiento a la Unión Europea, la cual le ofreció integrarla como socio, con las ventajas que ello le traería para su economía y su sistema político.
El referendo es el conejo que Putin se sacó del sombrero y lo presentó como acto democrático. Ahora puede cantar victoria al lograr que Crimea se pronunciara en favor de su autonomía, sin que aún esté decidida la forma en que se incorporará a la Federación Rusa, lo que será presentado con toda la apariencia de legalidad.
Sea como fuere que se produzca la anexión y el estatus que se le conozca a este territorio, Putin habrá dado un golpe de mano que tendrá consecuencias globales, al tiempo que convierte esta región, como antes lo fueron los Balcanes, en una zona de tensión.
De hecho, ya tiene el mérito de ser la peor crisis entre Rusia, por un lado, y Estados Unidos y Europa por el otro, desde el final de la Guerra Fría, pues ningún otro asunto donde estas potencias han presentado puntos de vista diferentes como el caso de Irán, Afganistán o Siria, han acumulado tal carga de tensión, intereses cruzados y desencuentros diplomáticos.
De hecho, no transcurrió mucho tiempo desde que se conociera el resultado del referendo, favorable a Rusia, para que Estados Unidos aplicara las primeras sanciones que afectan, en lo personal, a varios dirigentes rusos, pero con el anuncio de que vendrán costos peores para su país.
El llamado de Estados Unidos a respetar la integridad territorial de Ucrania ha tenido el pleno respaldo de la Unión Europea, que se juega ella misma la vigencia de ese valor político (su propia integridad territorial) dependiendo cómo se dirima esta disputa actual, y por eso está dispuesta también a imponer sanciones económicas y políticas adicionales.
Por más abrumadora que haya sido la votación, está claro que el referendo es una manifiesta violación a la Constitución de Ucrania y que se hizo bajo clara presión militar y política. Sentará un mal precedente no solo para las naciones de la antigua Unión Soviética, sino para muchos países democráticos en el resto del mundo.
La libre autodeterminación de los pueblos no puede ser bien valorada cuando su manifestación se hace por vías ilegales y la decisión se toma bajo intervención militar de una potencia que sacará provecho de ella, al poner a sus nuevos súbditos a empeñar su destino a los designios poco transparentes del Kremlin.
EUROPA SE ACERCÓ DEMASIADO A LA GUARDIA Y EL OSO RUSO SE DESPERTÓ
Por ADRIÁN MAC LIMAN
Analista internacional, escritor y periodista.
Es importante recordar lo que ha sido Europa después de la Segunda Guerra Mundial, y no necesariamente me refiero a las zonas de influencia, que es un concepto superado desde hace 20 años, sino al hecho de que en el momento en que Gorbachov comienza a negociar con Estados Unidos, y se habla de un cambio radical en las relaciones, se le promete solemnemente que ninguno de los países que estaban en el Pacto de Varsovia, o sea el bloque militar de los países del Este, se iba a convertir en país miembro de la Otan. Esta promesa no se ha cumplido para nada. Y sabemos que la Otan está prácticamente en la frontera de Rusia. Lógicamente lo que ha sucedido en Ucrania no le ha gustado a Moscú porque es un paso más para el acercamiento de Occidente a lo que Rusia piensa que es su frontera. Entonces la acción de Rusia parece lógica, ante lo que considera, prácticamente un acto de agresión. Y cuando digo lógica, no digo justa, pero sí comprensible. El hecho de que Occidente se haya acercado tanto a la guarida ha hecho que el oso ruso se despierte. Justificado o no, en el momento en que se despierta la bestia pueden pasar cosas muy graves.
Estamos entrando en una etapa en la que el equilibrio de la convivencia se está rompiendo y habrá muchos desbarajustes y nuevos ajustes. No será bueno ni para Rusia ni para Occidente porque se rompe el equilibrio y al romperse nos exponemos a cualquier cosa aunque no necesariamente a un enfrentamiento militar. Estamos volviendo a lo que hemos conocido como la Guerra Fría. Y eso me preocupa.