Histórico

Crisis boliviana y la Unasur

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16 de septiembre de 2008

El gobierno del presidente indígena Evo Morales, de Bolivia, vive una situación crítica, pero además hay otras tensiones en la región que la han convertido en una 'zona caliente': denuncias del recién posesionado presidente paraguayo de una conspiración militar y del presidente venezolano de golpe militar en su contra, acusaciones de Washington a funcionarios del gobierno venezolano de apoyar al terrorismo de las Farc, acusaciones a los gobiernos de Venezuela y Argentina en un juzgado de Miami por transporte ilegal de divisas para apoyar la campaña de la presidenta argentina, presencia en Venezuela de bombarderos estratégicos rusos y anuncio de maniobras conjuntas entre las armadas de los dos países.

Pero lo novedoso es la intención de los presidentes de los países de Unasur de jugar un rol político activo para contribuir a la solución de los problemas regionales, por supuesto manteniendo el principio de la no intervención que ha sido claro en las relaciones inter-estatales. Con estas gestiones, Unasur mostraría que a diferencia de los esfuerzos integracionistas pasados, el Pacto Andino y la CAN en los Andes y el Mercosur de los países del cono sur de Suramérica, que tuvieron una orientación predominantemente comercial y económica, ahora se le está dando un rol más político a los procesos de integración subregional, lo cual puede ser una alternativa interesante para contribuir al manejo regional de crisis presentes y futuras.

No hay duda que en el caso boliviano se cruzan varios factores: el rechazo de algunos sectores políticos y sociales tradicionales bolivianos a aceptar que un dirigente indígena sea el presidente del país; las tensiones entre las diferentes naciones indígenas y el sector de los que se consideran como 'blancos'; las tensiones entre regiones por la distribución de las rentas derivadas de la existencia en las mismas de recursos energéticos -especialmente gas y petróleo-; las tendencias regionalistas y autonomistas de las provincias de la llamada media luna, que han planteado una lógica de autonomías, con parlamentos y policías regionales, que parecieran dibujar una especie de Estado confederado, pero sobre el cual no existe un consenso nacional y en el trasfondo de lo cual se vislumbra, para algunos, tendencias separatistas, que podrían dar inicio a procesos de 'balcanización' en la región con resultados inesperados; el proceso constituyente -que fue una de las banderas del actual presidente-, pero que en la aprobación final no logró un amplio consenso nacional alrededor del contenido de la nueva Constitución y lo cual generó, como reacción, estatutos autonomistas regionales, sin apego a la normatividad constitucional vigente.

Todo lo anterior en el marco de una sociedad altamente polarizada y con tendencias extremas que parecen buscar la desestabilización del gobierno nacional y profundizar una situación de insubordinación e ingobernabilidad.

En ese contexto de crisis boliviana la reunión de presidentes de Unasur marca un hito importante; se trataría de buscar mecanismos de facilitación regional, que partiendo del respeto de la legitimidad del actual gobierno, contribuya a generar ambientes y reglas de diálogo que permitan a los propios bolivianos, sin intromisiones externas, encontrar salidas a sus tensiones y conflictos. Esto contrastaría con los mecanismo que en el pasado fueron recurrentemente utilizados, que iban desde intervenciones de la potencia hegemónica, pasando por recurrentes golpes militares e igualmente por protestas que forzaban la renuncia de los presidentes constitucionales. Sería contribuir a consolidar las actuales democracias suramericanas, fortalecer sus instituciones, de tal manera que la conflictividad normal en una sociedad se tramite y resuelva acudiendo a los mecanismo propios de la democracia: deliberación, diálogo, concertación y respeto a las autoridades legítima y constitucionalmente electas.

Si la intervención de Unasur es eficaz, esto podría convertirla en un foro legítimo y válido para ayudar a solucionar otros problemas políticos regionales y de esta forma consolidarse como mecanismo de integración eficaz.

* Profesor Universidad Nacional