Histórico

El mensaje al Congreso

Está bien hacer un llamado a la unidad de propósitos enfocados hacia el bien común. Pero aún más efectivo es el liderazgo con resultados y la credibilidad ganada con hechos de gobierno.

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21 de julio de 2014

Contrario a muchos presagios y rumores infundados que cogen fuerza sin que sea posible determinar su origen y propósitos, la instalación del Congreso transcurrió normalmente, lo que habla bien de la madurez política de quienes obtuvieron la representación mediante voto popular.

No hubo ni algaradas ni desaires ni agresiones. Los discursos pronunciados tanto por partidarios del Gobierno como por los nuevos representantes de la oposición se ajustaron a la normalidad del debate parlamentario, que no tiene por qué ser insulso o siempre amable.

El presidente Juan Manuel Santos hizo una intervención en la que buscó reunir en torno suyo una unidad de propósitos para lograr la paz.

Aseguró que "Colombia está dejando atrás los lastres de la guerra y del odio". Ojalá fuera así. Los colombianos tenemos esperanzas, pero igualmente muchos motivos para aguardar con cautela los resultados de los diálogos de paz.

Hay que tener sentido de la realidad en lo que tiene que ver con prometer hechos de reconciliación provenientes de la guerrilla. Ayer, no más, alias "Timochenko" dejó bien claro qué piensan ellos de la paz frente al muy optimista mensaje del presidente de la República.

Fue oportuna la reiteración de que la paz no se alcanzará con impunidad. Y aunque no se refirió el presidente a la refrendación popular de los acuerdos, él sabe mejor que nadie que esa superación del odio a la que se refiere no será posible si las condiciones de la paz no van de la mano de la justicia, la verdad, la reparación y las garantías de no repetición.

En materia económica el Jefe de Estado se refirió a las prioridades en desarrollo rural, la tierra para uso agrícola, y la salud.

Sin duda, el desarrollo de los territorios rurales constituye una necesidad sentida del país, la cual debe expresarse en la atención prioritaria por parte del Estado. Aunque desde meses atrás el Gobierno viene hablado del proyecto de ley de desarrollo rural y de tierras, la opinión pública poco conoce de su contenido y menos aún de su relación con lo acordado en el primer punto de las negociaciones de La Habana. Por tratarse de un asunto de gran transcendencia es de esperar que muy pronto se conozca el alcance de la iniciativa gubernamental.

No menos importante es el tema de la tierra agrícola, fuente histórica de diversos conflictos. Por ahora no se va a tramitar una ley amplia que aborde esa problemática de forma integral, sino que se va a concentrar en algunos aspectos específicos, como baldíos, los derechos de propiedad en la Altillanura, y la formalización de la propiedad rural.

En materia de salud, la intención es atacar algunos de los problemas más agudos del Sistema, como son su financiamiento, la mejora de la calidad y la oportunidad de los servicios, y la reglamentación de la ley estatutaria.

Anunció también el presidente una reforma para lograr mayores equilibrios en el poder público. No deja de ser paradójico, aunque sea cierto, que atribuya a la reelección presidencial un desajuste institucional. La reelección no ha sido buena, pero él se aplicó a obtenerla con empeño.

El 7 de agosto seguramente será más concreto en cuanto a anuncios y propósitos. Para los retos que se vienen, la credibilidad deberá ganarse con hechos y el liderazgo ejercerse más allá de los discursos más o menos efectistas.
Contraposición

ESPERO UN CONGRESO QUE CONSTRUYA. LOS COLOMBIANOS QUIEREN SOLUCIONES

Por ROY BARRERAS MONTEALEGRE
Senador de la República por la U, miembro de la Mesa de Unidad Nacional


El énfasis del presidente Santos en su propósito de entregar este país en paz, lo que hace es reiterar esa voluntad que tenemos todos en la Unidad Nacional. Sabemos que este Congreso tiene que ser el de la paz, y por lo tanto el del postconflicto, y que eso va de la mano de responder a los grandes retos sociales que los colombianos demandan. De manera que habrá una gran tarea, en un Congreso por demás muy interesante, donde por primera vez no habrá una, si no dos oposiciones, activas, organizadas. Eso es bueno para la democracia, porque exige al gobierno y a sus partidos aliados afinar su tarea, coordinarse y cumplir el deber.


Estoy contento con ver a un Congreso con un nuevo tono y con mayor altura en el debate. Yo espero un Congreso que construya, los colombianos no están esperando agravios ni confrontaciones o disputas para la galería. Los colombianos esperan soluciones a sus problemas, y esas soluciones se construyen: la paz, la justicia pronta, la salud segura para todos. Espero que los 102 senadores tengan conciencia de lo que el pueblo espera de ellos. Lo demás es anclarse en reacciones viscerales que no le sirven a nadie. Este será un Congreso responsable, en el que incluso con la oposición encontraremos acuerdos para las mejores propuestas.