Histórico

El pacífico encanto de Colonia

ESTA CIUDAD, DECLARADA Patrimonio de la Humanidad en 1995, es una joya que vale la pena conocer. Está en Uruguay, pero si tiene planeado viajar a Buenos Aires, anótela en su itinerario.

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17 de enero de 2011

Fundada por portugueses, destruida y reconstruida por españoles y visitada con frecuencia por argentinos, Colonia del Sacramento es un tesoro digno de visitar.

Si ya se tomó el trabajo de viajar hacia el sur para conocer Buenos Aires, es casi imperdonable no sacar tiempo para cruzar el Río de la Plata y desembarcar en este remanso de tranquilidad, amabilidad y belleza.

Su existencia data de 1680, cuando marinos portugueses se asentaron allí, en la que fuera la primera localidad europea en lo que hoy es el territorio uruguayo.

Así que una caminata por su casco histórico (que es pequeño y se puede realizar en poco tiempo) es como desplazarse a los tiempos de la expansión lusitana en América, pues aún quedan calles ciento por ciento portuguesas: empedradas y con arroyo al centro, como la Calle de los Suspiros.

Cómo llegar
Colonia es un destino con el que se encuentran los turistas en Argentina y que, por tanto, no suele estar en los planes de los viajeros, pero vale la pena.

Para llegar hay que tomar el Buquebus (www.buquebus.com), un ferry que zarpa del puerto de Buenos Aires en diferentes horas y con diferentes precios. Hay desde 170 pesos argentinos por viaje (alrededor de 45 dólares), hasta 275 pesos (65 dólares), dependiendo de la velocidad de la nave y la clase en la que se viaje, pues atravesar el Río de la Plata puede demorar una o tres horas.

Qué hacer
El puerto, ya en territorio uruguayo, está cerca del casco histórico, así que se puede llegar caminando.

Sin embargo, es común que los turistas alquilen un go kart o un carro de golf para recorrer toda la localidad, pues si bien la parte histórica es pequeña, Colonia cuenta con playas y otros atractivos a los que no resulta tan cómodo ir a pie.

Así que recuerde llevar consigo el pase, documento esencial para que le alquilen el vehículo que le cuesta unos 50 dólares por todo un día.

Hay que pasearse por el faro, la plaza de toros, la Plaza Mayor, la Basílica del Santísimo Sacramento, el puerto de yates y sus calles pobladas de árboles florecidos... cada rincón guarda su magia en esta ciudad.

Porque si bien la ciudad antigua es de admirar, hay que ir más allá (de ahí la importancia del carrito de golf) para encontrar buenas playas... sí playas. Se podrían describir como un mar de agua dulce, pues es el río el que facilita que haya un balneario para disfrutar.

De aguas tibias y poco profundas, las playas de Colonia son el espacio perfecto para pasar las tardes de verano, con el sol escondiéndose pasadas las 9:00 p.m.

Y para terminar, una buena cena en cualquiera de los restaurantes de la ciudad. Hay varios en la plaza principal, pero una recomendación sería buscar entre los que están ubicados cerca del malecón.

Un detalle más: ya de noche, aproveche para mirar el cielo, pues en Colonia, sin tanta contaminación lumínica, sí que se ven las estrellas.