Histórico

La hora de las víctimas

Abrir espacio en Cuba a los delegados de las víctimas del conflicto debe servir, en lo esencial, para que las Farc acepten su responsabilidad sin impunidades y respondan por miles de daños y afectados.

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18 de julio de 2014

Era impostergable: pretender la terminación del conflicto armado colombiano sin buscar la verdad sobre las violaciones de derechos humanos, las vulneraciones a la protección de los civiles y sus bienes, sin confrontar los móviles de los victimarios y sin indagar por la suerte de las víctimas, vivas o muertas, era instalarle a la paz una puerta de entrada sin nomenclatura y cien calles más adelante de un callejón sin salida.

Algunos procesos de negociación política de las guerras internas en el mundo han optado por mecanismos de perdón y olvido, de leyes de amnistía e indulto e incluso de punto final. De ellos, muy pocos, aunque no haya habido reactivación de las acciones armadas, lograron sanar las heridas de sus sociedades y mucho menos consiguieron una elaboración colectiva de duelos y perdones profundos, definitivos, reparadores, transformadores e irreversibles.

Por eso el anuncio del Gobierno y las Farc, desde La Habana, de que iniciarán el 16 de agosto los cinco ciclos de diálogo directo con las víctimas del conflicto armado resulta esperanzador y muy oportuno. El país, tanto en la voz de las víctimas mismas como de otros sectores de opinión, reclamaba este espacio.

Las partes reconocen que la voz de las víctimas es definitiva para deconstruir las justificaciones del conflicto armado y esencial para construir los argumentos de la paz. Por eso se observa que quienes viajen a Cuba serán pilares en el propósito larguísimo y complejo de alcanzar la reconciliación ciudadana en todos los niveles y órdenes.

Pensando en que esos grupos de víctimas estarán compuestos por 12 delegados, quienes deben tener la condición de directos afectados por la violencia de la guerra interna, les queda un gran reto a los organismos y foros que en el país elegirán a dichos voceros.

Como se trata de tender puentes de acercamiento y crear vasos comunicantes entre víctimas y victimarios, separados aún por dolores y resentimientos, es pertinente observar que los asistentes a La Habana "tendrán plena autonomía para exponer sus puntos de vista", pero que a la vez se esperan "equilibrio", "sindéresis" y "pluralismo" en esta interacción que puede servir de ejemplo y espejo a la tarea paciente de la reintegración que ocupará a los colombianos si se firma la terminación del conflicto armado.

Es un deber, además, que se logre una representación amplia del espectro regional de las víctimas y también de las modalidades y fenómenos de afectación que han sufrido.

Pero en lo que queremos hacer especial énfasis, porque esa ha sido su enorme debilidad y su prepotente negación, es que las Farc tengan la capacidad de hacerles a las víctimas una venia a la que le sigan la autocrítica y el gesto noble de ir pidiendo perdón en ese espacio privado al que se deberá entrar con las llaves del respeto y la franqueza.

Si allí donde se reúnan Gobierno, Farc y víctimas prevalecen el ánimo de un diálogo sincero, sin virulencias mutuas, y el interés de torcerle el pescuezo a la impunidad; si hay reciprocidad para que las víctimas se sientan respetadas y escuchadas y para que las Farc sean capaces de confesar sus actos, se dará un paso definitivo para agotar este punto de la agenda de conversaciones e iniciar el del Fin del Conflicto.

Ojalá las Farc se dispongan a dar cuenta y razón de sus víctimas, vivas y muertas, para que el país en su conjunto reciba el mensaje de que la pretendida voluntad de reconciliación del proceso es muy cierta y, sobre todo, eficaz.
Contraposición

ES UN PROCESO CON VÍCTIMAS ESCOGIDAS Y CUYA PIEDRA ANGULAR ES LA IMPUNIDAD

Por JAIME RESTREPO
Abogado, defensor de D.H. y presidente Asociación de Víctimas de la Guerrilla


Los plenipotenciarios de las Farc ya irrespetaron los derechos de las víctimas y su dignidad. Se recordará cómo alias Jesús Santrich, de manera jocosa y burlesca, cantó Quizás, quizás, sobre reconocer a las víctimas.


Desde entonces se advierte un desprecio por las víctimas, su reparación, su derecho a la verdad y la dignidad humana.


Ahora el Gobierno, de la mano con las Farc, selecciona un grupo de víctimas “enmermeladas”, con intereses económicos particulares, que no tienen nada que ver con víctimas de las Farc, sino con crímenes de Estado y del paramilitarismo, pero nada con violaciones de derechos humanos y del Derecho Internacional Humanitario, por parte de la subversión, lo que evidencia que a La Habana van a llevar un comité de aplausos a la impunidad. Me invitaron, pero víctima que se respete y se valore no se puede prestar para un proceso cuya piedra angular es la impunidad.


Varios organismos de víctimas que denunciamos, de años atrás, los atropellos de las Farc -incluso con medidas de protección del Estado- no fuimos tenidos en cuenta porque somos un palo en la rueda para esa negociación. Las Farc aún matan, secuestran y trafican, y necesitan legitimar el proceso con víctimas escogidas, fletadas y mercenarias. Nuestra única opción de denuncia y protección son el Procurador y la CPI.