Las atajadas son el lujo de Aldo Bobadilla
Nadie creería que detrás de la imponente figura de este hombre de 1,94 metros de estatura y 86 kilos de peso, serio en su trabajo y de pocas sonrisas, se esconde un padre de familia ejemplar y un tipo sensible ante la presencia de un niño, un anciano o un hincha con alguna discapacidad física.
Aldo Antonio Bobadilla, el arquero del Medellín que sigue sorprendiendo a los aficionados con atajadas acrobáticas, como las que hizo en Pereira, sabe que su existencia va más allá de jugar partidos de fútbol y de ofrecer espectáculo. Él, a sus 33 años, valora la vida familiar, la tranquilidad, el estudio de sus hijos, la amistad y el compromiso social.
La mentira, la vanidad, la irresponsabilidad y la falta de compromiso lo sacan de casillas. Por eso, en cada entrenamiento y en cada partido, ofrece lo mejor de sus capacidades para contagiar a sus compañeros y responder con creces al apoyo de la fanaticada.
Este paraguayo, que lleva cinco temporadas con el DIM, se siente un paisa más. Esta noche (8:30) será protagonista en el choque frente al Junior en el estadio Atanasio Girardot. Un duelo que lo atrae, pues pondrá cara a cara al mejor equipo del año (Junior) y al de mayor regularidad en el segundo semestre (Medellín)... Algo así como el Partido del Año.
¿Qué opinión le merece el rival de este miércoles por las semifinales del torneo colombiano?
"Es un partido lindo frente a un equipo que juega muy bien al fútbol e hizo una buena campaña durante el año. Tiene grandes jugadores".
Usted fue la figura en Pereira, pero cuando lo abordó la televisión destacó más a sus compañeros. ¿Por qué?
"El fútbol es colectivo y uno no puede salir a decir: yo fui la figura. Me parece que eso es pecar de agrandado o no tener humildad. Aquí nadie es mejor o peor que los demás, todos somos iguales y la causa es la misma: defender los colores del DIM".
¿Ve cercano su sueño de ser campeón con el poderoso?
"Vamos por pasos. Todos los equipos cuando inician un torneo piensan en ganarlo. Tenemos la ilusión de llegar a la final, pero no podemos ganar un partido y pensar que ya somos campeones. Salimos primeros de la actual ronda, pero eso no significa nada. Hay que jugar; nos esperan rivales difíciles".
¿Se siente antioqueño?
"Me identifico mucho con la gente de acá, quiero mucho esta tierra. Primero a los paisas y luego a Colombia. Me han tratado bien en todas las ciudades y siento un cariño grande".
¿Qué destaca de los antioqueños?
"La amabilidad, la cordialidad y la calidez humana. Desde que llegué me han hecho sentir un paisa más; aquí estoy como en casa, a pesar de ser extranjero, y eso hay que agradecerlo".
¿A qué se dedica cuando no está ocupado en el compromiso del fútbol?
"Sólo vivo para mi familia. Me gusta la tranquilidad. Un día libre lo paso con mi esposa y mis tres hijos. A veces algún amigo -tengo pocos- me invita para algún lugar donde los niños puedan jugar y disfrutar. Me gusta darles el poco tiempo libre que brinda esta actividad".
Dicen que uno de sus hijos le sigue sus pasos como arquero...
"Sí, pero va a ser mucho mejor que el papá (risas). Lo que más quiero y le inculco es el estudio, para eso uno se mata, para que a ellos no les falte ni el estudio ni la alimentación. Después, si quiere ser futbolista, ahí estarán el papá y la mamá para apoyarlo".
¿Qué lo saca de casillas?
"Cuando uno asume el trabajo y en el partido las cosas no le salen. También, las injusticias y la irresponsabilidad de la gente. La mentira, soy franco y directo y no me gusta que me mientan".
¿Qué le despierta la sensibilidad?
"Un niño, un anciano, un enfermo, un hincha apasionado que tenga alguna dificultad física. Eso lo deja mal a uno, porque uno tiene los cinco sentidos y físicamente está bien. El hecho de caminar, ver, escuchar, oír, oler, son privilegios que muchos seres humanos no valoran y uno ve gente con dificultades que lucha y es feliz. Es una bendición estar sano y más aún poder jugar fútbol".
¿Usted es vanidoso?
"No me gusta ser así, ni que los demás lo sean. Me alejo de la gente vanidosa, me parece que uno viene al mundo desnudo y va de vuelta desnudo, de aquí no se lleva nada. Creerse más que los demás es ridículo".
¿De qué forma le devuelve usted a la sociedad lo que ella le brinda?
"El trabajo, sólo me dedico al trabajo. Soy una persona cerrada, quizás tímida, no me gusta estar en lugares públicos. Siempre fue así porque crecí en un ambiente social muy pobre. Y lo único que le ofrezco a la gente es el trabajo, la responsabilidad, la sinceridad y la humildad".
Estricto y humilde, así lo definen a usted. ¿Comparte ese concepto?
"Lo que trato de hacer es exigirme al máximo, que haya orden en la casa y en el trabajo. Que haya pulcritud y, sobre todo, respeto. Lo que no debe faltar es la alegría, eso hace que el fútbol se sienta más lindo".
¿Qué lo desvela?
"La salud de mis hijos, de mi mujer, de mis padres. Espero tener siempre esa dicha, eso no se paga con nada".