Las plantas me hablan
"Las plantas me hablan. ¿Será que estoy loco?". Hace pocos días encontré esta pregunta en un consultorio de Yahoo en internet. Era de un usuario desesperado que contaba que él les hablaba a sus plantas cuando las regaba, como hace tanta gente. Pero la semana pasada un girasol se dio vuelta y le empezó a contestar. El tipo estaba muy asustado. "¿Qué hago?" preguntaba a los expertos.
"No te preocupes, deja de fumar de eso un poco, y si te sigue hablando pregúntale qué quiere. Él es el vocero de la madre naturaleza. Y si te habla mucho, llama a un psicólogo de plantas", le respondió uno de ellos.
Me divertí con la respuesta y pensé que aunque las plantas jamás me han hablado, sí he sido testigo de historias que prueban lo contrario. El botánico Joaquín Antonio Uribe contaba que los beduinos del Sahara sienten que cuando un extranjero corta una palmera con un hacha, el tronco lanza gritos como un niño que llora de dolor. Un cultivador de orquídeas me dijo una vez, mostrándome su jardín, en Caracas: "¿Ve esa flor blanca que está en ese extremo? Está enamorada de aquella. Se miran todo el día y coquetean entre sí. Se mandan perfumes. Huela y verá. Creo que van a acabar siendo novias".
Son muchos los indicios que prueban que algunas plantas dialogan. Especialistas británicos en fisiología vegetal, por ejemplo, han desarrollado una teoría que sostiene que las plantas pueden intercambiar información al liberar cantidades pequeñas de gases o vapores. Lo mismo han descubierto los científicos del Instituto Max Planck de Química Ecológica, de Alemania, dirigidos por el doctor Ian Baldwin, quien trabaja desde hace años descifrando las distintas formas de dialogar que emplean los vegetales. La gente lo llama "el hombre que susurra a las plantas".
Según el doctor Baldwin, "las plantas se comunican por medio de elementos químicos y señales de todo tipo, y algunas desarrollan hasta cien vocablos a partir de doscientas mil sustancias vegetales". Este diálogo les permite pedir auxilio cuando ocurre un ataque de insectos, y no sólo expresan que están heridas, sino de qué modo.
Las conclusiones de las investigaciones del Instituto Max Planck lo dejan a uno pasmado: "Las plantas conversan unas con otras, luchan y se defienden de sus enemigos, eligen dónde vivir", aseguran los estudios. "Reaccionan a las infecciones y se quejan cuando las hieren. Además tienen visión de futuro e instinto de supervivencia. No se trata de seres humanos, pero sí de especies vegetales que demuestran asombrosas formas de la llamada inteligencia verde".
Los científicos dicen que las plantas hablan también con los insectos y posiblemente con los hombres. Este diálogo se produce por medio de mensajes cifrados que transportan moléculas de alta volatilidad, como aldehídos, cetonas, alcoholes, terpenos y sequiterpenos, entre otros, presentes en algunos aceites esenciales. Esas moléculas forman parte, por decirlo de una manera sencilla, del idioma molecular del universo. Es por esta razón que hoy existen escuelas de medicina que utilizan las propiedades de esas moléculas para curar enfermedades con terapias alternativas.
La última prueba de que las plantas hablan la ha dado un dispositivo inventado por una empresa de biólogos japoneses. Se llama "Communication Flower". Está formado por una pareja de duendes. Uno pequeñito, se enchufa a la tierra donde está sembrada la planta y tiene un micrófono diminuto para "captar el lenguaje vegetal". Otro más grande traduce lo que le cuentan las flores, las hojas o las raíces de la planta detectando su actividad físico-química. El duende grande está sentado sobre una caja que hace las veces de parlante. El sistema tiene como unas 200 frases almacenadas en idioma japonés. "Si está triste porque las plantas o las flores no le responden cuando usted les habla, ésta puede ser la solución ideal para usted", dice el aviso que promociona el producto.