Histórico

Los mapas del homicidio

El último Estudio Mundial sobre el Homicidio ofrece claves para combatir un delito que es indicador objetivo de la violencia en países y regiones. En América, pandillas y drogas son un dolor de cabeza.

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13 de abril de 2014

Los homicidios constituyen un factor determinante de miedo e incertidumbre social, circunstancias que a su vez se relacionan con ambientes de inseguridad y desconfianza entre los individuos y su institucionalidad, y entre los ciudadanos mismos. Estudiar el homicidio doloso es, entonces, una prioridad de cualquier sociedad organizada que pretenda mejorar sus condiciones de vida y desarrollo.

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) acaba de revelar su más reciente Estudio Mundial sobre el Homicidio. América, por supuesto, es un continente azotado por la eliminación intencional de vidas humanas. De las 437.000 personas asesinadas en el mundo en 2012, el 36 % (157.000) cayó en nuestro continente.

Hay dos elementos determinantes y sobresalientes frente a los demás continentes: las armas y las pandillas. "Los homicidios vinculados a pandillas y grupos del crimen organizado representaron el 30 por ciento de todos los homicidios en las Américas (...) El uso de armas de fuego es particularmente frecuente en las Américas", donde dos tercios (66 %) de los homicidios se cometen con estas, reza el reporte de la Unodc.

Honduras (90,4), Venezuela (53,7), Belice (44,7), El Salvador (41,2), Guatemala (39,9) y Colombia (30,8) son los países con mayores tasas de homicidios del hemisferio por cada 100 mil habitantes. Se advierte que en América Central las denominadas "maras" representan un dolor de cabeza para las autoridades, en especial en San Pedro Sula (Honduras), hoy la ciudad más violenta del mundo.

La actividad delincuencial de las pandillas (de composición mayoritariamente juvenil) incide en el hecho de que el 43 % de las víctimas de homicidio en América esté entre los 15 y los 29 años de edad. "Hay una tendencia regional y de género hacia las víctimas masculinas en homicidios vinculados a la delincuencia organizada y las pandillas".

Hay una estrecha relación, además, no solo del consumo de alcohol y drogas con la violencia homicida sino que ella se origina también en la operación del mercado de estas drogas. "Los estudios y datos disponibles señalan que el cultivo, la producción, el tráfico y la venta de drogas ilícitas pueden ir acompañados de niveles elevados de violencia y homicidio".

Desde Colombia, es importante tener en cuenta que las sociedades en posconflicto muestran una tendencia de riesgo a la permanencia y aumento de los homicidios, dado que es "difícil separar la violencia letal que surge como efecto secundario de dicho conflicto, o como su continuación de menor intensidad", de la común.

Aunque Colombia, y en ella Medellín, han logrado reducir sus tasas de homicidios, destacamos estos elementos para que las autoridades tomen nota de los enormes retos que se mantienen frente a fenómenos como el narcotráfico, el microtráfico y las bandas y combos criminales urbanos. Su contención policial operativa y la eficacia punitiva del sistema judicial son tan necesarios como los programas de intervención integral (social, cultural y económica), para que avancemos en la reducción de los asesinatos.

Las políticas municipales de control del porte de armas, de horarios y clientes de establecimientos con venta y consumo de licor, los patrullajes segmentados de vecindarios (por cuadrantes), el seguimiento epidémico de puntos críticos de violencia y las estrategias de atención a población en alto riesgo de violencia son asuntos a la orden del día, que debemos seguir enfrentando en toda su extensión e intensidad.
Contraposición

UN PANORAMA QUE APLICA EN COLOMBIA, QUE TIENE LOGROS, A PESAR DE CIFRAS ALTAS

Por IVÁN DARÍO SÁNCHEZ
Secretario de Seguridad de la Alcaldía de Medellín


Este informe presenta un panorama de múltiples causas  que explican los índices de homicidio en Colombia, como el narcotráfico y la delincuencia organizada y la posesión de armas. Tenemos que el porcentaje mayor de homicidas y víctimas son personas jóvenes, no mayores de 30 años. Y la tendencia en el caso de las muertes violentas de mujeres es que, en su mayoría,  son acciones de familiares y parejas sentimentales.


En Latinoamérica, como en Colombia, nos enfrentamos a que cada vez los victimarios son más jóvenes y ese fenómeno está ligado al problema de las pandillas juveniles y bandas delincuenciales, que aquí llamamos combos.


Se evidencia que muchos de estos homicidas se inician en el crimen entre los 13 y 15 años y son jefes a los 18 y 20 años, pero en su mayoría no viven más de los 30 años.


Este informe ratifica que la acción de las autoridades y la sociedad apunta a la prevención de la violencia en jóvenes y a generar políticas de convivencia. En Colombia las cifras son altas, pero hay reducción de los homicidios y Medellín  aporta, si tenemos en cuenta que en 1991 la tasa de la ciudad fue de 380 homicidios por cada 100.000 habitantes  y en 2013 fue de 38, con una meta proyectada de 30 para este año.