Histórico

Oposición hará sentir su fuerza en el Congreso

Las relaciones entre el Legislativo y el Ejecutivo no serán tan fáciles como lo han sido de manera tradicional. La oposición se sentirá con mayor fuerza.

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16 de junio de 2014

El Congreso puede ser el mejor aliado de un presidente, como por regla general lo ha sido en Colombia, o el peor enemigo y poner en tela de juicio su gobernabilidad. Lo más probable es que el nuevo Congreso, que estará hasta el 2018, si bien no será tan disciplinado ante el Ejecutivo, no cambiará su tradición y mantendrá su alianza con el primer mandatario.

No obstante, en su segundo gobierno, el presidente Juan Manuel Santos deberá enfrentarse a una oposición férrea que le hará, de entrada, la bancada del Centro Democrático liderada por el expresidente Álvaro Uribe.

De la capacidad que tenga el presidente Santos de convocar a todas las bancadas dependerá la forma en que logre contrarrestar esa oposición, que podría ganar fuerza cuando se trabajen temas distintos al de la paz.

La actual composición del legislativo demuestra que un manejo equivocado de parte del Gobierno daría al traste su poder de manejo.

En el Senado, el Partido de la U cuenta con 21 curules, el Centro Democrático con 19, el Partido Conservador con 17, lo mismo que el Partido Liberal; Cambio Radical tiene 9, la Alianza Verde 5, el Polo Democrático 5 y Opción Ciudadana 5.

Hay que recordar que la aspiración de Óscar Iván Zuluaga, además del CD, contaba con el respaldo de Opción Ciudadana y algunos congresistas conservadores. Hoy la Unidad Nacional tiene 47 miembros fijos.

Al nuevo Gobierno le corresponderá seducir a esos conservadores que se fueron. Y por otro lado están las minorías, que suman 15 senadores que verán en el control político su máxima expresión.

"Entonces, la dinámica entre el Ejecutivo y el Legislativo será similar, pero no la misma. Venimos de tres periodos presidenciales en los que el Ejecutivo no ha tenido tanta necesidad de darle al Congreso dádivas para conseguir que sus proyectos salgan, salvo algunos temas muy importantes como la reelección presidencial", explicó el analista político Andrés Mejía Vergnaud.

En caso de que no se den de manera relativamente fácil los apoyos en el Legislativo, el Gobierno, según el profesor de Ciencias Políticas de UPB, Juan David García, tendrá que optar por priorizar proyectos que toquen de manera directa al ciudadano. "Y finalmente lo que se reclama es transparencia, para dar explicaciones, para rendir cuentas ante la opinión pública".

Agenda para la paz
El Congreso que acompañará el segundo mandato de Santos tiene entre sus manos el compromiso de la paz. Pero además, deberá tramitar otros asuntos vitales para el país.

"En cada nuevo Congreso se dice que tiene que haber una reforma a la Justicia, una reforma tributaria y, en los últimos años, se pide que se haga una reforma a la educación. Antes la reforma obligatoria de cada periodo era la pensional", recordó Mejía Vergnaud.

Para el profesor de Ciencias Políticas de UPB, Ólmer Muñoz, además de lo que por regla general estudia el Congreso tendrá que asumir el tema de "la defensa de los intereses nacionales". Es decir, todo lo relacionado con el diferendo limítrofe con Nicaragua, y las siguientes pretensiones de ese país ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

El reto para este nuevo es que deberá continuar con el trabajo de un Congreso que no ha contado con tan buena reputación.

Ni en las épocas en las que algunos congresistas perdían su curul por nexos con el paramilitarismo, la imagen favorable del Congreso ha sido tan baja. Según la última encuesta Gallup de percepción, solo el 28 por ciento de los colombianos tiene una buena imagen, mientras que para el 68 por ciento es negativa.

Justo cuando el Congreso aprobó la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, en mayo de 2011, la imagen positiva subió a uno de los picos más altos de los últimos años: 41 por ciento. Fue esa, según el investigador de la Corporación Nuevo Arco Iris, Luis Eduardo Celis, la acción más plausible que tuvo la corporación en esta legislatura.

"Otra iniciativa muy importante fue el reconocimiento de la responsabilidad del Estado frente al asesinato de Manuel Cepeda; a eso le sumamos el control político que estuvo en manos del Polo Democrático y de una parte del Partido Liberal", sumó Celis.

Juan Camilo Hernández, profesor de Periodismo y Actualidad Política de la Universidad de La Sabana, afirmó que los dos primeros años fueron "una luna de miel entre el Gobierno y la bancada de la Unidad Nacional, evidentemente trabajaron de la mano, y el mayor acierto fue aprobar la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, con eso se legitimó el Gobierno y se perfiló su política de Estado, un proyecto muy ambicioso y necesario".

Otro de los momentos en los que el Congreso logró enfilar la aplanadora de la Unidad Nacional fue en la aprobación del Marco Jurídico para la Paz, norma que abrió las puertas para la negociación entre el Gobierno y las Farc. Para el politólogo e investigador Ariel Ávila, el Congreso fue fundamental en la paz, porque adquirió compromisos, "las mesas regionales de paz, que tuvieron al frente a Iván Cepeda y Ángela Robledo, demostraron que se la estaban jugando por el fin del conflicto armado".