Serna ya marca con el 101
Cuando salió del camerino, Jorge Horacio Serna tomó en sus brazos a su hijo Juan Sebastián y se paró frente a las cámaras de televisión para responder las inquietudes de los periodistas luego de la faena que acababa de realizar en el Parque Estadio Sur.
A pesar del baño que se dio en el camerino, el rostro del espigado delantero aún tenía gotas de sudor tras un esfuerzo que valió la pena, pues además de que pasó la barrera de los 100 goles en su carrera profesional, le dio tres puntos importantísimos al Envigado en su objetivo de mantenerse en la Primera División.
El Camello Serna, como algunos lo llaman por su espigada figura, fue el héroe en el triunfo 2-0 contra el Deportivo Cali que venía de cosechar cinco victorias en línea y que en este predio no perdía desde seis años atrás.
La noche resultó especial para Serna porque no solo cumplió la meta de la centena de goles, sino que pasó de largo y sumó uno más (101) en una lista de la que recuerda con especial interés uno que le marcó a Nacional en una final con el Medellín.
"Cuando le hice el primero al Cali -narró el artillero- cumplí un sueño, pensé en mi hijo, en mi esposa, en mis padres y familiares que estaban en la tribuna y me fui hasta un costado para compartirlo con ellos y con esta linda afición que llegó a alentarnos".
Aunque antes del partido mencionó su objetivo por cumplir, Jorge Horacio no tenía nada preparado para la celebración. No hubo ninguna valla, ni camiseta con el 100 estampado. Se dejó llevar por la emoción y con los gestos de sus manos brindó su hazaña.
"Dejémoslo para cuando cumpla los 200", dijo al ser indagado sobre el porqué no había preparado nada.
Pero más que la satisfacción por la factura de sus goles, uno de ellos con recepción del balón con el pecho y definición perfecta, lo que más destacó fue el desempeño colectivo "en el que Envigado demostró ser un gran equipo".
El atacante, criado en Itagüí y convertido en un gitano del fútbol por la cantidad de clubes que ha integrado en varios países, dio su parte de victoria en un duelo que a él y a sus compañeros los dejó motivados porque al frente tenían a un rival de alto vuelo al que le cortaron las alas.