Sin seguridad no hay economía
Preocupa que Santos pretenda hacerle ver a la opinión pública que el reciente incremento en los hechos delictivos sea simplemente una percepción alejada de la realidad, y que todo proviene de una "mano negra".
Me pregunto de qué sirven los últimos logros económicos que ha conseguido Colombia, como haber obtenido el grado de inversión por tres importantes calificadoras de riesgo, si la seguridad en el país va en descenso.
¿Para qué tener una economía fuerte con una creciente amenaza narcoterrorista que no solo se manifiesta en áreas rurales, sino que se ha sentido también con gran fuerza en los centros urbanos, debido al denominado "plan renacer" y la acción de las bandas criminales?
Es claro que la favorable situación económica ha sido un resultado del buen manejo en seguridad que se dio durante el gobierno de Álvaro Uribe, lo cual generó una evidente recuperación de la confianza inversionista.
Por lo tanto, no se puede pretender hacer ver a la gente que estos logros económicos han sido obtenidos en los escasos once meses que lleva el actual gobierno.
La Administración Santos ha venido trabajando con base en estos logros obtenidos, con la intención de conseguir muchos otros, lo cual claramente se le abona. Sin embargo, ha descuidado el estado de seguridad que habíamos alcanzado los colombianos en el anterior gobierno. Un buen estado en seguridad, en un país como Colombia, es sin duda un activo más importante que un buen estado económico, porque la seguridad es una condición sine qua non para que la economía se mantenga firme y galopante.
El deterioro en la seguridad que viene sintiendo el país en los últimos meses no es causa de unos cuantos, a los que el propio Santos denominó "la mano negra".
Esta desafortunada declaración del Presidente parece tener todas las características de una cortina de humo para esconder los problemas reales de inseguridad que nos aquejan, al mejor estilo de nuestro vecino dictador.
La actual inseguridad que vive el país es causa de una evidente falta de liderazgo frente a la tropa, en una falta de compromiso con la defensa nacional por parte del Ejecutivo y un claro desinterés por parte de algunas instituciones de atacar a los principales enemigos de la patria con ímpetu y vehemencia.
Al parecer, al Presidente Santos no le sirvieron los meses de cátedra en microgerencia que le impartía su antiguo jefe; método de administración pública con la cual el actual mandatario obtuvo tantos resultados favorables en el tiempo en que tenía el Ministerio de Defensa a cargo.
Me preocupa que Santos pretenda hacerle ver a la opinión pública que el reciente incremento en los hechos delictivos sea simplemente una percepción alejada de la realidad y que proviene de un sector de extrema derecha que no quiere la paz.
Creo, por el contrario, que la mayoría de colombianos sabemos quiénes son realmente los grupos que no quieren y que no han querido la paz durante muchos años en el país; son los mismos grupos y sectores frente a los cuales, el actual gobierno se muestra un poco apaciguado.
¿Cómo hacerle entender al gobierno actual que el deterioro de la seguridad se evidencia en hechos reales y que no es una simple percepción? ¿Cómo hacerle entender que en la búsqueda continua de una economía fuerte se tiene que pasar por el combate decidido a la amenaza que afrontamos los colombianos hace tanto tiempo?
Y este combate debe presentarse en todas las esferas, porque el gobierno no puede mostrarse débil y, mucho menos, permisivo ante su continuo acecho.