Histórico

Un niño, primera víctima de pólvora

EN LAS AFUERAS de La Ceja estalló una polvorería que funcionaba en una vivienda en un sector de tradición polvorera y murió un pequeño de cinco años. La fuerte explosión destruyó tres casas del vecindario.

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25 de noviembre de 2010

Una explosión acabó ayer, después de las cuatro de la tarde, con la tranquilidad del barrio Payuco, de La Ceja, un sector de tradición polvorera que llora la primera víctima por la pólvora en Antioquia en la temporada decembrina que se inicia.

Un niño de cinco años, hijo de Francisco Javier Ruiz, dueño de la Polvorería de Pacho, murió al caerle un muro, cuando a su padre se le estallaron los químicos de los voladores que fabricaba.

La fuerte detonación dejó en escombros la casa de Pacho y otras dos vecinas, de miembros de su familia.

Según relató Francisco, el niño era muy obediente y su madre, Marta Elena, lo vio jugando fuera de la casa y le dijo que ya era hora de que se entrara. Entonces el pequeño se fue para una pieza a ver televisión, donde lo sorprendió la explosión.

"De inmediato, lo sacamos de los escombros y lo llevamos para el hospital de La Ceja, ubicado a 10 minutos del barrio Payuco, un sector donde viven varios polvoreros.

Francisco Javier recordó que la tragedia se inició cuando estaba trabajando con un molino eléctrico en el que se presentó un corto, el cual hizo explotar la sustancia que manipulaba y los 80 millones de pesos en pólvora, que tenía almacenada para diciembre.

Viendo los escombros de su casa y la de los vecinos, Francisco reaccionó y dijo en voz alta. "No vuelvo a trabajar con esto, por favor ayúdenme a hacer otra cosa que no sea tan peligrosa".

El hombre, cabizbajo y triste por la pérdida de su hijo menor, tomó un segundo aire, y recordó que su padre, un reconocido polvorero de La Ceja y una de sus hermanas, murieron en 1976, víctimas de una explosión similar.

Hipólito López, un vecino quien tiene en sus manos las huellas de otra explosión de pólvora, hace cuatro años, reconocía que seguían en ese oficio por la falta de otras oportunidades.

Sin empezar diciembre ya se ven los estragos y desdichas que deja la pólvora que, en cuestión de segundos, acaba ilusiones y vidas.