Histórico

Vaya valla

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26 de enero de 2010

No conozco al primer médico que niegue su profesión: "Con tanto tegua incompetente, mejor me las doy de economista". Cuando median la honestidad y el profesionalismo, si uno entrega la vida a una actividad, asume el reto de enaltecer la misma a través de su ejercicio.

En países como el nuestro, donde ser político equivale a ser "ladrón" y "corrupto", la tendencia entre quienes se dedican a la política es negarse a aceptar su condición de políticos.

Ambidextros. Multifuncionales. No hay liberales ni conservadores. Ni del Polo. No hay uribistas ni antiuribistas. Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario.

Los musulmanes, a falta de figura humana en sus templos, hacen catarsis desplegando la imagen de sus políticos por doquier. Nuestro ritual de adoración preelectoral exhibe vallas con modelos comerciales que destapan toda su picardía, al lado de candidatos que hacen lo posible por encubrir la suya?

¿Formas no convencionales de hacer política? El Partido de la U presenta una candidata, de 42 años, madre de tres hijos, con ánimos de demostrar que "aparte de bonita, soy una mujer capaz". Si alcanza veinte mil votos posará para Soho . Y cierra una intervención radial con la máxima: "en política, el que piensa pierde".

Scott Brown, conservador, senador de Massachusetts -cuya elección ha sido un duro golpe para la administración Obama-, posó sin ropa para Cosmopolitan y fue considerado por esa publicación como el hombre más sexy, en 1982. (Si mañana repiten el concurso: vuelve a ganarlo, dice mi intuición?).

Aunque el ejemplo es anacrónico, la duda es la misma ¿es eso hacer política?

Si está tan bonita la candidata, que se destape: pero no a cambio de votos. No hay golpe de opinión en "descubrir" que a miles les gustaría ver desnuda a una mujer hermosa.

"Si cuando los actores están en escena, se le ocurriese a alguno quitarles sus máscaras para mostrar sus figuras reales, trastornaría toda la obra dramática y se le arrojaría del teatro, por ridículo. Al destruir la ilusión se destruye simultáneamente el interés de toda la obra. Pues bien, la vida humana no es otra cosa que una comedia?". (Elogio de La Locura, de Erasmo de Rotterdam).

Que se abra el telón y los políticos luzcan la máscara que ellos mismos eligieron para esta puesta en escena. Hacer política -que no politiquería- no es censurable.

La práctica política implica un compromiso con el progreso y, en ese orden, el político puede empezar por responder a una pregunta básica: "¿Qué hacer ahora?" (Hanna Arendt, Sobre la violencia).

Trato de interpretar, desde la razón, a estas campañas. La falta de contenido las obliga a apelar a la publicidad no como herramienta, sino como fundamento de la política.

Todos buscamos una verdad (aunque nadie la tenga). Nuestra mínima exigencia ante los políticos es que expliquen qué quieren encontrar.

Por miedo a aceptar las propias búsquedas, asistimos al más peligroso funeral: el de las ideas. Vaya valla?