Democracia, también para las universidades
La democracia es una forma de gobernar. En los últimos doscientos años ha mostrado ser el mejor tipo de régimen frente a la monarquía, la aristocracia y la tiranía. Ha tenido grandes limitaciones y en su nombre se han cometido atropellos. Sin embargo, la palabra democracia ha sido fuente de ideales que han movido a pueblos y grupos sociales en el mundo entero.
La democracia surgió en Grecia en el siglo V a. C., como democracia directa, como el autogobierno de una sociedad que delibera sobre todos los asuntos de la comunidad y que toma a partir de esto sus decisiones. Para los ciudadanos de las repúblicas antiguas la soberanía es expresión de la voluntad popular.
La democracia directa es imposible en nuestra sociedad a causa del tamaño de la comunidad, advirtieron Madison, Sieyes, Mill. Frente a la idea del autogobierno del pueblo, se planteó que no todos pueden gobernar en sociedades grandes porque sería imposible que hubiese una rotación de todos los ciudadanos en las instancias de decisión.
Se propuso entonces crear instituciones representativas en las que los ciudadanos no gobiernan sino que son gobernados por otros, que cambian con cierta regularidad como resultado de las elecciones. “Somos gobernados por otros, y la única autoridad que justifica ese hecho es que los gobernantes actúan a pedido del pueblo que se ha expresado en elecciones. No hay representación sin elecciones” (Przeworski).
La posibilidad de que un gobierno cambie un día como resultado de los votos del pueblo es lo más importante de la democracia. La representación presupone la posibilidad de valoración por parte de los gobernados de lo que hacen los gobernantes. Una vez elegidos adoptan políticas, que en un determinado tiempo se transforman en resultados. Cuando termina el período electoral, los votantes evalúan los resultados y deciden si el gobernante permanece o no en el cargo.
Ahora bien, en algunas universidades públicas se propone cambiar el gobierno universitario por una democracia directa para elegir las directivas universitarias. Recordar a Constant: “La única democracia es la democracia directa, y esta es imposible en nuestra sociedad a causa del tamaño de esta. Queda la democracia representativa”.
Rectores y consejeros afirman con orgullo patrio que el sistema representativo vigente es el único adecuado porque permite que la dirección de las universidades sea desempeñada por consejeros y funcionarios escogidos mediante criterios académicos y meritocráticos. Esto es la excepción. En algunas universidades estos procesos están atravesados por clientelismo y politiquería.
El mecanismo de la consulta de la U. de A. es una forma enclenque de elecciones. No cumple el fin de lo que significan elecciones en la democracia, las cuales son un mecanismo de responsabilidad para determinar si los resultados de las acciones de los gobernantes ameritan sanción o no del ejercicio del cargo. En los foros no hay deliberación fundamentada en razones, palabrería. La democracia que tienen las universidades, según Ley 30, es una farsa. Lo que deberían tener es completa representación, más deliberación. Los mayores obstáculos que tiene la democracia: decisiones apresuradas y representación incompleta.