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Manuela Mejía, la médica paisa que quiere tratar cuerpo, mente y espíritu

La profesional presentó un modelo de atención llamado medicina pentadimensional, que viene construyendo desde hace 14 años y que implica la unión de la medicina convencional y otros enfoques alternativos como la medicina china, la homeopatía y la funcional.

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Periodista de la Universidad de Antioquia. He trabajado como fact-checker en La Silla Vacía y ahora hago parte de la sección de Tendencias de El Colombiano.

hace 2 horas

Aunque todavía no sea común, desde hace varias décadas hay profesionales de la salud que le vienen apostando a hacer de la medicina una cuestión que vaya más allá de curar la enfermedad. Ir más allá de la sanación es lo que justamente ha querido la médica Manuela Mejía, quien este martes presentó en Medellín un modelo que viene construyendo desde hace casi dos décadas llamado medicina pentadimensional.

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Este es el resultado de 14 años de práctica clínica y más de 15.000 pacientes, investigación y estudio que ha llevado a la médica paisa por diferentes países. Mejía, médica del CES, ha estudiado medicina tradicional china en el Pacific College of Oriental Medicine en Estados Unidos, medicina reguladora en Alemania y también medicina sintergética con el doctor paisa Jorge Carvajal, creador de ese enfoque.

En palabras de Mejía, el objetivo de la medicina pentadimensional es atender al ser humano en toda su totalidad, teniendo en cuenta que los individuos no son solo un cuerpo, sino que están compuestos por cinco cuerpos o dimensiones: físico, emocional, mental, espiritual y energético. Para esto, el modelo integra con bases científicas la medicina convencional y prácticas complementarias como la medicina oriental, la homeopática y la funcional, entre otras.

EL COLOMBIANO conversó con la médica para conocer el origen y la importancia de estos enfoques para el bienestar.

Usted trabaja con medicina sintergética, reguladora, china, enfoques que no son tan comunes en Medellín. ¿De dónde viene el interés por estos modelos?

“Desde muy pequeña, mis papás decían que yo siempre estuve interesada en una medicina distinta. Al inicio quise estudiar medicina natural, no estaba dentro de mis opciones la medicina convencional. Encontré a mi gran primer maestro, el doctor Jorge Carvajal, quien fue mi asesor en mi proyecto de grado de once, que tenía como pregunta: ‘¿Cuál es el valor y el poder que posee el campo energético humano en la salud y el desarrollo del ser?”

Él me invitó a trabajar con él por seis meses, en los que me convenció de estudiar medicina convencional para tener una base poderosa. Durante la universidad, en vacaciones, estudiaba diferentes cursos. Al finalizar, estudié medicina tradicional china en un intercambio y me gradué de acupuntura.

Al regresar a Colombia, estudié medicina homeopática (bioreguladora) en una universidad alemana y me acerqué a la medicina natural francesa. En Francia, nació la medicina integrativa, que es la combinación de la medicina convencional con medicinas complementarias, conectando el mundo occidental y el oriental, que siempre habían estado muy divididas. Para mí fue muy importante no desprenderme de ninguna. Siempre he sentido que he tenido una misión importante en complementarlas y unir esas dos visiones.

Ahí empecé mi práctica con pacientes en el 2011 con esta medicina, que era un término muy nuevo para Colombia. De hecho, la gente preguntaba: ‘¿Medicina qué?’”.

¿Cómo llega al concepto de medicina pentadimensional?

“Este año estoy cumpliendo 14 años de práctica. Ha sido muy especial porque entendí que hacía una medicina difícil de explicar, ya que siempre he sido consciente de que somos cinco cuerpos: físico, emocional, mental, espiritual y energético. Lo más importante ha sido ver, en cada paciente, que uno no puede estar bien sin los otros. Fortalecer un cuerpo también fortalece los demás; son interdependientes y complementarios.

Imagina una persona en una crisis emocional: no está concentrada en su trabajo, su sistema inmunológico puede disminuir y enfermarse; y ya enferma, menos podrá rendir al 100% en lo laboral. Esa fue la primera noción que comprendí sobre los cinco cuerpos. Empecé a evaluar a los pacientes de manera amplia: cómo estás a nivel físico, cómo estás a nivel mental, tienes esta enfermedad, pero ¿cómo está tu entorno familiar?, ¿vives en armonía o no?

Retomé aspectos profundos del ser humano que nos enseñaron en los primeros semestres de la universidad y que, con el tiempo, la experiencia y las prioridades, solemos dejar de lado.

Comprendí que, sin proponérmelo, fui creando un modelo. Es el modelo que estamos lanzando y presentando: la recopilación de 14 años de práctica. Es un modelo para atender al ser humano en su totalidad, sin dejar por fuera nada esencial, fundamental o importante. Es el modelo de medicina que aborda las cinco dimensiones; también lo llamo medicina 5D, de las cinco dimensiones del ser basada en dos principios. Uno: corregir y sanar desde el origen. Dos: tener una fuerte tendencia hacia lo preventivo. Venimos de una medicina muy curativa, muy ‘apagadora de incendios’, sin profundizar en el origen de lo que sucede”.

Por ejemplo, ¿cómo es una consulta realizada bajo este modelo?

“Yo nunca he negociado los tiempos con los pacientes. Para mí, lo fundamental es entender muy bien al paciente primero. Generalmente, las primeras consultas son más largas, y lo que hago es sentarme con la persona para conversar. Creo que la escucha es una de las principales puertas para que pueda darse algo verdaderamente transformador. Cuando un paciente se siente escuchado, atendido, mirado a los ojos, es fundamental.

Es una conversación que, por supuesto, debo guiar hacia lo clínico, porque necesito datos para la historia médica, pero que también me permite entender su vida de forma más amplia: sus antecedentes, cómo está conformada su familia, cuál es su relación con sus papás, hermanos o pareja, qué hábitos tienen, cómo se cuidan. Poco a poco entramos en temas que terminan convirtiendo ese espacio en un lugar de desahogo y reflexión. Ahí empiezan a aparecer frases como ‘ve, yo no tengo hábitos’ o ‘debería intentar trabajar esto con mi pareja’.

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También indago por su vida laboral: cómo se sienten en su trabajo, si sienten que se están realizando como personas. En esa conversación hago una especie de “encuesta” de todos los aspectos de su vida. Se vuelve un espacio muy terapéutico porque hablar les permite tomar conciencia; muchas veces son ellos mismos quienes, al escucharse, encuentran respuestas o decisiones. Y cuando ya tengo claro todo el contexto, aparece lo que yo siento que es mi mayor don: conectar los puntos.

Ya de ahí sigue el diagnóstico y la terapia, que varía según las necesidades de cada uno. Puede ser acupuntura, sintergética, u otras opciones. También hay fórmulas, que pueden ser de medicamentos convencionales u otro tipo de recomendaciones como meditación”.

¿Cuál es la relevancia de estos modelos alternativos en el contexto actual?

“He visto resultados tan hermosos que siento que vale la pena abrir este camino. Hoy en día, cuando en la medicina convencional a veces se dice ‘eso no se cura’ o ‘no hay nada que hacer’, aplicamos terapias complementarias, alternativas u orientales y, de repente, el paciente puede tener alivio. Y ahí surge la pregunta: ¿cómo así que algo que no podía mejorar empieza a hacerlo?

Aunque el modelo lo hice inicialmente para tener claridad, sinceramente quisiera que fuera algo compartido. Cuento con el apoyo del CES, la universidad donde estudié, y hemos pensado que hoy existe un deseo colectivo por una medicina más sensible y ampliada. Qué maravilloso que, más adelante, puedan existir cursos o diplomados con, no solo para médicos, sino también para pacientes que quieran ser protagonistas de sus procesos de otras formas.

Creo que este modelo puede servirles mucho a colegas que trabajan de manera similar, a estudiantes y, en general, a cualquiera que quiera comprender cómo integrar distintas visiones de la salud. Es un modelo que simplifica y aclara, sin quitarle la profundidad ni la importancia que esta medicina se merece, y muestra su potencial para complementar a las demás”.