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El tránsito a la etapa de aislamiento selectivo y distanciamiento individual responsable —que comienza propiamente mañana en el país— dio sus primeros pinos este fin de semana en el Valle de Aburrá.
La etapa final de reactivación económica, que incluye la suspensión del pico y cédula, la reapertura escalonada de restaurantes, gimnasios, iglesias y centros de eventos se evidenció con cautela en los últimos dos días con un leve repunte en movilización de vehículos y asistencia a locales comerciales con permiso de operación.
Así lo demostraron las mediciones del flujo vehicular entregadas por la Secretaría de Movilidad de Medellín en las que es claro que, a la par de la activación del comercio, aumenta el flujo vehicular. Según la dependencia, durante los meses de cuarentena estricta se presentó una reducción promedio de 60 % en el número de carros circulantes, mientras que con la medida 4/3 (cuatro días de apertura por tres de cierre) esa cifra bajó a 34 %. Con la reanudación paulatina de sectores económicos la disminución llegó a 24 %.
EL COLOMBIANO realizó un recorrido por los accesos viales al Valle de Aburrá y por los restaurantes con permiso de apertura. Esto fue lo que encontramos.
Las vías que incluyeron este viaje desde el Oriente hasta Envigado se vieron solas y despejadas. Según el balance de la Policía de Carretera, no se notó un aumento de ingresos y salidas al departamento desde el viernes 28 de agosto y la movilidad ha permanecido estable.
El sábado, por ejemplo, entraron 26.900 vehículos al departamento y salieron 30.366. “Lo que es poco, porque en períodos normales esa cifra es superada solo con los reportes del Oriente y de la autopista Medellín - Bogotá”, dijo a manera de ejemplo el teniente coronel José Ricardo Archila, Jefe de la Seccional de Tránsito y Transporte de Antioquia.
Esos flujos también se ven reflejados en las vías. Saliendo desde El Carmen de Viboral y pasando por Rionegro se notaron pocos vehículos. Lo mismo pasó en los peajes. En el Túnel de Oriente, uno de los más transitados del departamento, no hay filas ni esperas. “Seguimos sin ver ni el 20 % de los vehículos que se registraban antes”, narró Omaira Marín, jefa de una de las casetas del túnel.
Asimismo, Medellín registró buenas cifras. El general Eliécer Camacho, comandante de la Policía del Valle de Aburrá, valoró una mejora en el comportamiento ciudadano con disminución de alteraciones al orden público y de fiestas clandestinas por las calles de la ciudad.
Mientras la mayoría de los restaurantes en el departamento siguen funcionando solo con domicilios, algunos en el Oriente y en el Valle de Aburrá tuvieron permiso para operar desde el martes de la semana pasada.
A las 12:30 p.m. en el restaurante Asados Doña Rosa, ubicado en Rionegro, comienzan a recibir comensales con ganas de almorzar y de disfrutar del servicio después de cinco meses de comer en casa.
“Llegué a pensar que la gente iba a enloquecer y que iba a venir en manada, pero no ha sido así. Hemos tenido poco flujo pero el suficiente para reactivarnos”, reconoce Rosa Sánchez, propietaria y gerente del lugar.
Paralelamente, en el sector de la Buena Mesa, en Envigado, la marcha habitual se reactiva “con firmeza pero de a poquitos”, según el copropietario de Barbacoa, Juan Fernando Estrada. Cuenta que el martes hubo menos gente de la que esperaban pero que el flujo fue aumentando hasta que sus clientes tuvieron que hacer fila para ingresar en los días siguientes.
Respecto a esa cantidad de personas, el alcalde de Envigado, Braulio Espinosa, afirmó que “no hay problema con que haya mucha gente, siempre y cuando los restaurantes sigan respetando su capacidad y el distanciamiento entre sus mesas. El balance hasta ahora es positivo y alentador”.
Lo mismo ha pasado con Emilia, un restaurante ubicado en el mismo sector que fue el primero en certificarse con las normas Icontec de bioseguridad. “La gente necesita confianza, saber que van a estar bien cuidados, esa es nuestra prioridad y nos ha funcionado”, dice el chef y socio del lugar, Joan Rúa, quien manifiesta que han tenido afluencia desde el principio.
En la Buena Mesa todos parecen estar comprometidos con que la prueba piloto salga bien. Los protocolos se siguen al pie de la letra y los clientes, según manifestaron los restaurantes, están abiertos a realizar todos los procedimientos y a esperar su turno para no sobrepasar la capacidad.
De ese buen funcionamiento dependerá que esos locales y todos los demás que se abrirán en el Valle de Aburrá permanezcan en servicio.
Según Alejandro Arias, secretario de Desarrollo Económico de Medellín, solo en la ciudad operan 6.000 establecimientos de este tipo que podrán funcionar a partir de hoy.
Mientras que en el resto del Área Metropolitana, donde los restaurantes generan alrededor de 90.000 empleos, estos podrán funcionar a partir de mañana.
Ahora solo hay una respuesta ante el temor de volver a cerrar: el autocuidado y el cumplimiento de la norma. Está en manos de todos .