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Creció la angustia con el primer hallazgo

Al ser rescatado el primer cadáver en Amagá, las familias revivieron el drama del comienzo de la tragedia.

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09 de noviembre de 2014
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“Sentí que me iba a dar un ataque cardíaco cuando me informaron que mi papá estaba muerto”, dijo inicialmente, con serenidad, Luzdanelly Muriel Colorado, hija de Luis Arturo Muriel Estrada, uno de los once mineros que aún continúan atrapados en la mina Carbones La Cancha, de la vereda Ferrería, de Amagá, suroeste de Antioquia.

A medida que avanzaba en su relato, a Luzdanelly le cambiaba el timbre de la voz cuando comentó que a su mamá la afectó tanto la noticia del accidente en la mina, que tuvo que ser internada, de urgencia, en el hospital San Fernando, de Amagá. Ella tiene cáncer.

Sin embargo, la voz tomó tono de rabia cuando explicó que necesitó llamar al gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo Valderrama, para que su madre pudiera ser trasladada del hospital del pueblo, a la Clínica León XIII de Medellín, para recibir la atención profesional adecuada.

Comentó Luzdanelly que su padre y su tío, entre los mineros atrapados en La Cancha, eran muy unidos y aseguró que su tío, Carlos Enrique Muriel Estrada, ya había terminado el turno a las 4:00 p.m. de ese 30 de octubre, cuando se acercó a ayudarle a su hermano (su padre), para que él también finalizara sus labores y salieran juntos a descansar.

Las familias de los mineros tienen sentimientos encontrados, más cuando supieron que uno de los cadáveres de sus seres queridos fue recuperado.

Roxana Muriel, prima de Fabio Alberto Muriel Muriel, otro de los atrapados, señaló: “no tenemos la certeza de que el cuerpo hallado la noche del sábado sea el de mi primo, pero poseemos informaciones de que puede ser así”.

El primer hallazgo

Con la voz baja y el tono melancólico, Fernando Restrepo, primo de Yohan Restrepo, también atrapado en La Cancha, dijo despacio por el teléfono móvil: “no sabemos nada, por ahora solo han encontrado un cadáver”.

Fernando se refería al minero localizado en la noche del sábado a 730 metros de la bocamina, tras once días de estar atrapado, pero en las próximas horas la angustia podría ser mayor porque aún no dicen nada de los restantes.

Catalina Gheroghe, gerente de Seguridad y Salvamento Minero de la Agencia Nacional Minera, explicó que el cadáver fue avistado por las autoridades a las 11:45 p.m. del sábado, tras lo cual se activó el protocolo de atención de emergencias para llevar a la víctima a la superficie.

Se evacuó, y en las afueras de la mina se dejó el cuerpo a disposición de las autoridades judiciales que realizaron la diligencia de levantamiento y dispusieron el traslado a Medicina legal de Medellín, que no ha informado su identidad.

Apoyos alimentarios

Mientras las labores de rescate continuaban en busca de más cuerpos, los otros mineros, en especial los que quedaron cesantes tras el cierre de las explotaciones vecinas, recibieron 384 paquetes alimentarios para igual número de familias.

El mercado entregado ayer domingo incluía: atún, azúcar, aceite y lentejas.

En el transcurso de la semana el Gobierno Nacional les entregará suministros de aseo.

Dolor y resignación, fueron los sentimientos que vivieron los familiares de las víctimas al conocer la noticia del rescate de uno de los cadáveres y tras los rumores que circularon durante todo el día de que otros seis habrían sido avistados y pronto serían entregados a sus seres queridos.

Padres, hermanos y allegados se apostaron frente a la fachada de la mina, que parece una casa de dos pisos, dominada en la parte alta por un santuario de la Virgen del Carmen, como hace once días cuando ocurrió la tragedia, con el fin de conocer más detalles de la situación de las difíciles labores de búsqueda.

Rigoberto Muriel, hermano de Dairon Horacio Muriel García, dijo con nostalgia; “no tengo certeza de que hoy (ayer) vayamos a tener noticias desde el profundo socavón, por eso es mejor no hablar para no llorar aquí delante tanta gente”.

Como su hermano, para Rigoberto la extracción de carbón de piedra es la única actividad económica que sabe hacer. “Trabajo en una mina que me da el sustento para mi madre y mi esposa, es muy duro, pero me toca”, dijo. Sin embargo, el dolor y los recuerdos de Dayron Horacio no le permitieron continuar el diálogo.

De Fabio Alberto Muriel Muriel (55 años), de quien se afirmó, aunque las autoridades no lo confirmaban aún al cierre de esta edición, que fue el primer minero rescatado, sus familiares y amigos lo describieron como una persona trabajadora y dedicada al hogar. Era padre de Aura Cristina y Natalia, quien según los mismos mineros fue quien reconoció el cadáver de su progenitor.

Miguel Ángel Atehortúa, minero de la zona, recordó que conoció a Fabio cuando los dos cogían café y caña de azúcar. Él se fue a trabajar a las minas de carbón y “yo busqué otras alternativas. Ahora me dedico al corte de la caña, que también se produce en esta zona del suroeste”.

Aseveró Miguel que no volvería a ser minero, porque es muy peligroso. Además contó “que cuando trabajaba en una carbonera de la llamada Cueca del Sinifaná, esta se inundó y me salvé de milagro”.

Medidas

El alcalde de Amagá, Juan Carlos Amaya Cano, reiteró que fueron 18 minas cerradas en la vereda La Ferrería y 1.900 personas subsisten de la explotación carbonera.

Recordó también que los patrones deben cumplir con las obligaciones laborales de sus trabajadores.

Carlos Aristizábal, director del Departamento Administrativo para la Gestión del Riesgo, Dapard, explicó que continúan las tareas de rescate por parte del personal de Salvamento Minero.

Anoche seguían las labores de drenado de agua y las acciones con el fin de garantizar las condiciones ambientales en el interior de la mina.

Ramón Álvarez, trabajador de La Cancha, contó que la bocamina y parte del túnel tienen un metro de altura y mil metros de distancia en la profundo de la tierra, pero “es segura”.

“La situación se presentó porque una mina de carbón es impredecible y tiene muchos riesgos, caminar por el trayecto de la bocamina al socavón pude demorar 20 minutos. Las condiciones de acceso no son fáciles pues los trabajadores deben ingresar al sitio donde se lleva a cabo la explotación, agachados por lo estrecho del camino”.

Aunque es complicado el tránsito por estos espacios, con el tiempo, a pesar de la experiencia de estos mineros, no se hace más fácil, pero sí cogen mucha agilidad para realizar sus trabajos.

Ramón inicia normalmente su turno a las 7.00 de la mañana y puede concluirlo entre las 2:00 o 5:00 de la tarde, y por su experiencia de más de 20 años, puede extraer de la entraña de la tierra unos ocho coches al día.

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