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La misteriosa desaparición de la escultura del edificio Mónaco

La obra desaparecida, creación del artista Rodrigo Arenas Betancourt, fue arrancada de la fachada del edificio. Esta es su historia.

  • La misteriosa desaparición de la escultura del edificio Mónaco
  • La obra de arte, fundida en bronce, estuvo colgada desde 1986 en la pared de la entrada del inmueble que fue propiedad de Pablo Escobar. Desde el mes pasado, cuando EL COLOMBIANO visitó la edificación, había sido arrancada, dejando solo las huellas del óxido metálico. Fotos: Robinson Sáenz Vargas y Jaime Pérez
    La obra de arte, fundida en bronce, estuvo colgada desde 1986 en la pared de la entrada del inmueble que fue propiedad de Pablo Escobar. Desde el mes pasado, cuando EL COLOMBIANO visitó la edificación, había sido arrancada, dejando solo las huellas del óxido metálico. Fotos: Robinson Sáenz Vargas y Jaime Pérez
¿Dónde está la escultura que lucía el Mónaco?
19 de noviembre de 2018
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Infográfico

Que lo tumben y arranquen hasta los cimientos, piden los vecinos del edificio Mónaco, en Medellín, desde mayo del año pasado. Darío Moreno, uno de ellos, dijo que estaba dispuesto a agarrar un mazo para ayudar a derribarlo y luego, parado sobre los escombros, tomarse una foto en las ruinas. Pero eso sí, que no tocaran la escultura del maestro Rodrigo Arenas Betancourt.

La obra de arte, fundida en bronce, estuvo colgada desde 1986 en la pared de la entrada del inmueble que fue propiedad de Pablo Escobar. Se mantuvo intacta, tal como lo pidió la comunidad, pero su paradero hoy es incierto porque al menos desde el mes pasado, cuando EL COLOMBIANO visitó la edificación, había sido arrancada, dejando solo las huellas del óxido metálico.

Ni María Elena Quintero, su tercera y última esposa, ni Rodrigo Arenas Quintero, su hijo, saben dónde quedó la escultura. Tampoco el secretario privado de la Alcaldía de Medellín, Manuel Villa Mejía, quien está a cargo del proceso para lo que hasta ahora parece un hecho inminente, la demolición del Mónaco en febrero de 2019.

Lo que sí adelantó el funcionario es que como la Policía ostenta la propiedad de este edificio, dentro de las condiciones que presentó para intercambiar este inmueble con otros del Municipio, estaba la de quedarse con la obra. ¿Para qué? Por este lado no supimos la razón.

¿Cómo llegó allí?

Popularmente es conocida con el nombre de “La Familia”, pero el proyecto inicial, como está documentado en un libro que recopila las principales obras del maestro hasta 1996, es conocido como “La Nueva Vida”.

En 1984 comenzó a fundirse en bronce, pero ocho años atrás nació la maqueta original que reposa todavía entre los bienes de la familia Arenas. En este modelo la escultura descansa sobre un pedestal, como la mayoría de las obras del artista, y fue presentado a la Alcaldía de Fredonia para engalanar el parque principal de este que fue su pueblo natal, pero nunca se concretó nada.

Los recuerdos de María Elena traen a su mente reuniones con una firma llamada Costa Azul, en las que encargó al maestro una escultura para cumplir con el acuerdo municipal número 36 de 1982 y su reglamentario, el 179 de 1983, que obligaban adecuar obras de arte en las nuevas edificaciones.

Por este motivo la capital antioqueña se llenó de esculturas. Según Rodrigo Arenas (hijo), solo hasta 1994, cuando se derogaron los acuerdos antes mencionados, en la ciudad se levantaron 300.

El dato lo confirma el libro Arte Público en Medellín (2010), de la Alcaldía, el cual indica que bajo la norma surgían 28 monumentos al año y tras la derogatoria solo 10.

Volviendo al encargo del Mónaco, sobre quiénes vivirían en el edificio, la familia no supo mucho, el contrato fue directo con los encargados de construirlo. La viuda del artista dijo que su esposo vio la oportunidad para sacar a la luz algo que, con la fallida propuesta para Fredonia, se había quedado en el tintero.

Lástima que desapareció la sensación tridimensional de las que gozan las obras de Arenas, como el Hombre Creador de Energía (fuente en la plazoleta de la Universidad de Antioquia) o los Lanceros del Pantano de Vargas (en Paipa, Boyacá), porque la del Mónaco, al quedar colgada en una pared, en parte perdió su encanto, según María Elena.

El significado de la obra fue sintetizado por el historiador Carlos Andrés Zuluaga, quien describió a “La Nueva Vida” como la representación de una familia: el padre, en la base, sostiene con sus brazos a la madre, quien a su vez es coronada por un bebé alado.

Aunque quizás se quiera ocultar la relación del artista con Pablo Escobar, para Zuluaga hubo intención en el extinto capo a la hora de escoger esa obra en específico. En su concepto, el narcotraficante quería reflejar el estrecho vínculo con su familia, sobre el cual construyó su emporio, y por eso seleccionó la maqueta de la escultura que ya existía.

Solo poco antes de ser ubicada en el edificio, reconoció María Elena, el maestro Arenas tuvo contacto con María Victoria Henao, viuda de Escobar, pero de por medio había un contrato que el artista se limitó a cumplir.

En 1986, Arenas dio por cumplida su obligación y se desentendió de la escultura cuando quedó colgada en el Mónaco. Sin embargo, reveló María Elena, volvían a acordarse de ella con el temor de que hubiera quedado hecha trizas en el atentado al edificio de 1988 y otros seis entre 1998 y el 2002.

La escultura desaparecida

Con el inmueble deshabitado, o usado algunos años como sede de la Policía, la Fiscalía o como centro de rehabilitación, fueron pocos los que observaron la escultura.

Este año, cuando fue arrancada sin tener certeza del momento exacto en que se hizo, la familia Arenas comenzó a escuchar versiones en la calle del posible destino de la obra.

Que se la robaron, que la vendieron, que la estaban duplicando para venderla fuera del país, que un general de la Policía la había guardado en su casa. Para el hijo del maestro, los rumores crecen como la espuma pues no hay una respuesta precisa cuando preguntan: ¿a dónde se la llevaron?

Y sí que indagaron, hasta que por fin en la Secretaría de Cultura de Medellín, según María Elena, les dieron un mensaje esperanzador: la escultura estaba en manos de la Policía, en buenas condiciones, y las teorías que circulaban en las calles no eran más que mentiras.

Eso es lo que quiere creer la viuda de Arenas, quien solo espera que la institución defina si la quiere ubicar en una de sus sedes, si la van a donar para instalarla en el nuevo espacio público que remplazará al Mónaco.

Como el año entrante, exactamente el 23 de octubre, se cumplen 100 años del natalicio del artista antioqueño, María Elena y Rodrigo (hijo) quieren que al menos para esa fecha la escultura ya esté en algún lugar abierto al público para celebrar el centenario.

EL COLOMBIANO transmitió la pregunta de la familia a la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, que quizás también se la harán los interesados en el arte de la ciudad o en la obra de Arenas: ¿Dónde está? ¿Qué piensan hacer con ella? La respuesta, que solo ubica espacialmente a la obra, no despeja mayores dudas.

“Fue trasladada a instalaciones policiales en Bogotá con el fin de brindarle los cuidados y la custodia necesaria para este tipo de elementos. Al momento no se precisa que utilidad se le dará. De igual manera indicarle que una vez se tenga conocimiento donde será ubicada, de manera oportuna les estaremos informando”, contestó la institución.

No le faltan interesados

En Fredonia quieren que la escultura vuelva al pueblo natal del artista. El alcalde Mauricio Toro dijo que incluso desde 2016 sueñan con colgarla en la fachada del palacio municipal.

El mandatario dijo que están en deuda porque a pesar de ser el lugar donde nació, en la localidad no hay una escultura de grandes proporciones como las que hay en Medellín o en otros lugares de Colombia.

Al mismo tiempo, el exconcejal Duván Cortés ha venido impulsando una campaña para que la obra llegue a Fredonia. Incluso en la plataforma Change.org consiguió más de 500 firmas que respaldan su pedido.

Por su parte, a Rodrigo (hijo) le parece que el mejor lugar para llevarla sería la casa museo del escultor, que fue su última morada y está ubicada en el municipio de Caldas, sur del Valle de Aburrá, tal como lo habría pedido su padre.

Que con “La Nueva Vida” no pase como con otra escultura de Arenas que se esfumó. A 240 kilómetros de Medellín, en la Posada Alemana, en Quindío, construida por el narco Carlos Lehder, se robaron en 2003 un John Lennon esculpido desnudo, como homenaje tras su asesinato en 1980. De esta no quedó rastro.

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