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En Amagá la necesidad duele como la tragedia

Al cierre de esta nota habían sido recuperados tres cadáveres de mineros atrapados en la mina La Cancha. La gente no deja de pensar en su futuro.

  • Momento en que funcionarios de la Sijín montan en un vehículo de la Policía uno de los dos cadáveres de los mineros que fueron hallados ayer en la mina La Cancha, de la vereda La Ferrería, en el municipio de Amagá. Anoche aún era incierta la suerte de otros 9 mineros. FOTO manuel saldarriaga-enviado especial amagá
    Momento en que funcionarios de la Sijín montan en un vehículo de la Policía uno de los dos cadáveres de los mineros que fueron hallados ayer en la mina La Cancha, de la vereda La Ferrería, en el municipio de Amagá. Anoche aún era incierta la suerte de otros 9 mineros. FOTO manuel saldarriaga-enviado especial amagá
10 de noviembre de 2014
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Los familiares de los 12 mineros atrapados en el socavón de la mina La Cancha, de la vereda La Ferrería de Amagá, dieron ayer dos lecciones de solidaridad en medio de su dolor: la primera, fue la decisión de organizar un entierro colectivo, cuando sea recuperado el último de los cuerpos de sus seres queridos. Y, la segunda, es que también como colectivo empiezan a proponerles a los distintos niveles de gobierno alternativas para que la extracción del carbón siga siendo la fuente vital de sus ingresos.

“Somos una familia y una sola comunidad. Los parientes de los 12 mineros no quieren entierros aislados. Al Alcalde de Amagá se le hizo esa propuesta, y él aceptó, pero con la condición de que todos estén de acuerdo en que no habrá honras fúnebres hasta que no se rescate a la última víctima”.

Así lo manifestó a El Colombiano Bayron Castrillón, integrante de la mesa minera y miembro de Asomicsi, que reúne, según afirma su colega Rodolfo Bolívar, a unos 4.000 productores de la cuenca del Sinifaná, formada por las localidades de Amagá, Angelópolis, Fredonia, Titiribí y Venecia.

Otros hallazgos

La recuperación de los mineros sigue siendo compleja. Tras identificar a Fabio Alberto Muriel, de 52 años (hallado el sábado), ayer, a una profundidad de 700 metros, los rescatistas lograron encontrar dos cuerpos sin vida, que luego de una penosa maniobra fueron llevados a la boca de la mina, en donde personal de la Sijín procedió a la toma de las huellas dactilares para su identificación. La noticia sacudió a los familiares de los mineros que aún esperan un milagro.

Sergio, un joven que tiene adentro de la mina a su papá, Luis Arturo, y a su tío Carlos Enrique, dudó en si cruzaba la cinta amarilla de seguridad, para tratar de ver de cerca los cuerpos de los mineros que iban a ser montados en un carro de la Sijín que los transportaría para su identificación plena en Medicina Legal, en Medellín. Hasta ese momento el rostro de los familiares era una mezcla de incertidumbre y esperanza. Sin embargo, cuando los especialistas de la Sijín montaron al vehículo las dos bolsas blancas, cerradas, con los cuerpos sin vida de dos mineros, la gente aterrizó a una cruda realidad que los hizo estallar en llanto.

Don Horacio, quien tiene a su hijo Dayron atrapado en la mina, no aguantó más el dolor que acumula desde el 30 de octubre, cuando ocurrió la tragedia, y su cuerpo cansado se fue doblegando. Fue atendido por vecinos y amigos.

Los rescatistas confían en que, muy pronto, tendrán contacto con los cuerpos de los otros 9 mineros. Jafed Naranjo Guarín, ingeniero geólogo del Departamento de la Gestión del Riesgo y Atención de Desastres (Dapard), le dijo a El Colombiano que las maniobras dentro de la mina son complejas. Primero, porque a 700 metros de profundidad la mina es muy baja, y solo permite el trabajo, manual, de una escuadra de cuatro personas. Y porque si bien el agua ha bajado de nivel, ahora los enemigos contra los que se lucha son lodo, roca y fragmentos de carbón y de madera.

¿Y el futuro?

Bayron Castrillón y Rodolfo Bolívar, en representación de los dueños de minas, los mineros y sus familias, reconocen que la tragedia es muy dolorosa, pero sacan fuerzas para pensar en el futuro.

“Somos conscientes de que cuando entramos a las minas nuestras vidas corren peligro. Pero, qué hacemos, si a nosotros lo que nos tocó aquí es el carbón”. De ahí su petición al Gobierno para que les ayude a reubicar en sitios geológicamente más seguros a los productores ilegales. Dicen que si algo se hizo en Boyacá, ¿por qué no se podría hacer lo mismo en Amagá?.

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mineros aún permanecen atrapados en la mina La Cancha, de la vereda La Ferrería, de Amagá.

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