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Aunque hay una tendencia a la disminución del tráfico de fauna silvestre en Semana Santa, en Antioquia se mantiene la costumbre de capturar algunas especies para consumo humano, como las tortugas icoteas y el cangrejo azul, lo que no deja de preocupar a las autoridades ambientales que velan por la protección del ecosistema.
Según el reporte del Ciffa -Comité Interinstitucional de Fauna y Flora de Antioquia-, que articula la gestión en la lucha contra el flagelo del tráfico de especies silvestres, en todo el departamento se incautaron 500 individuos de diversos grupos de animales, un número igual al del año pasado, pero que evidencia que el mensaje ecologista y de respeto por la naturaleza ha ido calando en los ciudadanos.
“El año pasado, en 60 operativos de control, se decomisaron 500 individuos y este año se incautó la misma cantidad, pero en 104 operativos, lo que permite deducir que hay disminución del tráfico”, señala Myriam Ceballos Marín, secretaria técnica del Ciffa, ente que es coordinado desde la Secretaría del Medio Ambiente de la Gobernación.
En su criterio, el mensaje de respeto hacia los ecosistemas y la fauna y flora amenazadas ha calado en la gente, fruto de la unión de las instituciones y los mayores controles, con apoyo de la Policía.
“En el uso de la palma de cera y la palma táparo, especies amenazadas, se logró promover que en vez de usar esta planta, los feligreses utilizaran plantas ornamentales en las procesiones”, recalca.
En total, se repartieron 20.000 plantulas ornamentales en todo el departamento contra 7.000 que se distribuyeron en 2016, según el Ciffa.
Ana María Ceballos, médica veterinaria y coordinadora del Hogar de Paso de Corpourabá, que ejerce la autoridad ambiental en la región bananera, precisa que en su jurisdicción, en los operativos de control, se logró el decomiso de 35 cangrejos azules en el corregimiento El Totumo, de Necoclí, un hecho que sembró preocupación.
“Esta especie fue catalogada en la categoría de vulnerabilidad por la Unión Internacional de Conservación de Naturaleza (UICN) en 2014 y pese a esto y las campañas, la gente la sigue capturando para consumo en la Semana Santa”, denuncia Ceballos.
Aunque la campaña de respeto allí inició desde marzo en terminales de buses, plazas de mercado y colegios, la práctica del tráfico de fauna no cesa. En total, Corpourabá incautó 134 individuos, incluyendo los 35 cangrejos azules, 20 tortugas icoteas y 10 del grupo Psipacidos (pericos, loros y guacamayas), entre otros.
Cornare, que envió su reporte directamente al Ciffa, subraya que si bien el tráfico de especies no para, pues es un delito difícil de combatir, es notable que cada vez hay más conciencia del respeto a los recursos naturales.
“Se notó un menor uso de la palma de cera en las procesiones, los ciudadanos utilizaron otras especies no amenazadas”, señaló Javier Cardona, biólogo del Grupo de Bosques y Biodiversidad de Cornare.
Corantioquia, cuyos reportes están incluidos en el balance del Ciffa y tiene jurisdicción en 80 municipios, informó del decomiso, en Puerto Berrío, de dos loros barbiamarillos, que están en readaptación para ser liberados en una zona apta para su subsistencia.