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Granja comunitaria de San Cristóbal ya da frutos

Este lugar para la resocialización de habitantes de calle ha recibido 164 personas.

  • En Medellín hay 2.960 habitantes de calle. La mayoría de ellos se encuentran en esta condición debido al consumo de sustancias sicoactivas, o por voluntad propia. FOTO manuela montes
    En Medellín hay 2.960 habitantes de calle. La mayoría de ellos se encuentran en esta condición debido al consumo de sustancias sicoactivas, o por voluntad propia. FOTO manuela montes
12 de abril de 2017
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Un año de funcionamiento cumplió la granja Somos Gente, en el corregimiento San Cristóbal, de Medellín, cuya misión consiste en resocializar a los habitantes de calle de la ciudad mediante prácticas agropecuarias. Desde abril de 2016 hasta le fecha, 164 personas se han beneficiado de este proyecto piloto de la Alcaldía.

La granja comunitaria está enfocada en atender a una población entre los 18 y los 35 años, tiene cupo para 50 personas y, aa quéctualmente, está totalmente copada.

El tiempo calculado para el proceso de resocialización está entre los cuatro y seis meses y, para lograr este objetivo, hay un equipo de 21 profesionales, entre psicólogos, trabajadores sociales y otros, que acompañan a la población que llega voluntariamente a este espacio para reestructurar su proyecto de vida.

“La granja tiene una modalidad de puertas abiertas. No se obliga a nadie a estar en ella, en cualquier momento se retira el que quiere. Nuestro reto, que lo estamos cumpliendo, es demostrar que es posible resocializar a a este sector de la población, que no son desechables, ni ciudadanos de quinta, son personas”, explicó Luis Bernardo Vélez, secretario de Inclusión Social de Medellín.

Primer año

De las 164 personas que iniciaron el proceso, 64 jóvenes ya han lograron restablecer los lazos con sus familiares y retomaron sus vínculos laborales.

Juan David Montoya ha sido uno de los líderes de esta iniciativa desde su comienzo. En este momento se desempeña como coordinador de la granja y afirmó que los logros obtenidos hasta el momento superaron las expectativas iniciales.

“Al trabajar con una población tan joven, nuestros temores eran cómo iban a ser las relaciones interpersonales, la frustración y las ansiedades, porque el proceso de dejar una adicción es bastante complejo”, confesó Montoya.

La deserción, por ejemplo, que era otro de los problemas que se podía presentar en grandes proporciones, ha sido baja. Según Montoya, 30 de las 164 personas que han pasado por la granja abandonaron el proceso.

Además, el secretario Vélez manifestó que varios de los usuarios de la granja estudian a través de los cupos de cobertura de la Secretaría de Educación, en diferentes instituciones de la ciudad.

“Muchos de quienes llegaron no tenían título de bachiller y, gracias al programa, hemos graduado 20 jóvenes”, destacó el secretario.

Después de terminar el proceso, tiempo en el cual cada persona construye su proyecto de vida, Vélez resaltó que son fundamentales las alianzas con diversas entidades que abren sus puertas para recibir a la población resocializada de la granja.

“Desde este lugar, hemos logrado que varias personas se vinculen laboralmente con Emvarias, por ejemplo, y actualmente estamos llegando a un acuerdo con los floricultores del Oriente antioqueño para trabajar de la mano con ellos”, expresó Vélez.

No obstante, como el enfoque de resocialización de la granja es agropecuario, según el coordinador Montoya, el aliado más importante es Agroindustria La Hondura, dedicada al cultivo de frutas en el municipio de Betulia.

“Hasta ahora se han vinculado 10 jóvenes y están en proceso otros cuatro para vincularse a esta empresa como operadores de campo”, detalló Montoya.

El ambiente

“Aunque es un espacio con las puertas abiertas, no todos los que llegan permanecen en la granja, varios han sido remitidos a otros programas de la Alcaldía o han sido expulsados por irrespetar el manual de convivencia”, señaló Montoya.

Bajo normas básicas de respeto al otro, la granja funciona para potenciar el autoestima de los jóvenes que llegan en tres aspectos: disciplina, autorealización y control personal.

Según el coordinador, el trabajo de la parte humana resulta fundamental para complementar las labores agropecuarias y, de esta manera, resocializar integralmente a cada persona.

“Lo más gratificante, y la prueba de que este proyecto funciona, es que quienes pasaron por la granja siguen viendo el lugar como referente en sus vidas. Nos llaman y sus familias viven muy agradecidas”, concluye Montoya.

Se tiene previsto que en mayo entre en funcionamiento una segunda granja comunitaria para habitantes de calle de la ciudad, que centrará su atención en adultos y personas mayores.

50
cupos para habitantes de calle tiene la granja comunitaria Somos Gente.

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