viernes
7 y 9
7 y 9
El primer semestre de 2020 cerró con una reducción significativa en los homicidios en Medellín y los otros nueve municipios que conforman el Valle de Aburrá. Los reportes de la Policía Metropolitana dan cuenta de que entre el 1 de enero y el 25 de junio de este año, en la región se documentaron 299 homicidios, lo que significa una reducción del 41 % frente al mismo período de 2019, cuando hubo 511 asesinatos (ver gráfico al final).
El coronel Ómar Rodríguez, subcomandante de la Policía Metropolitana, le atribuyó esos resultados a dos estrategias adoptadas desde el comienzo del año: el pago de recompensas y el ataque focalizado a la presencia criminal con operaciones intensivas.
“Tenemos más de 200 vidas salvadas. Ha sido muy efectiva la estrategia de ofrecer recompensas por información que permita la captura y judicialización de los homicidas. En Medellín con la Secretaría de Seguridad y en el Aburrá con los alcaldes de municipios vecinos, hemos entregado $212 millones en recompensas”, explicó.
Agregó que eso, sumado a operativos puntuales en zonas con conflictos activos como Bello y Castilla (comuna 5 de Medellín), ha permitido una eficiencia del 23 % en las labores de investigación criminal.
Pero algunos analistas también consideran que hay factores externos que contribuyen al resultado. Jorge Iván Avendaño, jefe del programa de Investigación Criminal de la Universidad de Medellín, explicó que un factor que alteró las dinámicas sociales -y por supuesto criminales- de la región fue la cuarentena.
“Las restricciones en la movilidad también afectaron a la criminalidad y facilitaron el control policial. La teoría del crimen nos dice que para asesinar se necesita estar camuflado entre la gente, evadir la acción de la autoridad a través de una especie de mimetismo que en el confinamiento no se puede desarrollar porque hay menos gente en la calle y después de ciertas horas las calles se quedan solas. Si alguien comete un crimen en esas condiciones sería el único sospechoso y podría ser fácilmente detectado”, señaló.
La consecuencia del aislamiento preventivo obligatorio, refirió el docente, también se ve en la mutación de otras rentas delictivas como el tráfico de drogas que ahora depende en gran medida de las entregas a domicilio, y las extorsiones.
Pero Fernando Quijano, investigador de la Ong Corpades y experto en conflicto urbano, señala que hay un tercer elemento en juego: el supuesto pacto suscrito por bandas criminales del Valle de Aburrá en mayo del año pasado, para poner fin al enfrentamiento entre dos alas de “la Oficina”.
“El crimen no ha estado en cuarentena. Ellos han restringido algunas actividades como el cobro de vacunas en el Centro, pero es porque los almacenes cerraron. Recordemos que las autoridades han reconocido la existencia de ese pacto entre ilegales, que le puso fin a un alza indiscriminada de homicidios que ocurrió en el primer semestre del año pasado.
Los analistas consultados coincidieron en señalar que es probable que por las dinámicas propias de la cuarentena, la tendencia a la baja en los homicidios se mantenga este resto de año.
Radiografía del delito
Medellín sigue siendo el municipio con los mayores índices de muertes violentas. Hasta el 25 de junio se registraron 177 homicidios, lo que da cuenta de una disminución del 48 % frente al mismo periodo de 2019, cuando hubo 342 asesinatos.
El Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia de Medellín, Sisc, atribuye 93 de esos homicidios al enfrentamiento de grupos delincuenciales organizados GDO (en 2019 fueron 187), y 16 casos los asocia a hurtos. Hay 15 homicidios atribuidos a problemas de convivencia, ocho a violencia contra las mujeres y cuatro a violencia intrafamiliar. 41 casos aún no se han podido categorizar.
Solo en dos comunas y un corregimiento de Medellín hay aumentos en el indicador de asesinatos: Santa Cruz (comuna 2) pasó de 6 homicidios a 8, Buenos Aires (comuna 9) pasó de 7 a 9 y el corregimiento de Santa Elena pasó de 3 a 4.
En El Poblado (comuna 14) no se registraron homicidios en ese lapso de tiempo, lo que significa una reducción del 100 % frente a los cinco casos de 2019.
En La América se pasó de 26 homicidios a uno solo (reducción del 96 %), en Laureles de 13 a 2 casos (-85 %), en Altavista de 26 a 6 (-77 %), en Guayabal de 16 a 3 (-81 %) y en el Centro el indicador pasó de 52 a 30 homicidios, lo que supone un descenso de 42 %.
El general Eliécer Camacho, comandante de la Policía Metropolitana, destacó los buenos resultados y señaló que en lo que va del año se han hecho efectivas 110 capturas por homicidio o tentaviva de homicidio, se enviaron a prisión siete cabecillas de estructuras criminales y se decomisaron 1.300 armas.