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Un grupo de 17 jóvenes de las comunas de Medellín, que estaban en alto riesgo de ser reclutados por combos barriales o de caer en el consumo de drogas, se acaban de graduar como personas capacitadas para desarrollar proyectos de impacto social.
Los muchachos, de entre 14 y 17 años, hicieron parte del proyecto Líderes ConSentido, un programa de la Fundación Bancolombia, el Club Rotario Nuevo Medellín y la Secretaría de Seguridad de la Alcaldía de Medellín.
Carmenza Henao Tisnes, vicepresidenta de Auditoría Interna de Bancolombia, destaca que si bien se debe perseguir a los que delinquen, también hay que evitar que los jóvenes destruyan sus vidas tomando caminos equivocados.
“Estos muchachos residen en las comunas más conflictivas y están en las edades más vulnerables para la toma de decisiones, y muchas veces carecen de elementos de juicio, valores y herramientas para decidir”, apunta Carmenza.
Explica que la palabra ConSentido tiene dos connotaciones: una es que los muchachos les den sentido a sus vidas y que crean en ellos y en sus capacidades. Y la otra es que se sientan consentidos, que tienen un acompañamiento y que no están solos.
Y es que quienes participan del proyecto son conscientes de que la tarea de acabar con la delincuencia se haría interminable si no se abordara la prevención.
El programa de formarlos en liderazgo se desarrolló en 12 sesiones durante nueve meses, con charlas sobre trabajo en equipo, autoestima, compromiso y responsabilidades.
Para graduarse se dividieron en cinco grupos, cada uno presentó un proyecto de intervención en su comunidad (ver recuadro) y al final se les dio, como premio, un viaje a Bogotá. Varios montaron por primera vez en avión.
Un ejemplo de liderazgo lo ejerce Brayton Restrepo, bachiller (17 años) del barrio Santo Domingo, quien ideó como proyecto recuperar el parque del sector El Compromiso.
“Al iniciar el curso no pensé que iba a proyectarme a la comunidad, y es lo que estoy haciendo ahora; me siento orgulloso”, afirma Brayton, que aspira seguir estudios universitarios con ayuda de la Alcaldía y sus programas de becas.
Otro ejemplo lo da Santiago Restrepo, del barrio Villa Hermosa, quien trabaja en programas de prevención de la drogadicción con los padres de los jóvenes en riesgo: “el enfoque es evitar ese primer consumo entre los jóvenes; ya estamos recorriendo el barrio y hemos tenido receptividad”, cuenta Santiago, que también consumió aucinógenos y logró superar el problema. Dice que aprendió que tenía capacidad de liderazgo social.
Juan de Dios Graciano, asesor del proyecto de Reintegración Sostenible para la Paz de la Secretaría de Seguridad y Convivencia, destaca que este programa prueba que es posible que los jóvenes salgan adelante y tejan proyectos de vida. La clave, dice, es la intervención formativa.
“En Medellín, los jóvenes están inmersos en ambientes en los que resultan involucrados en los conflictos; por eso hay que fortalecer los procesos de formación para la paz”.
Mientras estos jóvenes ejecutan sus proyectos, se alista otra etapa del proyecto. El trabajo por la paz no puede parar, es la consigna.