El pequeño “Sebas” tenía solo un día con su nueva cometa. Nadie podía imaginar que ocurriría un fatal accidente. Este miércoles lo entierran con ella en el cofre.
Juan Sebastián Fuentes Usma tenía 6 años de edad. Era único hijo, único nieto y único sobrino. Era todo en ese hogar.
El fatal accidente ocurrió el pasado lunes a las 4:30 de la tarde en la calle 81B con carrera 31, en el sector Brisas de Jardín, en Manrique.
La casa en la que vivía el pequeño está ubicada a unos 200 metros del edificio de cinco pisos, que está abandonado, del que cayó.
Al parecer, el niño, que cursaba primero, estaba volando la cometa y empezó a caminar de espaldas tratando de que cogiera más altura, sin darse cuenta de que estaba muy al borde del edificio.
No sabían que estaba allá
Un pariente de Juan Sebastián aseguró que por lo general no dejaban que el niño saliera, que las cometas las volaba en la terraza de la casa, que sí tiene muro.
“Era la primera vez que él iba para allá. ‘Sebas’ estaba acá y vino un compañerito de estudios a preguntar si podía jugar con él. Pasó y estaban jugando en la terraza de la casa”, contó el hombre, visiblemente afectado.
“Sentí que abrieron la puerta -la casa tiene una entrada principal y una puerta trasera-, me asomé al balcón y vi que se habían salido. Los regañé y les dije que se metieran a la casa y muertos de risa se devolvieron a la entrada”, relató.
El hombre pensó que los niños habían entrado o habían pedido permiso para jugar en una manga ubicada a menos de una cuadra.
La próxima vez que volvieron a saber de Juan Sebastián fue unos 15 minutos después, cuando tocó a la puerta la abuela del compañerito que había ido a buscarlo.
“Dijo que Sebastián se había aporreado. La mamá del niño salió corriendo a mirar. Se encontraron con el compañerito, que repitió que ‘Sebas’ se había aporreado. Como ella no lo veía, le preguntó que dónde estaba y fue ahí cuando le dijo que en el edificio. Ella empezó a caminar hacia allá y lo encontró en el suelo”, dijo el pariente.
A “Sebas” lo cargaron en brazos y lo llevaron en taxi a la Unidad Intermedia de Manrique. En el camino le dieron respiración boca a boca. No hubo nada qué hacer. Llegó sin vida.
El día que ocurrió el fatal accidente la abuela, un tío y la madre del pequeño -que normalmente hubiera estado en el trabajo pero que por estos días está de vacaciones laborales- estaban en casa.
Piden el cierre
Vecinos del sector lamentaron lo ocurrido y denunciaron que el edificio quedó abandonado desde hace más de un año. Desconocen si se trata de una estructura que pertenece al Estado o si es propiedad de un particular.
“Más bien pasó mucho tiempo sin que ocurriera una desgracia. Es que ese edificio no lo podían dejar así”, dijo un habitante del sector.
“Eso debería estar cerrado. Ahora no hay ‘pelaos’ ahí porque se murió el niño porque, si no, allá estarían elevando cometas”, dijo otro.
En efecto, ayer en la mañana, en el barrio, no había ni un solo niño volando cometas. Mientras, en la casa de “Sebas”, que el 11 de septiembre hubiera cumplido 7 años, todo era llanto.
Cada vez que su abuela materna atendía el teléfono se deshacía en lágrimas. “Esa era la razón de vivir de mi hija”, dijo la señora. En la sala, los ojos radiantes del niño, en una fotografía en la que, muy pequeñito, figura vestido de traje, junto a sus padres.