Intolerancia. Crueldad. Las dos palabras retumban aún en la cabeza de Catalina Murillo. A ella, el jueves pasado en la vereda Piedras Blancas, de Guarne, le mataron a Nico, Romeo y Blanquita, sus consentidos, sus perros adorados.
El acto, criminal —como ella lo llama— se repite en Antioquia, a pesar de que el maltrato animal es considerado un delito y el nuevo Código de Policía, incluso, estipula multas contra quienes lo cometan.
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Tras la denuncia del hecho, que fue viral, las autoridades prometieron una investigación para dar con los responsables y sentar un precedente en la judicialización por el envenenamiento.
“Pagaremos una necropsia para dictaminar cómo fueron envenenadas nuestras mascotas y una cuadrilla de Policía Ambiental iniciará la investigación”, dijo Murillo.
Solidaridad y rechazo
Las voces de solidaridad para Catalina Murillo se hicieron evidentes luego de denunciar la manera como fueron envenenados sus tres perros de razas Golden retriever, Beagle y criollo.
“No hay derecho a que sigan sucediendo estás atrocidades. Falta mano dura para los cobardes que cometen estos crímenes”, dijo la ciudadana, María Cecilia Correa.
En ese sentido, Murillo hizo un llamado a la tolerancia, y agregó que si existe incomodidad de un vecino por los sonidos o acciones del perro de otra persona, que se utilicen las vías del diálogo o la misma autoridad para dirimir los conflictos.
“Que la gente sepa que hay un Código, una autoridad y que si toman esas decisiones van a tener problemas con la ley”, anotó.
Estrategia de delincuentes
Una de las hipótesis que Murillo tiene sobre el envenenamiento de sus perros, y que se la han comentado algunos vecinos, es la de una estrategia de delincuentes de la zona para matarlos y poder robar en las fincas con facilidad.
Juan Lozada, quien vivió en la misma zona donde fueron envenenados los perros de Murillo, corroboró esa versión y comentó que allí le sucedió algo similar con su mascota.
“A mí ya me pasó cuando vivía en Santa Elena. De dos perros uno quedó vivo de milagro, y la razón era una sola: paracos y bandidos de combos de las comunas más cercanas patrullando por todas las veredas. Los perros son un problema para ellos y una alerta para los residentes. El problema es más de fondo”, enfatizó . n
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